El yo como un “meme”
“Un meme, en las teorías sobre la difusión cultural, es la unidad teórica de información cultural1 transmisible de un individuo a otro, o de una mente a otra, o de una generación a la siguiente. Es un neologismo acuñado por Richard Dawkins en El gen egoísta (The Selfish Gene), por la semejanza fonética con «gene» —gen en idioma inglés— y para señalar la similitud con «memoria» y «mimesis».”
de Wikipedia
Según la artista Mena González: “ Yolo está basado en este concepto: una idea, comportamiento, o estilo que se propaga de persona a persona en una sociedad. Un meme de internet tiene el mismo concepto, pero se propaga en las redes sociales. Durante mi proceso artístico, colecté muchas publicaciones y perfiles para poder replicar y rehacer estas características sociales. Usando estos personajes, formé una narrativa colectiva y la misma obra se convierte en esto”.
Lo primero que observo en el título -reconozco que lo asumo como una interpretación personal…por lo tanto el equívoco es posible- es el juego de la propia palabra si partimos del concepto de repetición o de alternancia. “Yo” y “lo”. Lo “yo” asumo que el juego funciona en la lengua que escribo y no en la que se ha formado o, posiblemente, habla la artista, el inglés. O el juego enunciativo de “Yo…lo” . Yolo haría así. Yolo hago así. Yolo entiendo así. Yolo resuelvo así. Yolo explicaría así.
Yolo es como una celda divertida donde uno está castigado a verse a sí mismo – la pantalla digital parece un espejo donde se reflejan las imágenes de un pensamiento humano de alguien nacido con el Nintendo bajo el brazo . La repetición de los gestos corporales de varios jóvenes en distintas posturas como ella, delata en su “papel pintado” en la pared, es su signo de identidad generacional y a la vez propio. Un espacio híbrido que, si bien es abierto, para nada evoca este calificativo. Acercarse a los patterns que conforman este papel en la pared es casi un juego óptico donde de lejos tiene una pátina casi de habitación decimonónica y al aproximarse la postmodernidad aparece en detalle con el diseño. Es decir no hay, a mi entender, más intención que el juego por el juego formalmente ( y lo digo en positivo). Una instalación que de una manera no explícita, despierta una vocecita interior a quien se acerca que en imperativo te susurra “…entra, mírame….y después me cuentas” .
Así lo hizo Martin Creed en Work No. 227; The lights go on and off (2000), cuando ganó el Premio Turner en el 2001. Aquel espacio vacío rodeado de cuatro muros en la Tate Modern de Londres donde las luces se apagaban y se encendían irritó al público y a cierta crítica. A mi esta instalación me crispa también, por eso la considero una buena pieza…me irrita la digitalización de las imágenes en el suelo de los adolescentes, el efecto óptico disruptivo al acercarme y, a la vez, me produce envidia porque nunca he jugado con un videojuego y me pervierte la instantaneidad de las imágenes del monitor.
Acabaré con su propio statement en tercera persona “Su obra investiga la naturaleza humana y los factores que conforman quiénes somos. Y plantea su trabajo en las influencias de nuestro alrededor que definen la noción de normalidad. Todo ello lo hace posible gracias a la utilización de distintas técnicas mixtas”.
Sin duda confirmo que esta instalación tiene la contemporaneidad del periodo en que vivimos y las emociones aseguradas a quien como “lector” ocupe este espacio escénico in situ. ER
mailto: eduardreboll@nagarimagazine.com
Pdta. Felicito al equipo docente New World School of Arts en general y al CIFO como institución – aclaro para evitar malas interpretaciones que no conozco a ningún profesor ni directivo institucional en este momento por lo tanto las felicitaciones son sinceras y no lamidas- por los resultados académicos transferidos a los alumnos partir de la calidad de la exposición et al.
Sin duda sentí al “estar”: que Miami tenía un futuro desde la narrativa interior en estos jóvenes artistas . Y no por jóvenes, sino porque se nota que tienen cosas que decir y en sus obras así lo traducen.