La madurez comienza cuando somos adolescentes, comienza mirando afuera de nuestro “refugio” u hogar, lo único que habíamos conocido; fisgoneando el mundo por la rejilla de nuestras inseguridades. Todos comenzamos la adolescencia en desventaja, “¿Quién es el valiente que se enfrenta a la selva afuera de su pequeño refugio sin esperar fieras que le devoren?” Comenzamos por vacilación, y a medida que salimos y somos reconocidos por algo en nosotros que los demás valoran, nos vamos envalentonando; así se fue forjando una identidad con certezas fundamentadas en el “vacío resuelto”… es entonces que pretendimos que sabíamos lo que hacíamos y comenzamos a forjar la identidad que se fraguará en la adultez.
La vida continuamente va retando esa identidad, muy especialmente nuestros encuentros con el sexo al que somos atraídos. Crecemos cuando vamos ajustando y reformulando nuestra identidad; con suerte, porque algunos siguen adornando esa identidad, eternamente enquistándola… esos son los que llamamos narcisistas.
Scarlett O’Hara es esa adolescente que descubrió su “certeza” en su belleza, aquello que le confiere atracción y la separaba del resto, aquello que todos y todas reconocían como valioso y se rinden a sus pies o sienten una feroz competencia, pero de igual manera se lo confieren como valioso. La trama de todo el film gira en torno a Scarlett y su incapacidad de crecer y madurar.
La descomposición de un mundo es el mejor escenario para crecer
Desde el comienzo del S.XVII, Norte América fue desarrollándose hasta convertirse en 13 colonias británicas con diferencias culturales, sociales y económicas. En 1775 comenzaron las guerras de independencia de las colonias con Gran Bretaña y se estrenaba el recién Congreso Constitucional de las 13 colonias para enfrentar la ofensiva bélica al imperio.
Contrario a la creencia popular, la guerra civil norteamericana que comienza en 1861 no se libra para abolir a la esclavitud, sino fue el resultado de un proceso de escalada de división, tensión política y legislativa que se gestó en el largo periplo de reforma de la Constitución de EEUU en el Congreso Continental durante sus diferentes enmiendas. Existe tal tensión, que los Estados Confederados consideran y discuten en el congreso su posible separación de la unión. Concluye cuando los estados del Sur inician una “agresión defensiva” al Fort Sumter el 12 de abril a la entrada de la Bahía de Charleston, Carolina del Sur, entonces comienza la Guerra Civil.
Las divisiones de nuestro mundo se generan en las personas. Estamos equivocados cuando creemos que son los poderosos y por los que nos rigen que se descarrila toda una sociedad, esa línea divisoria atraviesa cada uno de los corazones de las personas en cada casa, ciudad o en todo el país. Si tú y yo damos rienda suelta a nuestra naturaleza, si cedemos a las bajas emociones y a lo que los demás esperan de nosotros o a lo que mis “grupos sociales” valoran, la división se hace más profunda para todos… hasta convertirse en un abismo infranqueable y entonces el mundo que nos sostiene se quiebra y absolutamente todo se resquebraja.
Igual, para bien o para mal, ese desboronar de un mundo es una oportunidad sin igual para crecer y aprender cuáles son tus valores y de qué lado de la tragedia quieres posicionarte.
La Guerra de Secesión de EEUU es el resultado de la incapacidad de adaptar la identidad que tiene el Sur a las exigencias de los tiempos; algo semejante a lo que la trama muestra de nuestra pequeña Scarlett O’Hara, todo en su mundo le reta a cambiar, y ella sigue reafirmándose en la identidad que le confería seguridad, “yo soy bella y todo necesita girar en torno a mí”.
Sin embargo, no la juzgues tan rápido porque los buenos dramas nos muestran “grandes verdades” que todos vivimos y estamos al borde de imitar.
Más bien está atento y aprende.
El sexo opuesto que te atrae y su misterioso roll en nosotros
“Estamos rotos… así es como entra la luz” (Ernest Hemingway). Esa “rotura” viene de muy atrás, la religión judía-cristiana le ha conferido el título “El Pecado Original”. Una manera de verlo es que, la consecuencia al emerger la consciencia en nuestra psique, descubrimos la polaridad de la realidad y sobre todo en cuanto a “cómo me afecta a mí”; por ello todo lo vemos fragmentado y nosotros separados de todo… creyendo que necesitamos algo para completarnos. Uno de los aspectos de esa ruptura se evidencia en las relaciones en pareja. En los mamíferos sin consciencia reflexiva o auto conocimiento, la atracción hacia el sexo opuesto es por instinto… es evidente que en el ser humano será algo mucho más profundo e inevitablemente relacionado con la identidad.
Carl Jung propone que la psique está interiormente fragmentada y todas nuestras motivaciones inconscientes o emocionales son para traer unidad a esa división. En el ser humano existe una identidad consciente y cónsona con el género que tiene y otra interior como contraparte o del género opuesto, son polos que se atraen. Así la contraparte en la mujer es el Ánimus, es como un espíritu masculino que vive interiormente y anhela encontrar allá afuera su símil (la imagen masculina), a la vez que le anhela le intimida. En el hombre esa contraparte es la Anima, así esa dimensión femenina interna busca esa mujer afuera para completarle, como si buscara inconscientemente un espectro para integrarla dentro de él, le busca y le codicia. Pero…
Ambas son fuerzas telúricas del alma, capaces de alterarlo todo y desestabilizar toda la identidad, a veces si logra conseguir al otro/a y otras veces si no logra hacerlo.
Para complicar aún más la propuesta de Jung, hay una dimensión interior que le llama Ser, que es ese Yo completo y evolucionado, que trasciende tiempo y espacio, que es mi Yo Verdadero en mi más pura esencia. Es parte esencial de mi psique, y continuamente mueve todos los hilos de las energías para despertarnos a quién en verdad podemos llegar a ser.
Si reconocemos que las relaciones amorosas son energías en nuestras vidas con un gran poder movilizador y transformador, el Ser en nosotros las atrae para, con electricidad de alta tensión, encienda los puntos necesarios para avanzar en nuestras vidas.
Somos una tormenta de emociones e irracionalidad
Ahora damos una primera pincelada, a manera de introducción para puntualizar detalles a enfocar en la trama. Lo que el Viento se Llevó es una historia apasionante que nos recuerda cómo es la vida, cuán irracionables podemos llegar a ser, cómo respondemos a los impulsos vitales del mundo complicándonos la vida y afectando a todos los que están alrededor nuestro.
No dejes de ver la película, observa con curiosidad a Scarlett y a Rhett, también a Ashley y a Melanie. En los próximos artículos trataremos diferentes temas sobre las relaciones emocionales, las armas que pueden ayudarnos a enfrentar las crisis en nuestras vidas y por qué del drama humano y hacia dónde nos apunta.
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