Album
Her mother’s face. The doll she threw out the window. The book she burned. The goldfish bowl she emptied into the living room. The doll whose legs she pulled off. Her first psychiatrist. The bowl she hit her mother with. Her babysitter right before she left. Her maternal grandmother right before she left. Her father right before he left. Her mother’s face. The cat she put in the oven. Her second psychiatrist. Her first kindergarten. The boy she kicked. Her third psychiatrist. The classmate’s braid she cut off. The corner where she was punished. The classmate’s face she cut. Her fourth psychiatrist. Her second kindergarten. The dog she disemboweled. The chair she was tied to. Her mother’s arm in a sling. Her teacher’s arm in a sling. Her fifth psychiatrist’s arm in a sling. Her third kindergarten. The boy who hit her. A piece of the ear of the boy who hit her. Her fourth kindergarten. The complaint against her. Her mother’s purse. The elementary school principal who refused to admit her. Her mother’s face. The second elementary school principal who refused to admit her. Her mother’s debit card. The elementary school principal who agreed to admit her. The girl she tried to drown in a toilet. The girl she pushed down the stairs. The complaint letter written by her classmates’ parents. Her mother’s face. One of her mother’s bare shoulders. The second elementary school principal who agreed to admit her. The sweater that belonged to a classmate who disappeared. The body of the classmate who disappeared. Her mother’s face. The squad car that went to look for her. Her mother’s face. The bus she boarded with her mother. The first motel where she slept with her mother. The fire at the first motel where she slept with her mother. The flier with her mother’s face. Her mother’s face. The second hotel where she slept with her mother. The baby that survived for three days in the motel room where she slept with her mother. Her mother’s face. The third motel where she slept. The phone that her mother tried to use. Her mother’s face. One of her mother’s eyes. Her mother’s tongue. Her mother’s other eye. The car of the man who picked her up on the highway. The first reporter who talked about her on television. The car of the second man who picked her up on the highway.
Álbum
La cara de su madre. La muñeca que arrojó por la ventana. El libro que quemó. La pecera que vació en la sala. La muñeca a la que arrancó las piernas. Su primer psiquiatra. El tazón con el que golpeó a su madre. Su niñera poco antes de marcharse. Su abuela materna poco antes de marcharse. Su padre poco antes de marcharse. La cara de su madre. El gato al que metió en el horno. Su segundo psiquiatra. Su primer kinder. El niño al que pateó. Su tercer psiquiatra. La trenza cortada de su compañera. El rincón en el que estuvo castigada. La cara cortada de su compañera. Su cuarto psiquiatra. Su segundo kinder. El perro al que destripó. La silla a la que fue atada. El brazo en cabestrillo de su madre. El brazo en cabestrillo de su maestra. El brazo en cabestrillo de su quinto psiquiatra. Su tercer kinder. El niño que la golpeó. Un trozo de la oreja del niño que la golpeó. Su cuarto kinder. La denuncia en su contra. El bolso de su madre. El director de la primaria que no quiso admitirla. La cara de su madre. El director de la segunda primaria que no quiso admitirla. La tarjeta de débito de su madre. El director de la primaria que aceptó admitirla. La niña a la que trató de ahogar en un excusado. La niña a la que empujó por las escaleras. La carta en su contra de los padres de sus compañeros. La cara de su madre. Un hombro desnudo de su madre. El director de la segunda primaria que aceptó admitirla. El suéter de su compañero desaparecido. El cuerpo de su compañero desaparecido. La cara de su madre. La patrulla que fue a buscarla. La cara de su madre. El autobús que abordó con su madre. El primer motel donde durmió con su madre. El incendio del primer motel donde durmió con su madre. El boletín con la foto de su madre. La cara de su madre. El segundo motel donde durmió con su madre. El bebé que resistió tres días en el cuarto donde durmió con su madre. La cara de su madre. El tercer motel donde durmió. El teléfono que su madre trató de usar. La cara de su madre. Un ojo de su madre. La lengua de su madre. El otro ojo de su madre. El coche del hombre que la recogió en la carretera. La primera comentarista que habló de ella en la televisión. El coche del segundo hombre que la recogió en la carretera.
(de Éstos son los días; ERA, México, 2004)
The Departure
The mother watched her tiny son die in that horrific earthquake that destroyed the city of Appa. But she couldn’t accept his death, so she begged the gods to return him to her. Feeling pity, the gods didn’t allow the little child’s soul to enter the Other World, and they returned it to his body. But you know how gods are: the body was still dead, its many wounds didn’t heal, and the mother’s heart went from the joy of having a son, of not having lost him, to the horror of watching the poor creature suffer, prisoner of his wounded flesh. And then the disgust came, yes, disgust, as the child began to decompose, and worms devoured him, and he cried as he called out to death, but as I said he was already dead. The mother, now mad with grief, stabbed him once, twice, three times, and many more times; then she stoned him, poisoned him, strangled him… But all the boy could do was cry, suffer. Finally, she took him in her arms, his torn flesh, broken bones, black blood, and threw him onto the flames of a bonfire. And the poor soul burned, and he became smoke and ash, and the wind scattered and mixed him into the air, and then the mother was consoled, for good or bad. But she shouldn’t have been because among those imperceptible remains there was still a soul in pain, and that soul exists today in the world, scattered but living, as anyone who breathes knows, who opens his mouth and suddenly feels sadness.
La Partida
Una madre vio morir a su pequeño hijo en aquel temblor espantoso, el que destruyó la ciudad de Appa, pero no pudo resignarse a su muerte y rogó a los dioses que se lo devolvieran. Los dioses, compadecidos, no dejaron que el alma del pequeño entrase en el Otro Mundo y la devolvieron a su cuerpo. Pero ya saben cómo son los dioses: el cuerpo no dejó de estar muerto, no se aliviaron sus múltiples heridas, así que el corazón de la madre pasó de la dicha de tener a su hijo, de no haberlo perdido, al horror de ver sufrir a la pobre criatura, prisionera de su carne lastimada. Y luego vino el asco, sí, el asco, porque el niño comenzó a pudrirse, y los gusanos lo devoraban, y gritaba llamando a la muerte pero, como he dicho, ya estaba muerto. La madre, enloquecida, lo apuñaló una vez, dos, tres, muchas; luego lo apedreó, lo envenenó, lo estranguló… Pero el niño sólo gritaba, sólo sufría. Al fin ella lo tomó entre sus brazos, piel rasgada, huesos rotos, sangre negra, y lo arrojó a las llamas de una hoguera. Y el desdichado ardió, y fue humo y ceniza, y el viento lo dispersó y lo confundió con el aire, y entonces la madre se consoló bien o mal. Pero no debió hacerlo porque en esos restos impalpables estaba aún el alma doliente, y esa alma sigue hoy en el mundo, dispersa pero viva, como lo sabe todo aquel que respira, que abre la boca y siente de pronto la tristeza.
(de El país de los hablistas; Umbral, México, 2001)
Mermaids
Tattooed on the chest of a sailor from the Yucatan, Fidelina – a mermaid with long hair and bare breasts – was the first: one day the sailor took off his shirt, and she was no longer there. But that same day, reports began to circulate: thousands more were joining Fidelina, all mermaids, each of them tattooed in black or in color, all escaping from someone’s skin and from their ink sleep. Finally, it was reported that they were all going to reunite on the enormous stomach of an engineer in Mallorca, who took his shirt off before the cameras and displayed, more than just his coarse, trembling flesh, the remarkable fiesta of the mermaids, who were talking, dancing, and laughing, without anyone hearing a sound, flat beneath the skin but moving, making themselves small to indicate that they were far away or pushing each other in order to get close-ups on the flabby skin that provided them shelter. Then, all of a sudden, one day (no one knows why at that moment and not another), Fidelina gestured with her hand. The others turned around and looked at her; then they looked at everyone who was looking at them; then the engineer asked for an explanation; then Fidelina took out a brush, made of ink just like her, and used it to draw a crude door right over her host’s bellybutton, and the door opened, and they all screamed in astonishment, and they all went through the door toward no one knows where as the world looked on, and the engineer, all of a sudden, felt watched, his hideousness on display, because the only left for the world to see was his potbelly.
Migrantes
Tatuada en el pecho de un marinero yucateco, Fidelina –sirena de largos cabellos y pechos desnudos– fue la primera: un día el marinero se descamisó y ella no estaba más. Pero ese mismo día empezaron a llegar los reportes: a Fidelina se unían miles más, todas sirenas, todas creadas en negro o en colores, todas escapando de la piel de alguien y del sueño de tinta. Por fin se supo que todas iban a dar al vientre enorme de un ingeniero en Mallorca, quien se descamisó ante las cámaras y mostró, a más de sus carnes temblorosas y bastas, la fiesta tremenda de las sirenas, que hablaban, bailaban, reían sin que se oyera nada, planas bajo la piel mas movedizas, haciéndose pequeñas para indicar que estaban lejos o empujándose para lograr close-ups sobre la piel floja que les daba cobijo. Entonces, de pronto, un día (no se sabe por qué en ese momento y no en otro), Fidelina hizo un gesto con la mano. Todas las otras voltearon a mirarla; luego miraron a quienes las miraban; luego el ingeniero pidió una explicación; luego Fidelina sacó un pincel, tan hecho de tinta como ella, que usó para dibujar una tosca puerta justo sobre el ombligo de su anfitrión y la puerta se abrió y todos gritaron de asombro y todas pasaron por la puerta hacia no se sabe dónde mientras el mundo observaba y el ingeniero se sentía, de pronto, observado, ansiado en su fealdad, porque ya no había nada sino su panzota ante los ojos del mundo.
(de La ciudad imaginada; Libros Magenta, México, 2009)
George Henson is literary translator based in Dallas, Texas. George has translated two short story collections, Elena Poniatowska’s The Heart of the Artichoke and Luis Jorge Boone’s The Cannibal Night. Other translations, of writers Andrés Neuman, Miguel Barnet, Alberto Chimal, Sergio Pitol, and Leonardo Padura, have appeared in World Literature Today, The Literary Review, Words Without Borders, and The Kenyon Review. His translation of Miguel Barnet’s “Fátima, Queen of the Night” was featured on Longreads.com and Paragraph Shorts.
George Henson es un traductor literario radicado en Dallas, Texas. Ha traducido dos colecciones de cuentos, Tlapalería de Elena Poniatowska y La noche caníbal de Luis Jorge Boone. Sus otras traducciones, de los ecritores Andrés Neuman, Miguel Barnet, Alberto Chimal, Sergio Pitol y Leonardo Padura, han aparecido en las revistas World Literature Today, The Literary Review, Words Without Borders y The Kenyon Review. Su traducción de “Fátima, o el Parque de la Fraternidad” de Miguel Barnet fue resaltada en los sitios Longreads.com y Paragraph Shorts.