Purvis Young
Museum of Contemporany Art. (MOCA). 770NE 125th St. North Miami, Fl, 33161. Hasta el 12 de Marzo
UNDER THE BRIDGE, BEYOND THE BEACH AND ABOVE THE MUCK: THE ART OF PURVIS YOUNG
Purvis “el viejo”
Purvis son los caballos salvajes rojizos o negros. A sus lomos, desde incógnitos personajes hasta ángeles. La mayoría de veces, solitarios. Caballos en manadas mezclados con el gentío. Equinos en calles llenas de público. Toman direcciones distintas. Bailan. Caballos que alzan su cuello como jirafas y se estiran buscando la altitud de los edificios. Caballos en fila. Uno a Uno. Uno detrás de otro. Circulan. Van a ningún lugar. Libres. En fin, caballos necesarios en una ciudad que carece de jinetes. Solo hay carros en las autovías y avenidas. Sólo drivers.
Y bien, los automóviles están como parte del paisaje urbano. Unas veces son los trucks simples y sencillos. Desnudos de carga. Desnudos también de ruido alrededor. Con un trazo negro simple y abierto. Bocetos -..de hecho toda su obra son bocetos libres. Otros circulan por una carretera sin apenas tránsito. Otros tras los inmuebles que se yerguen hacia el cielo y a veces frente al mar.
Purvis traza un edificio repetido ante mil espejos cuando habla de su hábitat. Infinidad de edificios del mismo diseño. Arquitecturas de cartoon que aparecen en el fondo de las obras como si fuera la escenografía de un teatro urbano. Sus ventanas son botones cuadraditos que abrochan la existencia diminuta y triste que no vemos en el interior de estas viviendas. Multitud de umbrales donde la vida doméstica se omite. Nadie se asoma a ver el paisaje desde el balcón. La vida real de Purvis, de hecho, está en la calle. Bajo el puente o tras la playa, que dice el título de la exposición.
De esta manera aparece el mar innumerables veces. Veleros que arriban a puerto, de una manera casi ermitaña, se pierden en la lejanía del horizonte. A veces “lo sucio” de la imagen o la indefinición del trazo, le da hasta un punto de luz a lo Turner en el agua .O emulando a Raúl Dufy, capta, a mi entender bajo la inocencia, ciertos rasgos del impresionismo francés. Es el Purvis Young más caribeño. El artista que se posa en la arena, para contemplar las fotografías que el océano le ofrece a diario.
Junto a ello, la exposición, de una manera casi recluida, nos muestra un espacio para lo único. Y entiéndase así, como lo singular, es decir, contrario a lo plural y repetitivo de la mayoría de su obra pictórica: Un tanque apuntando a una persona. Un avión rojo volando. Una imagen santa rodeada de barcas veleras alrededor. Una pareja contrapuesta y de espaldas: ella encinta; el hombre circundando su pene hacia el aire. Es el Purvis más irreverente y naïf.
Purvis el hombre pío. Purvis el humano. Purvis robando imágenes a la ciudad desde la liturgia del Overtown. Purvis el prolífico…el artista cuyo trazo tembloroso e insaciable, le permite estar above the muck. ER