¿Nunca se han preguntado cómo sería una vida desinhibida?
Podemos elegir un estilo de vida, incluso podemos, siempre y cuando no sobrepase la línea del respeto hacia los demás y sin abusar de la confianza que depositan otros en nosotros, hacer de nuestra vida un paraíso o una cárcel de nosotros mismos.
Para este tema, he observado las obras del autor de estas piezas, Carlos Caña, quien con esmerados detalles y diferentes escenarios, nos ofrece una visión de como sería una vida extrovertida y sin limitaciones.
En las escenas de esta serie, colmada de personajes en acción en escenarios cotidianos, la exuberante libertad en la que se desenvuelven los mismos, resalta constantemente el movimiento y colorido en cada cuadro. El dibujo estilo comics está presente, como una forma de ridiculizar los personajes, quienes a su vez y de manera audaz efectúan animaciones demostrativas de lo que el creador quiere expresar, logrando un juego de perspectivas de cercanía y alejamiento, de posesión y liberación con contenidos particulares.
En algunas escenas podemos apreciar desde la intimidad de la pareja, cierto homenaje al amor y la dulzura y en otras en cambio, emerge la pasión desde la desnudez y el descaro. En ciertas piezas, el creador aglomera una multitud de personajes en franco esparcimiento o actividades al aire libre o, dentro de una narrativa cotidiana como sería la de ir al mercado o compartir en familia y con amigos, todos con exagerada extroversión.
Utilizando algún elemento base, como piezas utilitarias, manteles, pañuelos o ropa de soporte y quedando estos como un fondo plano que podría tener incluido algún estampado previo, el artista plasma sus figuras humanas sin ninguna pose que represente la perfección del desnudo y, aplicando el lenguaje de las historietas y dibujos para desarrollar una trama distorsionada acerca de algún evento o actividad social, donde la agrupación de personajes es recurrente. La concentración de formas humanas exageradas y desfiguradas es repetida en cada uno de los episodios que el creador genera en sus dibujos, donde además los órganos genitales aparecen como elementos exuberantes, desiguales, pero a la vez creando una composición rítmica en una representación surrealista de vivencias urbanas.
Labios carnosos, ojos asombrados y genitales. Tres elementos que resaltan en cada pieza y, que aparecen como los primeros detalles que llama nuestra atención porque, además pueden ser los puntos más expresivos del cuerpo humano, desde donde podemos enunciar lo que deseamos o no. El artista se vale de esto para dialogar sin equivocarse, acerca de lo que acontece en ciertos entornos respecto a la diversión y conductas sociales: aprobación, rechazo, buenas o malas intenciones y más. En fin, todo lo que podría suceder en las relaciones interpersonales.
La creencia de que históricamente nos hemos dirigido hacia la liberación de la sociedad y el individuo, ¿podría agobiarnos? Cada creador busca desde su interior la respuesta de cómo representar esa liberación del sujeto, el cuerpo y su afinidad con el entorno, para ofrecer su narrativa particular de la historia y considerar desde su propio lenguaje ciertos cambios sociales.
Es allí, donde debemos reflexionar que algunos procesos de representación tratan de darnos el ejemplo de cómo se podría influenciar en algunas personas, ya que el significado y la proyección en el arte, las imágenes y las consignas nos permiten percibir la forma de manipular y funcionar de manera opuesta al mensaje que deseamos ofrecer. La representación de las actuaciones del ser humano como instrumento entre la ficción y la realidad brindan —a veces— la oportunidad de repensar nuestros actos en la sociedad.
La originalidad y el estilo del artista, también me hace reflexionar acerca de la existencia de otros grupos, personas, incluso sociedades a nuestro alrededor, que buscando un beneficio propio a lo mejor no estén informándonos correctamente y de manera objetiva, porque no quieren o no tienen esta habilidad de ser auténticos y dejarnos entender el mismo. Pero, no debemos ni agobiarnos ni dejarnos manipular por lo que a veces nos ofrecen y, siempre es bueno recordar que todos tenemos lo que conocemos como «libre albedrío».
Gloria MiládelaRoca
Contacto con el artista:
Carlos Caña