Durante la infancia, los que somos de cierta generación y clasificamos la edad en la tercera, tuvimos soldaditos de goma, pistolas de cartón, rifles, metralletas o lanzas de plástico en el armario de la habitación. De nuestros labios, salían onomatopeyas como: “pushh”, “puuggg”, “aaauh”, “crock” o el típico “boom”. Y frases conocidas como “¡Te maté!” o “¡Has perdido cobarde; ríndete!”.
Foto Reuters 2007 en las calles de Jenin (Palestina)
Desconocíamos lo real e inhumano de esta contingencia.
Unas veces adoptábamos la posición supuestamente correcta si la disputa era entre romanos y los bárbaros del Norte. Cuando entró el Islam por la parte sur de la Península Ibérica, según leíamos en los libros de primaria, nos poníamos el casco esférico de metal, una coraza en el brazo izquierdo y el florete alzado en nombre de Jesucristo para combatir a los moros. (Quien escribe estudió en una escuela religiosa: Los Maristas de Sants. Barcelona). Si la opción era teatralizar las batallitas del Oeste americano, sin saber un porqué, matábamos sioux o seminolas sin rubor; con fusiles de madera y en un imaginario equino entre las piernas: “¡Adelante”. Sin embargo, cuando queríamos ser modernos, acudíamos a exterminar a “alemanes” -no nos habían aclarado a esta edad si eran nazis, o no- desde la posición aliada en la segunda Guerra Mundial.
Una curiosidad: en mi país, habíamos vivido una guerra civil entre 1936/1939. Pero nadie jugaba en el patio del colegio a luchar entre el bando de los fascistas y los republicanos. Mi familia pertenecía a los segundos y habían sido derrotados por una dictadura. Para ser más exactos, nunca olvidaré cuando se puso de moda en la escuela hacer cronologías junto al año y los hechos históricos. Y, sí o sí, casi siempre, se citaba en los apartados: una fecha, un rey o emperador …y una guerra en cuestión.
Los que sois más jóvenes doy por entendido que Silent Service, Call of dutty , Sniper Fury …u otros videojuegos de guerra serán los sustitutos imaginarios para implementar la agresión al “Otro” mientras os sentáis delante de una pantalla con un Red Bull en la mano y unos chips en la mesa.
Bien. Desenlace: La historia da fe a través de sus escritos y bajo la retórica de los vencedores o vencidos que, los seres humanos, nos hemos enfrentado unos contra otros bajo la disyuntiva del “bien” de nuestro lado, o del “mal” de tu contiguo.
Y ahora, mi esposa, que está releyendo lo escrito hasta aquí en la pantalla de mi computadora, cierra sus párpados con rabia y me pregunta “¿Toda esta introducción es para hablar sobre este niñato llamado Vladimir Putin y su invasión en Ucrania?”.
Foto Wikipedia. Putin de niño
Todos ustedes tendrán sus razones para deducir cuáles han sido las causas de esta provocación armamentística de un sujeto que en su juventud soñaba con ser espía para la URSS y lo fue. Un presidente que aún aspira a conquistar el antiguo imperio eslavo como si fuera un zar del siglo XIX.
La patria es un concepto legítimo para cada ciudadano del mundo reivindicar su orígen, su historia y su lengua materna. Pero ojo: el ensalzamiento, la sinrazón y su unilateralidad en nombre de una raza, religión o pueblo superior a otro, es el desencadenante de esta beligerancia que ahora estamos viviendo en Europa bajo un drama sin sentido y con consecuencias humanas e imprevisibles.
Foto (Reuters) Ucrania 2022
Cito a Erich Hartmann
-La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan.
Como viejo, me defiendo. Y corroboro que siempre salvaguardé la Paz en mi juventud saliendo a la calle como hoy ante lo sucedido. Desde la guerra de Vietnam en los años 60 …hasta ésta, que ayer, 24 de febrero de 2022, se inició injustificadamente en Ucrania.
En fin. Triste el susodicho sintagma en nuestra literatura del día a día que da título a este artículo.
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Eduard Reboll Barcelona,(Catalunya)