Descubrí la novela por casualidad en el Mercado de San Antonio. Un lugar en el que venden libros antiguos y de ocasión los domingos. Me llamaron la atención la joven de la portada y un texto laudatorio de Joyce Carol Oates:
“Al principio parece que Un objeto de belleza sea una comedia romántica protagonizada por una decidida e inteligente mujer en el mundo del arte en New York. Después a medida que se desarrolla la novela, te das cuenta de que estás asistiendo, desde la más intimas de las perspectivas, a la historia casi trágica, de una era”.
Compré el libro por la irrisoria cantidad de cinco euros. Me apetecía empezar la lectura junto al mar y caminé hasta el Paseo Marítimo de Barcelona. Sentada en uno de los bancos, inicié la lectura de Un objeto de belleza.
La novela es una guía magnifica para conocer los entresijos económicos y culturales que acontecen en el mundo del arte contemporáneo en Estados Unidos. La evolución de las galerías, al compás del auge del lucro mercantilista, acontece en el periodo temporal ubicado entre los años 90 hasta la primera década del siglo XXI.
La voluntad didáctica de Steve Martín, es una constante en el libro y brinda al lector una oportunidad de oro para conocer las razones artísticas o monetarias que sitúan a un pintor en la cima del éxito.
El autor, utiliza el personaje de Lacey Yager, una neoyorkina bella y ambiciosa para describir la evolución del arte contemporáneo en el mercado económico.
Lacey Yeager es el arquetipo perfecto de una mujer calculadora que utiliza su belleza e inteligencia para conseguir éxito y dinero en el complejo mundo de la venta de obras de arte. Inicia su periplo profesional como una empleada que cataloga cuadros en el sótano de Sotheby´s, y acabará siendo una galerista de prestigio.
El personaje que narra la historia de la protagonista, se apellida Frank. Eterno enamorado de Lacey Yeager, y aspira a convertirse en un crítico de arte reconocido. Él será testigo de las seducción interesada y los actos ilegales que cometerá su amiga para alcanzar sus objetivos.
Joyce Carol Oates, acertó de pleno al calificar Un objeto de belleza como una comedia romántica en apariencia. No lo es en absoluto. Las reflexiones sobre el arte y las relaciones humanas tienen un trasfondo de sabiduría que evidencia un conocimiento profundo de este mundo y una experimentada biografía de las relaciones amorosas.
Steve Martín, posee una biografía artística jalonada por sus trabajos y premios como actor, dramaturgo, y compositor. Además, es un conocido coleccionista de arte que logró vender por $20.6 millones un cuadro de Edward Hopper.
En la parte final del libro narra la estancia de Franks como crítico de arte en la Feria Art Basel de Miami. Steve Martín aprovecha la ocasión para darnos una última lección sobre el desrrollo del arte contemporáneo. Una cena de galeristas, críticos y artistas en el famoso restaurante Joe´s Stone Crab será el escenario elegido por el autor para dar cuenta de un hecho notorio en el mundo del arte actual: la conversión de la figura del curador de obras de arte en una artista. El genio del curador radica en la elección personal de las obras y su disposición en el espacio. El dialogo que se establece entre ellas es su aportación creativa.
Mientras leía la obra de Steve Martín, no pude evitar el revivir las visitas a museos y galerías con mi curador particular con el que comparto ausencias y encuentros vitales. Él me enseñó lo poco que sé de arte contemporáneo. Y en un arrebato romántico, le envié un wats’up con una fotografía de las páginas 158 y 159 de este libro…Las elegí porque aparecen dos cuadros de pintores que Él admira: Mujer con peras, de Pablo Picasso y Marilyn de Andy Warhol.
El texto que acompañaba a esta fotografía infame, es privado y lo omití.
Ángels Martínez