Lo primero que empaca un psicópata cuando se va de viaje es un libro. Dos o más de estos artículos en la maleta ya denotan un serio problema de salud mental y física en el sujeto en cuestión. Es necesario padecer deficiencias renales o sexuales para poner los ojos en las páginas de un libro en lugar de admirar las hermosuras del espacio —playa, bosque, desierto, ciudad— hasta donde se ha decidido pasar unas bonitas vacaciones.
A unas horas de partir al spring breik aún no decido cuántos y cuáles libros tengo que empacar. Tiene que ser mucha poesía, algunas obras de narrativa y, demasiado de ensayo y crítica literaria, porque así lo exige la vida en este momento. Es verdad, la lectura brinda un placer como nada en la vida. Aún no he experimentado ese placer, pero supongo que algún día sucederá. ¿Por qué tanto libro y tan pocos calzones? Respuesta: los calzones son reciclables.
Según el lugar a donde se vacacione tendrá que elegirse el libro. Si se viajará en avión o autobús, si el trayecto es corto o largo, si se va solo o acompañado o en plan de seducción. Todo ello influye en la preferencia de las lecturas. Para la playa no puede leerse poesía erótica: sudan mucho las partes íntimas. En el bosque, si estás solo, lo ideal son las novelas negras para evitar que puedas dormir toda la noche. Luego de la lectura estarás atento a cualquier ruido que parezca producido por un asesino en serie que antes de acribillarte te transgredirá el cuerpo con alguna señal satánica.
En el desierto, poesía mística, por supuesto, y en la ciudad, libros para despertar el instinto de supervivencia como Sale el espectro, de Philip Roth. En los viajes de más de tres horas lo más recomendable son las novelas de Jorge Volpi, Xavier Velasco, Salvador Elizondo o cualquira de los escritores de Medio siglo: te provocan sueño hasta el encabronamiento, te duermes, y con ello sentirás el trayecto menos pesado.
Durante los periplos menores a tres horas, un buen poemario o una novela corta o un libro de cuentos siempre son lo ideal. Si no los acabas por malos, ya no volverás a gastar más tiempo en ellos; si son buenos, los terminas en el viaje de regreso. Eso de concluir la lectura de los libros que empiezas sólo por disciplina es una incoherencia. Pierdes tiempo, deseos, sueños y terminas divorciándote del mundo (con todo mi amor y mis mejores deseos para Los detectives salvajes).
Leer y viajar son actividades con almas siamesas. Viajar cuando se lee es andar por dos caminos al mismo tiempo. El primero lleva a un espacio situado geográficamente; el segundo, a un lugar desconocido y siempre íntimo. Al final de todo viaje ya es otra piel la que nos cubre y vemos al mundo con ojos de recién nacidos. De eso se trata la literatura, de cambiar de piel sin perder el asombro del cuento de los días.
© All rights reserved Xalbador Garcia
XALBADOR GARCÍA (Cuernavaca, México, 1982) es Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y Maestro y Doctor en Literatura Hispanoamericana por El Colegio de San Luis (Colsan).
Es autor de Paredón Nocturno (UAEM, 2004) y La isla de Ulises (Porrúa, 2014), y coautor de El complot anticanónico. Ensayos sobre Rafael Bernal (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2015). Ha publicado las ediciones críticas de El campeón, de Antonio M. Abad (Instituto Cervantes, 2013); Los raros. 1896, de Rubén Darío (Colsan, 2013) y La bohemia de la muerte, de Julio Sesto (Colsan, 2015).
Realizó estancias de investigación en la Universidad de Texas, en Austin, Estados Unidos, y en la Universidad del Ateneo, en Manila, Filipinas, en la que también se desempeñó como catedrático. En 2009 fue becado por el Fondo Estatal pJara la CulturPoesía, ensayo y narrativa suya han aparecido en diversas revistas del mundo, como Letras Libres (México), La estafeta del viento (España), Cuaderno Rojo Estelar (Estados Unidos), Conseup (Ecuador) y Perro Berde (Filipinas). Fue editor de la revista generacional Los perros del alba y su columna cultural “Vientre de Cabra”, apareció en el diario La Jornada Morelos por diez años.
Actualmente es colaborador del Instituto Cervantes de España, en su filial de Manila y mantiene el blog: vientre de cabra.