Un análisis desde tres perspectivas

 

A Bruna Cusí que me abrazó cuando salí de la habitación

 de Agustí Villalonga en el Hospital Clínico de Barcelona

una hora antes de dejarnos huérfanos a los dos.  

 

 

 

Año 2022. Dirección Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez. Guión Alejandro Rojas, Juan Sebastián Vásquez. . Reparto Alberto Amman, Bruna Cuspi Produccción Serigo Adrià.

 

Sinopsis Diego, urbanista venezolano, y Elena, bailarina de Barcelona, se mudan a Estados Unidos con sus visados aprobados para empezar una nueva vida. Su intención es impulsar sus carreras profesionales y formar una familia en “la tierra de las oportunidades” EE.UU. Pero al entrar en la zona de inmigración del aeropuerto de Nueva York son conducidos a la sala de inspección secundaria, donde serán sometidos a un proceso de investigación por los agentes de aduanas y a un interrogatorio en un intento por descubrir si la pareja puede tener algo que ocultar. filmaffinity

 

Perspectiva 1. Soy ciudadano de EE.UU

 

Como inmigrante primero, de este país, después residente legal y por último ciudadano americano… confirmo que lo que viven los protagonistas en este film es de una veracidad asfixiante y reprobable desde el punto de la vista del inquirido. Pero, por otra parte, entendible en las fuerzas de seguridad del estado desde que, desafortunadamente, el país tuvo que soportar los atentados de las Torres Gemelas en el Nueva York de 2001, con el fin que, cada persona que entra en este país, lo haga de una forma legal y con un propósito claro cuando decide iniciar su nueva vida en América. “Recuerde que en este país mentir es un delito” le dice en un momento determinado la agente de aduanas. Y desde este registro – …y como anécdota- afirmar que mi esposa se quedó casi cuatro horas en las oficinas de seguridad del aeropuerto de La Guardia por coincidir su nombre y apellido con la de una delincuente reconocida en el mundo de la droga, siendo una residente legal. Todo dicho.

 

 

 

Perspectiva 2. Soy un simple espectador.

 

Como público me puedo levantar e irme. Así como suena. “¿Que me están diciendo que los “polis” americanos son unos “hache/pes”. Eso ya lo sabíamos” dijo uno a la salida de la sala. O me puedo deleitar, si lo miro como un thriller para nada entretenido y lleno de desaliento e injusticias, a medida que avanza el escrutinio de los hechos en los supuestos acusados. O utilizar aquella expresión tan estadounidense cuando uno se levanta del asiento y se queda estupefacto y dice… “Whaaat fuck is it? It´s not possible”. Pues sí, precisamente, porque es tan real: hay la posibilidad de que te preguntes “¿Qué hago en una cola del aeropuerto y una oficina de agentes de seguridad sabiendo que van haber trámites simplemente para poder entrar aquí?”. “¿Por qué me lo cuentan en una pantalla de cine?.

 

 

Perspectiva 3. Soy un crítico cinematográfico

 

Esta obra es una pieza.

 

Y lo es por varios puntos que coinciden en el film a la hora de contar esta historia. Empezaré por la primera; y se llamaIdea. Es decir, haber escogido una fotografía, tan común y curiosa al mismo tiempo, dentro de la cotidianidad en un aeropuerto. Si encima le sumamos el riesgo que implica lo cerrado y explícito al mismo tiempo del guion, hay que aplaudir a Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez el haber innovado en un nuevo género. Se me ocurre ahora un nombre: el género “denuncia-conversacional”. A partir de esta película podría tratarse, la resolución de una compra de un sofá en una tienda, el porqué de una reunión de trabajo en una compañía, o una conversación entre dos trabajadoras de la limpieza por cuál clase de producto higieniza mejor un lavabo de caballeros. Y quiero puntualizar que lo digo sin ironía, ni mofa, ni doble sentido: sino bajo el concepto de creación en una nueva manera de abordar una historia.Hacía tiempo que, en una película, no veía salir un género nuevo. Desde cómo se aborda la trama con tan solo cuatro personajes encerrados en un mismo espacio bajo un interrogatorio justificado y unas preguntas y respuestas mayoritariamente previsibles. Hasta la manera tan natural de Elena (Bruna Cusí) “Quisiera un poco de agua, por favor” y humana de afrontar un simple deseo como el de vivir con tu pareja en otro país, mientras tu voz se seca.

 

 

 

La segunda se llama guion-sin-pretensiones. Es decir, quiero agradecer a los guionistas que nos mantengan bajo la intuición -…no tensión, a mi entender- de “¿Qué viene ahora?”  y no suceda nada más que lo que acontece en todo ambiente normalizado con respecto al tema que se trata. En este caso, a ver si tengo todos mis papeles en regla para poder entrar en la “tierra de las oportunidades” y empezar un nuevo ciclo vital con mi mujer allá donde he decidido vivir.

 

La tercera se llama no-interpretación y excelente ritmo natural de sus protagonistas. Es decir, la nota bien alta para una actriz catalana llamada Bruna Cusí en su papel de Elena. Una bailarina diabética “Necesito azúcar, por favor” que acompaña perpleja a su nueva pareja, otro sublime actor, Alberto Ammann, el urbanista llamado Diego “Le estoy diciendo la verdad” que se ve que, ya en otra ocasión, tuvo el propósito de entrar a EE.UU. Y sobre todo, por Laura González; gracias a su extraordinario papel secundario jugando el rol bilingüe y provocador que corresponde a una agente oficial de policía. Con el fin de averiguar si, sus supuestos detenidos, son unos criminales o simplemente gente legal con sus previsibles miedos y respuestas ante la hostilidad.

 

La cuarta se llama una sublime escenografía mimética y una ambientación sin fisuras. Confirmo que no me creí que se había rodado en Madrid o Vizcaya. Y por un momento intuí que estaba en el Miami International Airport a pesar que los protagonistas se dirigían, precisamente allí, haciendo escala en Nueva York.

 

Y la quinta y última se llama final literario de una sola línea en boca de los oficiales que no revelaré para no hacer un spoiler. Es decir, una oración completa bajo el signo de admiración de los correspondientes inquisidores fronterizos que dará la clave… antes que aparezcan los títulos de crédito.

 

No puedo decir que la “disfruten” porque no sería honesto. Pero si les sugiero que la vayan a ver sin falta.

 

La realidad es la que es en ambas direcciones de la trama. ER