Vitral de mujer sola
Se sabe de una mujer que está sola
porque camina como una mujer que está sola
Se sabe que no espera a nadie
porque camina como una mujer que no espera a nadie
Esto es
se mueve irregularmente y de vez en cuando se mira los zapatos
Se sabe de las mujeres que están solas
cuando tocan un botón por largo tiempo
Las mujeres solas no inspiran piedad
ni dan miedo
si alguien se cruza con ellas en mitad de la vereda
se aparta por miedo a ser contagiado
Las mujeres solas miran el paisaje
y se diría que son amantes
de las aceras/ de los entresuelos/ de las alcantarillas/ del subsuelo
de los subterfugios
Las mujeres solas están sobre la tierra al igual que sobre los árboles
les da igual porque para ellas es lo mismo
Las mujeres solas recitan parlamentos
estoy sola
y esto quiere decir que está con ella
para no decir que está con nadie
tanto se considera una mujer sola
Las mujeres solas hacen el amor amorosamente
algo les duele
y luego todo es más bien triste o colérico o simplemente amor
Estas mujeres se alumbran con linternas
van al detalle
saben dónde se encuentra cada cosa
porque temen seguir perdiendo
y ya han perdido o ganado demasiado
Ellas no lo saben
porque van del llanto a la alegría
y a veces piensan en la muerte
También planean un largo viaje e imaginan encuentros/ posibles
administran el dinero
compran legumbres
trabajan de 8 a 8
Si tienen hijos hacen de madres
son tiernas y delicadas
aunque muchas veces se alteren
un pensamiento recurrente es
ya no puedo ni un minuto más
Las mujeres solas tienen infinidad de miedos
terrores francamente nocturnos
los sueños de tales mujeres son
terremotos catástrofes sociales
Una mujer sola reconoce a otra mujer sola de forma inmediata
llevan el mismo cuello airado
lo cual no quiere decir que no quieran a nadie más que a sí mismas
esto es completamente falso
Lo cierto es que la casa de una mujer sola
está abierta a su antojo
Una mujer sola
no puede curar su soledad
porque nada está enfermo
se remedia lo curable
una gripe o un dolor de estómago
La mujer que piense que su soledad es curable
no es una mujer sola
es un estado transitivo entre dos soledades
infinitamente más peligrosas
Una mujer sola es una mujer acompañada
aunque de este hecho no se percate más que el zapato
al que mira con detenimiento
o el botón
que parece representar algo verdaderamente importante
como de hecho lo es
como los árboles o el cielo
sólo que el privilegio que deriva de semejante atención
es más bien propio de las almas temperadas al siguiente/ fuego:
id contigo
para estar con vosotros.
Nouvelle
A veces parecía indiferencia
ese andar por la casa, distante.
Nosotros conocíamos el habla
y el lenguaje también de las miradas: calla.
Hasta que una voz nos llamó:
“Vengan la cena está servida”.
Entonces nuestra madre nos saludaba
como si nos reconociera
y en la mesa ya sentados sonreía
para que no pensáramos que la habíamos perdido.
Frágil
La luz que cae sobre algo
para exaltar ese algo
que recibe la luz
y era nada, o poca cosa,
en la sombra, es un poema
y en segundos deja de serlo.
Opacidad
Aunque parezcan de vidrio
nuestros poemas no son diáfanos.
Tendríamos que nacer de nuevo
sin quebrarlos.
Invierno
Todo es lejos en el frío. La llovizna
pasada la tormenta
que hizo
temblar las ventanas
y adentro,
como el niño
que ha llorado sin consuelo,
un querer decir.
Escribir
No hay ninguna
pretensión
en este intento,
si antes era así,
ahora
viene y queda
el gesto
igual a
cuando niña
dibujaba
por placer
y no dormía
hasta pintar
lo que pensaba
y era un mundo
que se hizo
con los años
garabato,
torcedura.
© All rights reserved Yolanda Pantin
Fotografía de Lisbeth Salas
Yolanda Pantin, nació en Caracas, Venezuela, en 1954. Estudió Letras en la Universidad Católica Andrés Bello. Participó en la fundación del Grupo Tráfico y del Fondo Editorial Pequeña Venecia. Es autora de los poemarios: Casa o lobo (1981), Correo del corazón (1985), La canción fría (1989), Poemas del escritor (1989), El cielo de París (1989), Los bajos sentimientos (1993), La quietud (1998), El hueso pélvico (2002),Poemas huérfanos (2002), Épica del Padre (2002), País (2007), 21 caballos (2011), Bellas ficciones (2015),Lo que hace el tiempo (2017), El dragón protegido (2021) y Un año y unos meses (2022). Fue becaria de las fundaciones Rockefeller (1997) y Guggenheim (2004). Recibió el Premio Fundarte de Poesía en 1989, el premio Poetas del Mundo Latino «Víctor Sandoval» en 2015; el XVII Premio Casa de América de Poesía Americana en 2017 y el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca en 2020.