La vida muchas veces nos emplaza a hacer cambios en ciertas circunstancias, como incorporarnos nuevamente en actividades ya confinadas al recuerdo. Y así, en estos días me ha tocado convivir temporalmente, con los afectos más pequeños de la casa, recibiendo de ellos una apreciable lluvia de nuevas perspectivas vivenciales.
Tantas son las historias y los sueños que traduzco cada día, que no puedo más que conceder una mención a quien alcance a ilustrar parte de ese imaginario. La obra de Paolo Vigo se crece en este tema e interpreta muchas veces, en una sola imagen una cantidad de lecturas que están vinculadas al pasado, presente y hasta el futuro de quienes serán nuestro relevo.
En los trabajos de este creador, logramos observar infinidad de rostros y máscaras humanas, con una acentuada reiteración en sus rasgos, que podríamos definir como históricas o de épocas lejanas en muchas de sus piezas, bien sean dibujos o esculturas. Todas estas caras y bustos, impersonales pero solemnes, comunican un emblemático sentido de autoridad.
Labios gruesos, frente despejada y una cierta languidez en la mirada de los ojos almendrados de estos personajes, son un recurrente en la obra, donde a veces el rostro mismo es intervenido por el artista, al adosarle algunos objetos que podrían ser cotidianos o no y que además parecen estar atribuyendo, como en algunas tallas de culturas ancestrales, ciertos poderes o visiones sobrenaturales. Estos labios parecen sellar los pensamientos o incluir en el silencio, algún sueño no cumplido y respuestas a preguntas que no han sido formuladas. Incógnitas, que posiblemente el ser humano terminará resolviendo con el pasar de su tiempo.
Como estas características en los rostros que produce el creador son más humanas que sobrenaturales, las imágenes, me atrevo a deducir, se delegan en la representación de un antepasado del creador, o a él mismo en el presente, o podría ser como un punto de contacto entre su pasado o su futuro.
Los objetos que utiliza el artista en algunas de sus piezas, a modo de símbolos, por lo general son de la cotidianidad actual: fragmentos vegetales, animales, piezas de protección o armamento, que podemos intuir serán las bendiciones, abundancias, protecciones y obsequios a recibir u otorgar, temas que a mi juicio son el punto de partida en su cotidianidad y adicionalmente, podemos revisar en ello, cuestiones de interés como lo social y lo emocional. Circunstancias humanas que permanentemente interesan al artista.
Los diferentes tonos sepia y la aplicación del color, donde resalta el azul en forma abstracta, se fusionan en el rostro que bosqueja repetidamente el artista, les otorgan a estos dibujos un sentimiento de nostalgia. Allí, haciendo uso de una marcada oposición, el artista parece convocar cierta conmoción o deseo no cumplido, mismo que notamos en el rostro infantil, de manera repetida.
Fuertes trazos y contornos definidos marcan una honestidad de inquietante mirada, a simple vista impasible. El escenario es nulo, únicamente podemos atender una expresión que, a pesar de ser penetrante y profunda, nos da la sensación de un pudor inusitado.
El realismo de estos rostros, aunque no capturan ningún momento en particular, ni doloroso ni atractivo, podemos acercarlo a nuestras quimeras, festejar nuestros recuerdos y haciendo uso de ellos, envolver en un halo de dignidad y placer, las siguientes proles para lograr una sociedad autentica y eficaz, mientras nos alcance el tiempo.
Gloria MiládelaRoca
Contacto con el artista:
Paulo Vigo
paolo@paolovigo.com
https://www.instagram.com/paolovigostudio/