Si hay algo que agradeceré toda la vida a la editorial Publicaciones Entre Líneas y a su director, el destacado poeta y escritor, Pedro Pablo Pérez Santiesteban, es haberme dado la oportunidad de escribir el prólogo de un libro del escritor cubano, Arístides Vega Chapú, a quien admiro profundamente por su calidad y su talento, porque es un ser humano sencillo y natural con un corazón lleno de amor por su familia, por sus amigos y por el prójimo y porque es además, un extraordinario profesional de las letras cubanas, reconocido en el ámbito nacional e internacional como uno de los mejores escritores y poetas contemporáneos.
Tour Cuba, del escritor y poeta radicado en la provincia de Santa Clara, Cuba, es un viaje por las arterias abiertas del país que lo llevará a usted a conocer en carne propia los más profundos sentimientos del cubano de a pie, el que día a día se crece como un gigante de siete leguas para enfrentar su cotidianidad. Impelido por situaciones ambientales y económicas; un ser humano puede ser cambiante y camaleónico, sin perder la nobleza en su lucha vehemente por lograr cierta mejoría de acuerdo con las circunstancias.
La buena literatura presta su lenguaje metafórico para expresar con la conciencia clara y directa del escritor, el bregar cotidiano del cubano en medio de las carencias elementales que forman parte de su rutina diaria, donde las cosas más triviales se vuelven montañas de adversidades. Este cubano de hoy enfrenta las vicisitudes agudizadas por una pandemia mundial y un añejado bloqueo económico y lo logra apoyándose en el alma heroica y sublime de su pueblo, sin olvidar ni por un instante su protagonismo.
Magistralmente escrito el libro se inicia con una narración que nos oprime el pecho, una suerte de análisis moral donde se narra la vida de un ex coronel de la Revolución, quien vivió dedicado a cumplir con las disímiles tareas asignadas a su alto rango militar devenido en «buzo» en la actualidad del relato (buzos en Cuba son los que hurgan en los contenedores de basura buscando restos de comida o algo que pueda servir) el cual sobrevive a base de recuerdos que asoman a su triste realidad conformada por sus tareas cotidianas; este hombre vive en medio de la penumbra de una vida solitaria, consecuencia de la recia disciplina a la que dedicó toda su vida en cumplimiento de un sagrado deber moral que lo tiene sumido en una especie de marginalidad social.
Ocho relatos dan cuerpo a este libro de excelente factura, ocho historias que desnudan el alma y los sentimientos de personajes obligados por situaciones específicas a adoptar actitudes tal vez inusuales en otras circunstancias, forman la trama bien urdida con un sólido hilo central que el autor conduce con firmeza donde la sobriedad de palabras, la economía de recursos y la exquisita fluidez de una narrativa centrada en la sencillez, son elementos esenciales que aportan belleza literaria a la obra. Chapú, diestro narrador, hace gala de la elegancia del oficio más solitario del mundo, con la elocuencia de un narrador oral, juglar de nuestros días.
Reflexivo, directo, con un lenguaje apremiante y certero que llega al corazón, este libro lo sumirá en una profunda reflexión al poner en relieve la ambivalencia de los principios éticos de los protagonistas, haciéndolos actuar de manera anómala impulsados por sentimientos o razones que alteran sus conductas; comportamientos dictados por leyes insoslayables causadas por las extremas necesidades sociales.
Si bien todos los cuentos poseen el exacto equilibrio de un sólido argumento desarrollado en una excelente narración y perfecta sintaxis regular, de un rápido análisis, yo me atrevo a asegurar que el primero, «Sobre el reflejo de una botella» y el que da cierre al libro, «Colaboradora», son los dos relatos cumbres de la obra, cuya crítica social se desborda nítida y melancólicamente con una fiereza que rasga los límites de una franca confesión.
Es el país el que habla a través de sus hijos desde el oscuro e íntimo confesionario, exponiendo la crudeza de sus aciagos días. Chapú, escritor comprometido con su realidad, confesor, confidente, crítico audaz y certero, pone al desnudo los sinsabores de sus personajes como arquetipos de una sociedad que puja con fuertes dolores de parto el nacimiento de una nueva era que arrostrará los errores de una etapa que lucha denodadamente por no fenecer.
El cubano, noble y optimista por naturaleza, se crece ante las dificultades en proezas diarias que lo enaltecen al mostrar sus intrínsecas necesidades y con tenacidad lograr sus metas. En «La mamá de la flautista» es el amor el que alimenta la voluntad de una madre por darle lo mejor a su hija, estudiante de música discriminada por su color, pero mimada por un talento que la hace levitar sobre los prejuicios de la época; excelente relato que refleja como cada momento histórico crea un individuo adecuado al medio y cuya acción puede no ser recíproca a la magnitud del sacrificio hecho porque la vida es una dialéctica constante y los seres humanos responden a cambios establecidos por diferentes y/o nuevas leyes sociales con intereses y objetivos quizás diametralmente opuestos a su antecedente.
Divorcios, separaciones, infidelidades, familias desintegradas por misiones médicas y profesionales en el extranjero dejan al desnudo los auténticos motivos de su desempeño; en muchas ocasiones los verdaderos sentimientos de los profesionales que abandonan su familia al llamado de una misión se debe a la necesidad de mejorar las condiciones de vida dada que es la única vía probable para acomodar un poco la exigua existencia, como vemos en «La colaboradora», en un inútil intento de compensar con bienes materiales la ausencia de un padre en el difícil trayecto de la adolescencia a la adultez, cuando más falta hace la directriz y el cuidado de un progenitor.
Jineterismo, prostitución, vileza, soledad, incomprensiones, rudeza, amores, decepciones, hipocresía, necesidades, manipulación, valor, entereza, audacia, en fin, toda una amplia gama de variados sentimientos afloran en abanico de disímiles connotaciones ante la rudeza de la existencia en una isla que se debate en el crucial devaneo de sus carencias y su profundo amor hacia la vida, donde el cubano no ha perdido la autenticidad de su risa ni la alegría de su permanente osadía de vivir, en un acto de valentía cotidiana.
Tour Cuba es, además de un extraordinario libro escrito con la sobriedad y la elegancia de una excelente prosa, un viaje al interior, un paneo a las entrañas, un profundo buceo al alma de un pueblo, una muestra fehaciente del acontecer cotidiano del cubano de hoy, lleno de vicisitudes, pero también pletórico de un grande, auténtico, apasionado y sublime amor a la vida.
Lic. Mercedes Eleine González
Especialista literaria
Publicaciones Entre Líneas