Por la vida y otros oficios terrestres he conocido toda clase de personas: ladrones de banco y de a pie, adictos, mentirosos compulsivos o políticos, estafadores al Medicare, pintores, ingenieros, buenos padres, bah, al hombre de la calle, ese que viaja en el bus y con sólo mirar la cara de los otros que lo rodean intuye mucho más que aquellos que creen saberlo todo encerrados en las aulas universitarias.
De todo hay en la viña del Señor –parafraseando al fraile Hortensio Paravicino que lo dijo por primera vez ante el rey Felipe IV–, pero en verdad, nunca he conocido alguien que quiera inventar una religión. Esa es una idea que no entra en el bolsillo de cualquiera.
Hace unos meses se entrenó The Master, del director Paul Thomas Anderson. Protagonizada por Philip Seymour Hoffman, el film retrata de una manera oblicua la vida de Ron Hubbard. Nacido en 1911 en Nebraska, seguramente todo lo que afirmó que hizo (fotógrafo, militar, explorador en África, piloto de avión en Oriente, filósofo, escritor de ciencia- ficción, ensayista, poeta) excede cualquier existencia.
Aunque Ron Hubbard pudo haber hecho todo eso – el récord Guinness lo tiene como el autor con más libros publicados: 1.084), su legado indudablemente es la Cienciología.
Fundada en Los Ángeles en 1954, la Iglesia de la Cienciología es un religión que desde el principio tuvo seguidores que vieron a Hubbard como un ser iluminado y otros tantos, en la vereda de enfrente, que creían simplemente que era un inescrupuloso charlatán. En la actualidad hay millones fieles alrededor del mundo – actores como Tom Cruise, John Travolta, Kelly Preston y Kristie Alley se han involucrado activamente.
Como sea, el film de Anderson no lo deja muy bien parado a Hubbard. Aunque tal vez, pensándolo mejor, esto es un detalle: como el Gatsby de F. Scott Fitzgerald o el Don Draper de la serie Mad Men, Hubbard es un hombre ciento por ciento hecho en América, alguien que se reinventó a sí mismo, con un pasado no tan claro y que sin embargo, pese a quienes desean sacar a la luz sus trucos, él se fuga hacia adelante porque sabe mejor que muchos que la única meta posible es el futuro.
Al fin de cuentas, ¿qué mejor para darnos un poco de alivio frente a ese futuro –o la Nada– con mil y un interrogantes que un buen día golpeará a la puerta, que una buena y joven religión?
PD: Hacia 1962 Jorge Luis Borges visitó a su amigo, el pintor Xul Solar. El artista estaba trabajando en su altillo. Al bajar, el escritor le preguntó qué había hecho toda la tarde, a lo que Xul contestó: “Nada fuera de lo habitual: he creado 3 idiomas y 12 nuevas religiones”.
Hernán Vera Alvarez, a veces simplemente Vera, nació en Buenos Aires en 1977. Es escritor y dibujante. Autor del libro de comics ¡La gente no puede vivir sin problemas!, ha colaborado en publicaciones de Estados Unidos y América Latina, entre ellas, El Nuevo Herald, Meansheets, Loft Magazine, El Sentinel, TintaFrescaUS y La Nación. Trabajaba actualmente en su primera novela. Desde el 2000 reside en Estados Unidos. Blog: Matematicasencopacabana.blogspot.com