Transgresión en la palabra
A Odalys Interián
Metamorfosis:
de una página a otra,
de una aventura a una reflexión,
de un solo camino a un espectro de vías,
de un vaso capilar a una caótica avenida,
de ansiado regreso a obligada partida.
Desde un sentimiento
hasta un logro,
desde el pico hasta la entraña,
o de inaudito estreno a remate.
Y allí, todo y nada,
porqués, cuándos,
dóndes, talveces…y…
un comenzar de nuevo.
Pero, ¿qué hace un poeta?
El poeta sueña, imagina, idealiza, crea.
Advierte certezas escondidas entre cosas
que en realidad no son entes, sino presencias
disfrazadas de migajas cotidianas.
Demuda y vive la belleza escondida,
llora y canta el dolor ajeno,
interpreta los misterios, las sombras, los silencios,
descubre el sentido de la lejanía.
Mas es amigo especial de lo cercano,
de la indeleble coetaneidad de planos invisibles
que transitan más allá
de ese espacio que nos define.
Conoce la diferencia entre el hambre de una amante que espera y desespera
y el llanto de una madre que extraña al destiempo ido.
Transmuta universos ignorados
entre la infinitud de un segundo
y la eternidad de una noche.
Lo maldice la realidad de su sensibilidad,
por ser ésta el más terrible de sus pecados,
fuente rica de incomprensiones entre los demás:
aquellos huérfanos de estética,
que se desplazan como piedras marchitas,
sin detenerse a contemplar tanto rocío,
tanto néctar que se seca
ante la impasibilidad del que ve y no mira,
del que no oye o no presta oído.
Nadie lo intuye,
nadie más comparte su regalo divino,
nadie comprende su misión,
nadie divisa su perenne destino.
Permiso
A Mariángel Gasca Posadas
Es que se diluyen en el manar de las alusiones.
Al principio no son más que ideas alienadas que sin pedir permiso
disponen de nosotros y ensalzan la extraña estructura del juicio.
Son cosas que llamamos locuras
las que luego nos obligan, sin licencia;
sin pedirlo nos ordenan embarcarnos
en esa re-elaboración del primer libro
a que aludía Borges…
sumarle una nueva página,
reinventar o desahuciar una vieja,
a la búsqueda de algún colaborador,
de algún cómplice de arbitrariedades
que en su lectura, también escriba.
Entonces es cuando el discurso
finalmente penetra y se apega a tus coyunturas:
asciende, impugna, acepta,
coincide, concurre,
avisa, denuncia o desaprueba…
Reincidencias
Las respuestas se convirtieron en materia prima,
en sustancia hermanada al ingenio…
en otro fundamento.
Y le dijo en tono serio,
si me faltas tú,
de alguna manera, como consuelo,
me queda la poesía.
Arte Poética
I
Dos verbos adyacentes se insertan en el núcleo de mi propia semántica.
Oblicuas, en juegos transversales, las interjecciones se burlan
y las comas se desplazan o deslizan en su diacrónico afán.
Los puntos se limitan, y percibo líneas de furor que se trazan a sí mismas,
que definen por ti y en vez de ti.…
La reseña, cubierta de misteriosos dones o carente de ellos,
al fin y al cabo permanece en la misma cobertura,
y transita inexplicables regiones del discernimiento.
Por esto y otras cosas, muchas cosas,
me atrevo ahora a mencionar la muerte.
Hablar de ella no es más que mostrar certeza.
¿De qué? Preguntarás.
De que sólo antes de ella me dolerá dejar atrás lo que ya es detrás.
[quizáִs los demás se quedarán esperando hasta un segundo antes de que el acaparador silencio los envuelva].
Antes y sólo antes que ella llegue,
me arrepentiré de algunos de mis hechos: quizás nunca.
Después ¿qué importa?
Ni Macedonio, Octavio y Jorge, ni Miguel
me reprocharán.
Otros tantos puede que me condenen,
pero no borrarán mi voz,
voz genuina, yo diría.
Voz que sabe que proyectar la muerte es una ilusión,
que aceptar no necesariamente significa pedirla o ansiarla,
temerla o buscarla.
Mencionarla es crecer.
Morir es continuar, continuar es morir…
Así me siento desde que se anunció el final del amor
o desde que se confabuló la etapa final.
Vago ese espacio ontológico
que me inundará de ilimitados infinitos
y binarios sempiternos cuando muera.
Entonces, sólo entonces los otros definirán mi voz
y mi ausencia sincrónicamente asumirá el color de sus antojos.
II
Después de extrapolar el verbo a senderos insondables,
¿qué nos queda?
Está prohibido buscar la anécdota.
Emular el canon sería presumir, que no es lícito…
Frente a mis opciones, que son muchas,
quizás atinaré al abalear las ideas
y designar un compañero en incoherencias.
Mas lo que habría de valuar sería el trayecto…
y en éste, sin vencernos a la tentación de la paranoia,
hemos de rechazar el adjetivo, si es que podemos,
dejándonos talvez apadrinar del término que abruma…
o asociarnos a la inquina del silencio.
Total: al final…a pesar y además,
¿qué más da, si he de resguardarme en lo obsoleto,
si he de consumirme en mis propias eses
y mi sombra perderá todo fundamento?
Sé que sólo recordarán mis faltas,
y me negarán la entrada a alguna humilde antología.
Mas debatiré con la inmutabilidad del oído,
preguntaré o responderé, mientras existo…
hasta que el humor que se aligera en las venas
alcance su ulterior acomodo fisiológico,
cuando la inconsciencia sea aun más inmune al dolor,
cuando se esfumen las hipérboles que creó el aprendizaje,
cuando se borren o no te asalten ya las sorpresas.
Sin renunciar del todo, debo asumir lo mundano.
Me obligo a desechar, o excluir, que es lo mismo,
aceptando con terquedad antagónica
la relevancia del lirismo y la permanencia en lo auténtico.
Mientras tanto, me adhiero a sugerir, no a imponerme,
a no tomar el camino más fácil,
a no conformarme con el mínimo común denominador,
a aceptar que cada poema no es necesariamente un manifiesto
y que cada uno de los versos es nacimiento o muerte, que es lo mismo.
Me incrimino, sin relegar, a no hundirme en el pasado
y a intuir que no hay mayor compromiso que la conciencia misma.
Reconozco, en lo que puedo,
que todo es espacio que nos adueña:
desde el músculo que empuja,
desde la voz que ensarta,
desde la imagen que invoca.
Allí permanecerá, hasta que nos aliemos con la oscuridad,
y nos derritamos en la oquedad del destiempo.
Y así, como si nada… no imponer lo que es íntimo,
pero que no nos oprima la marcha,
y continuar, sin rendirnos, desde luego (aun frente a lo inevitable)…
por encima de todo, sin rendirnos
y que no nos avergüence el oficio.
Para bien o para mal
Sus metáforas no contienen
la textura solemne
ni la agresividad revolucionaria
que por lo general identificaría a sus contemporáneos.
Quizás no se atreve…
ni se atreverá jamás
a traspasar o transgredir, que es lo mismo.
Dicen que es parte de su constitución nerviosa y naturaleza conservadora
el no aventurarse en esa rebeldía etimológica que con franca osadía dialéctica
tutea desesperadamente al peligro.
Tampoco le atrae sumergirse en empresas de radicalismo semántico
que tanto deleita a ciertos círculos teóricos
[pretenden formar y ser protegidos por millones que se aferran,
identifican o, simplemente, se acuñan en un nombre o un apellido].
Al fin y al cabo no pasan de ser una pura etiqueta literaria
que yace y cría polvo en un estante.
© All rights reserved Héctor Manuel Gutiérrez
Héctor Manuel Gutiérrez ha realizado trabajos de investigación periodística y contribuido para revistas de arte y música tales como Latin Beat Magazine, Latino Stuff Review, Nagari, Poetas y Escritores Miami, Signum Nous, Suburbano y Nomenclatura, de la Universidad de Kentucky. Ha sido reportero independiente para los servicios de “Enfoque Nacional”, “Panorama Hispano” y “Latin American News Service” en la cadena difusora Radio Pública Nacional [NPR]. Funge como lector oficial y consultor de la división Exámenes de Colocación Avanzada en Literatura y Cultura Hispánicas en College Board. Es también consultor para el Banco de Evaluaciones Interinas y Exámenes del Departamento de Educación de la Florida. Cursó estudios de lenguas romances y música en City University of New York [CUNY]. Obtuvo su maestría en español y doctorado en filosofía y letras de la Universidad Internacional de la Florida [FIU]. Creador de un sub-género literario que llama cuarentenas, es autor de los libros CUARENTENAS, Authorhouse, marzo de 2011 y CUARENTENAS: SEGUNDA EDICIÓN, Authorhouse, agosto de 2015. Le da los toques finales a dos próximos libros, CUANDO EL VIENTO ES AMIGO Y OTRAS CUARENTENAS y LA UTOPÍA INTERIOR, ensayos.