Organizado por Yoshvani Medina y Yenilen Mola, el esfuerzo que han puesto en ello ha dado sus resultados más que positivos. Durante su emisión se han podido ver grandes obras de calidad dentro del género de teatro independiente y experimental. Una asistencia importante de público ha permitido que grupos de teatro de distintos lugares del mundo (México, Colombia, Brasil, Perú, Rep. Dominicana, Argentina, Venezuela, España, Francia…) hayan podido mostrar sus trabajos. “Larga vida al festival” que dirían en Londres, si fuera la reina quien apareciera en este momento.
Aquí van algunas reseñas-críticas sobre lo que pudimos ver. Por imposibilidad, no fue todo ni representa “el todo”. Fueron casi una veintena. Así que pedimos disculpas por la parte que nos toca. La profesión de la señora Warren, Alevosía, o Colera Island ya fueron reseñadas en su momento en la revista nagarimagazine.com cuando fueron estrenadas. Souer de, la cubre en un artículo aparte nuestro nuevo colaborador el mexicano Jorge Herrera-Monroy en este número de diciembre dentro del apartado Artes Escénicas. Gracias a Wilfredo Ramos, July de Grandy, Adela Romero, Oscar, Valentín, Luís de la Paz, José Abreu y Erom entre otros por sus aportaciones personales a la hora de comentar las obras en nuestras tertulias espontáneas, su participación ha sido de gran utilidad en mis escritos. Así como agradezco que la amistad resida entre nosotros como teatristas-críticos y observadores en el panorama escénico de Miami. Noviembre, sin dudar, es el mes de la cultura y los eventos literarios en esta ciudad que tanto amamos y compartimos todos y ,Nagari y su equipo editorial, están allí para dar su apoyo.
Dos Pánicos
Autor. Virgilio Piñera (drama). Director Juan Roca. Con Vivian Morales y David Ponce. Compañía Havanafama, Miami, USA.
“Estoy tan feliz que voy a estar muerta hasta que me muera”
Dos camas. Un tendero con fotografías colgando para quemar a cada uno que aparece en el papel. Un hogar. Dos ancianos: Tabo y Tota. Un fin: asesinarse mutuamente…algo así como un acto de amor y otro de desespero. ¿Cómo?. De mil maneras. Unas más hermosas en escena que otras como el que implica tragarse un purgante, las que da el arrebato apretando las manos hacia la yugular, o el hacerlo enrollando al cuello una soga al unísono para que el suicidio sea mutuo. “Estoy tan feliz que voy a estar muerta hasta que me muera” dice la anciana. Texto difícil dentro del teatro del absurdo y deliberadamente político. Además de demoledor a la hora de abordar la decrepitud, el miedo a la muerte, o el recelo de vivir con la angustia existencial: “Vamos a matar al miedo”.
Con una puesta escenográfica sintética y bien organizada para aprovechar el espacio, me gustaría destacar tres puntos. Uno escenográfico: la imagen que se crea al final aprovechando los somieres en rojo para simular los barrotes de una cárcel. Una puesta basada en el prototipo del sufrimiento: si bien yo hubiera reducido la caracterización “enharinada” de Tabo como anciano, en una digna actuación de Ponce, aplaudo la manera natural y orgánica interpretada por Vivian Morales como Tota bajo una voz maliciosamente casposa y mortecina adoptando un tintineo corporal increíble en escena. Y el homenaje que el director le hace a uno de los grandes dramaturgos y prosistas de la literatura cubana, Virgilio Piñera.
Un arranque que vuelve a poner en escena a Juan Roca, este fundador de Havanafama con todos sus ideas, utensilios y herramientas que domina al dedillo, tal como demostró en Las Pericas en este espacio antes de estrenarla en Nueva York. Cuando apuesta por el buen teatro de arte en su agenda, si bien a veces tiene que pactar con “la comedia ligera”, vemos lo mejor de sí mismo.
Julieta y su Romeo
Texto de William. Shakespeare (drama romántico). Adaptación y dirección Adela Romero. Con Engie Camila, Ángelo Jamaica, María Pretelt, Naomi Márquez y Rosalyn Tavarez. Compañía Adela Romero Art. Miami, USA.
Un versión imaginativa sobre un clásico
Verona está presente bajo la oscuridad en Art Spoken y sus personajes flotan con sus máscaras blancas en silencio: Benvolio, Mercucio, la nodriza, Fray Lorenzo, Tebaldo, Paris…los Montesco y los Capuleto siguen su curso de enfrentamientos en nuestra memoria, gracias a que sus progenitores adoptan el camino opuesto.
En escena, un simple estrado con el color del alba a sus pies. Encima, una hermosa Julieta “Prométeme que me amas y dejaré de ser una Capuleto”. Debajo, un hombre de rodillas, completamente enamorado, exponiéndole su pasión por ella y sus impedimentos, Romeo “Llámame solo amor mío y seré de nuevo bautizado”. En medio un baile de espadas a muerte donde interviene Teobaldo. A continuación, la boda secreta…el amor carnal en la alcoba…la cesión de Julieta a la madre para casarse con Paris…la ingesta de una poción de efecto temporal de Julieta…el suicidio de Romeo ante la tumba de su amada “Voy a enterrarte en regio sepulcro…aquí yace Julieta, y su belleza…”, y el despertar junto a él mientras se hinca, a sí misma, el cuchillo de su esposo.
Un trabajo intenso y bien coordinado del elenco de soporte (Fernando Betancourt, Naomi Hernández, Oriana Ramírez) que a partir de la polivalencia que requieren sus papeles, sostienen este amor secreto desde lo naïf y puro, que tan bien encarna y con fuerza Camila Rodríguez con su compañero de reparto Angelo Jamaica.
Adela Romero desde la imaginación, el dolor que demanda esta tragedia, y las argucias visuales que inyecta a partir de la utilización de la máscara blanca, consigue una pieza circular y distinta sin perder en ningún momento su clasicismo. Subrayo la decisión bien tomada de otorgar solo a Romeo y Julieta la voz, y vedársela al resto de los personajes y concentrar todo la acción en un pequeño espacio cuadrangular entarimado donde el lirismo llega a su cima cuando los amantes se abandonan piel con piel “Brindo por Romeo y por Julieta! Salud a vosotros por la paz eterna” ¿Recuerdan el personaje que lo dice en la obra de Shakespeare?
Meus Caros Amigos
Escrita, actuada y dirigida por Juan David González. TODAvía Teatro. (Coproducción Brasil-Colombia).
Una argumentación de quién fui
Sinopsis. Un hombre invita a sus amigos para un encuentro privado, un encuentro donde revelará los aspectos más íntimos e inconfesables de su vida.
La obra arranca con el violín en el aire y desde el clasicismo más puro tanto en su puesta en escena como en sus movimientos. Un hombre completamente desnudo lava su cuerpo bajo la espuma del jabón y erotiza su piel posado en una palancana. Nosotros, el público, somos sus inseparables a quiénes se dirige. “Amigos… sabía que ustedes me serían fieles…hacía mucho tiempo que no nos encontrábamos… desde aquel día en la iglesia cuando me casé….les quiero contar mi relato”.
Si bien hay citas importantes a dos escritores franceses como Margueritte Yourcernar o André Gide y sin negar la limpieza o la confección bien escrita del texto, no creo que el guión evolucione más allá -desde el punto de vista dramático- de una ya archiconocida “salida del closet”. Lícita y personal, por una parte, por los tiempos que corren. Pero no sería justo reconocer el valor estético y experimental de una puesta en escena totalmente innovadora y de “monasterio” por su sobriedad y dolor. Una infinidad de imágenes de la figura herida de San Sebastián en forma de lienzos, da al ambiente un aspecto único e incitador, al ritual privado que nos ofrece Juan David González.
La Niña Barro
Texto Marta Massé (danza-teatro), con Elizabeth Sogorb, músico-performance Alexandra Rodes. Dirección Flavia D’ Avila. Fronteiras Theatre Lab (Coproducción Escocia-España).
Arcilla, carne y versos
Estrenada en el Festival de Edimburgo 2014 y basada en textos y poemas de la escritora vasca Marta Massé, la obra se inspira en el teatro de corte antropológico de Eugenio Barba entre otros. Las actrices en escena …hacen un juego entre la representación más antigua basada en la devoción al cuerpo y el movimiento sin palabras. Pasan de una aparente improvisación, hasta la medida al milímetro por el espacio reducido que ocupan. Durante el performance se escuchan palabras, que si bien no siempre refuerzan la imagen de la pieza, adquieren una poética donde la naturaleza y la vida están presentes
Una oda a la creación en todos los sentidos. Tanto en la manera casi uterina de mostrar el nacimiento de una criatura sumergida en tierra y agua, como la forma en que aborda la búsqueda de sí misma descubriendo el nuevo espacio que se le ha otorgado en vida. La puesta en escena es espectacular y sencilla, deliberadamente monócroma y mayoritaria en los ocres que ofrece el área escénica. .
La interpretación de Alexandra Rodes es mesurada, hipnótica, llena de sensibilidad y valor en sus movimientos y desnuda –…nunca mejor dicho- de inhibición y efectismo. Elisabeth Sogorb se encarga con su lirica de cuidar a “su niña” desde un distancia próxima y bajo la atmósfera que desprende su música; unas notas inspiradas en el caer natural del agua. La kalimba o mbira, un instrumento musical de Zimbawe parecido a un minipiano, se encarga de apaciguar las emociones del público durante la obra.
La niña barro es un diálogo hermoso entre el agua que mece la piel de este ser, el plástico que mantiene la humedad, el barro que modula su cuerpo, los versos que dan vida a un relato y el tacto corporal de una mujer que se enamora con aquella creación como si tuviera una muñeca en sus manos.
Abuso
Autor Antonio Muñoz de Mesa, con Soledad López y Francisco Fuertes dirigida por Angel Gil Orrios (Thalia Spanish Theater, New York).
“La Iglesia perdona nuestros pecados, pero quién perdona los pecados de la Iglesia”
Es la historia ligada a los abusos sexuales de la Iglesia Católica escondidos durante siglos y más recientemente salidos a la palestra. El relato se ubica en un hecho reral ocurrido en un colegio de la arquidiócesis de una ciudad de Holanda donde una mujer, agente de seguros, se plantea renovar la póliza del lugar a la institución. El nuevo prelado intenta, en apariencia, seducir a la mujer para que cambie las condiciones por las cuales los sacerdotes van a ser protegidos. La póliza va desde la confidencialidad de los hechos hasta el abuso de menores “por accidente trabajo” del enseñante. Al final, desde el púlpito, ya no de una iglesia sino de un tribunal de justicia, se verá que cierre se le da a la trama.
La visita, que es como se llama originalmente la obra –…y es como debería haberse anunciado para no delatar su intriga- es una pieza que, en mi opinión, y desde el punto de vista de la escritura textual, sin negar su inteligencia a la hora del diálogo ni su pretensión sociopolítica, pone demasiado énfasis en el “papeleo” de los términos del contrato del seguro como tema de conflicto. Y aborda, con menos intensidad, “la perversión pederasta” de los supuestos hechos. Sin embargo, como contrapeso se sucede, una de las mejores interpretaciones que yo he visto en el festival por ambas partes. El abanico de perfiles de rostro que ofrece Francisco Fuertes (Padre Lucio) y el equilibrio potente e inquisidor de Soledad Lopez (Ester) es de mención sin lugar a dudas y, además, bien entramada por este par de buenos actores.
La obra aborda cuatro temas a mi entender, la astucia y el miedo por parte de Ester la mentira y el escondite por parte de Lucio, la avaricia y el deseo de dinero por parte de la aseguradora y la honradez y el reparo por parte del nuevo Papa Francisco a la hora de asumir la realidad y pedir perdón a las víctimas; una imagen simbólica que sale a través de un video en la pared ofreciendo el discurso.
Edipo
Autor. Sófocles Dirección y adaptación de Walter Ventosilla interpretada por Emely Grisante (Perú-República Dominicana).
“¿Qué clase de mujer, y qué clase de madre soy, cuyo cuerpo se ha revolcado como una cerda bajo el placer de un hombre que es su propio hijo?”.
“Este espectáculo arrasó el año pasado en New York, obteniendo los Premios ACE, HOLA y ATI en las categorías mejor actriz en un monólogo y mejor director en un monólogo” dice la presentación. Emely Grisante combina ocho personajes en línea. Repito 8: Edipo, Tiresias, Creonte, Yocasta, Corifeo, el mensajero, el paje y el sacerdote. Sabemos todos el valor de la tragedia de Edipo cuando sabe que ha matado a su padre y que su esposa es quien ella misma lo ha engendrado. Sabemos la lucha por el poder en Tebas a la muerte de Layo, el padre de Edipo… Y sabemos también los deseos de los respectivos oráculos con sus devotos; el destino que esperan cada uno de ellos y la lucha para que no se cumpla lo anunciado.
La obra tiene el peligro del suicidio para un actor/iz o el éxito total. Dependiendo si, quien lo representa, se decanta por el error o, por el contrario, domina las transiciones que le deparan los personajes. El caso de Emely Grisante es el segundo. Su ascensión, soltura, energía y conocimiento de su cuerpo, le permiten a esta dominicana conseguir con éxito este reto. Sin duda, gracias a la dirección y habilidad que ha tenido el peruano Walter Ventosilla a la hora de dirigirla “cuando uno ya conoce los resortes de con quien trabajas …es más fácil dirigirlo…esto me pasa con Emely” dijo a petición de una pregunta que le hizo Wifredo Ramos en su entrevista posterior.
El público se levantó de lleno y aplaudió mientras el velo rojo de Yocasta se arremolinaba en su cuerpo para protegerse del éxito. Dio lo mejor de sí misma. Nagari.