“Estamos en una dictadura y soy un perseguido político de la pareja presidencial”
Ernesto Cardenal
Fue ministro de Cultura de la revolución nicaragüense cuando José Daniel Ortega Saavedra, el actual presidente de ese país centroamericano, tenía ideales que los llevaron a ambos a desafiar la sangrienta dictadura de la dinastía Somoza, junto con el novelista Sergio Ramírez y tantos otros dispuestos a dar hasta la misma vida por la libertad y la democracia. Es uno de los mayores poetas de la lengua española, tiene 92 años y una extensa obra literaria que lo ha consagrado para siempre, independientemente de lo que su antiguo compañero de barricada, Ortega, vaya a hacer con él, si la opinión pública y los capaces de ejercer presión a favor del gran poeta no se deciden a intervenir.
Se llama Ernesto Cardenal y estreché su mano una sola vez, cuando ambos concurrimos invitados al Primer Festival Internacional de Poesía de la Provincia de Mendoza, en Argentina, allá por 2013. Ya era venerable, ya era muy viejo, ya su voz y su mano temblaban al hablarme -empleó pocas, pausadas, preciosas palabras- y estrecharme la diestra, mientras un solícito grupo de asistentes lo ayudaba a desplazarse por los corredores del Espacio Le Parc, antes de su ingreso al salón colmado, antes de que estallara la ovación. Una ovación merecidísima, la misma que acompaña cada aparición del poeta en público, desde hace décadas.
Por entonces, ya Ernesto Cardenal había enfrentado reiteradamente al gobierno de su país y sufría las consecuencias en carne propia. Ya había conocido las acusaciones injustas, las humillaciones que prodiga el poder, a manos llenas y por todos los medios a su alcance, cuando alguno, anónimo o célebre, osa denunciar sus más inicuas oscuridades, sus más corruptos entresijos. Ya el anciano y admirado poeta había conocido la prisión domiciliaria, la difamación, las multas y la censura y no le importó a los organizadores de su vejamen que se alzaran en todo el mundo voces en defensa del gran poeta latinoamericano, así estas fueran las de José Saramago, José Emilio Pacheco, Eugeni Evtuchenko, Laura Restrepo, Tomás Eloy Martínez, Eduardo Galeano, Ángeles Mastretta, Mario Benedetti, Nélida Piñón, Gioconda Belli, Antonio Skármeta, Sergio Ramírez, Mario Vargas Llosa…
Ahora, el embate viene de manos de la ¿justicia?: a Cardenal le reclama un foro judicial de su país que está obligado a pagar más de 800.000 dólares estadounidenses, en concepto de daños y perjuicios, al atribuirle un supuesta falta de cumplimiento contractual.
La demandante es Nubia Arcia Mayorga, antigua administradora del Hotel Mancarrón, quien dio comienzo a su querella en 2005. El Mancarrón es una vieja edificación de Solentiname, el célebre archipiélago donde el poeta estableció en 1966 una comunidad campesina, a fin de impartirles a los humildes educación básica: lectura, escritura, pintura y artesanía. El dictador Anastasio Somoza Debayle no dudó en destruir esa obra humanitaria y recién tiempo después de su derrocamiento, sucedido el 17 de julio de 1979, con la victoria de la revolución, pudo comenzar a ser reconstruida la comunidad fundada por el gran poeta en los ’60; fue en ese famoso lugar donde Cardenal creó una de sus obras maestras y más celebradas, “El Evangelio en Solentiname”.
Mas en 1990 las elecciones fueron adversas para Daniel Ortega, quien había accedido a la presidencia tras la caída de Somoza, y tomó el poder Violeta Chamorro (Violeta Barrios Torres), cuya gestión decidió convertir la benéfica comunidad en un hotel administrado por uno de los campesinos a quienes Cardenal había educado, Alejandro Guevara; es su viuda quien reclamó la propiedad en carácter de herencia, dando inicio al calvario de Ernesto Cardenal. Martirio bien aprovechado por Ortega, vuelto al poder desde el 5 de noviembre de 2006, en el que ha permanecido desde entonces atravesando los sucesivos comicios y afrontando todo tipo de cargos y acusaciones provenientes del campo nacional e internacional.
A Daniel Ortega la historia no lo absolverá: Como repetidamente ha sucedido en el curso de ella, lo que alguna vez fue una revolución se ha transformado en una dictadura plebeya. Una dictadura que seguirá degenerando y que para continuar hacia su derrotero debe acabar con cualquier disidencia, aplastar toda protesta, silenciar cualquier oposición.
Tiene 92 años. Se llama Ernesto Cardenal. Lo que pueda sucederle también depende de nosotros. Pobre Nicaragua, patria de Rubén Darío y de Ernesto Cardenal. Pobres los hombres y mujeres buenos y justos de Nicaragua.
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El poeta, quien se opone al actual gobierno porque lo considera alejado de los orígenes y del ideario de la figura tutelar del movimiento, Augusto Sandino, es un fuerte cuestionador de algunos proyectos oficiales, entre ellos el canal interoceánico que el gobierno de Ortega y la empresa china HKND del empresario Wang Jing planean construir a través del lago Cocibolca, la fuente de agua dulce más grande de Centroamérica que alberga precisamente el archipiélago de Solentiname. Se trata de una obra monumental que ha recibido críticas dentro y fuera de Nicaragua, tanto en materia ambiental como por su turbio proceso de adjudicación y las dudas sobre su financiamiento. Según Cardenal, el canal que construyen los chinos destruirá el ecosistema y “acabará con el archipiélago, con el lago y por último acabará también con Nicaragua”.
Ernesto Cardenal comenzó a dedicarse a Dios a los 31 años (antes había vivido una vida “disipada”, según sus palabras). En el terreno político, fue ministro de Cultura del primer gobierno sandinista y su poesía se convirtió en sello indeleble de las letras latinoamericanas. En el marco del enfrentamiento con Ortega —que se inició en 2007, al regreso del presidente al poder—, hay varios procesos abiertos en represalia a sus constantes críticas. Sus cuentas bancarias han sido bloqueadas e incluso fue sometido a arresto domiciliario.
En el Festival de Poesía de Granada, la narradora y poeta nicaragüense Gioconda Belli —ella misma también un símbolo de la revolución de 1979— pidió enfáticamente que se deje de hostigar y hacer estos tipos de juicios sumarios y absurdos al anciano poeta. “Otra vez persiguen al poeta Cardenal. ¡Qué vergüenza!”, escribió en su Facebook. También habló sobre el tema el notable poeta chileno Raúl Zurita: “Estamos con el Ernesto, el autor de Canto Cósmico y del poema de Marilyn Monroe. Al poeta no se le demanda, se le respeta, se le ama, se le exalta. El cielo sería más pequeño sin la poesía de Ernesto”, dijo.
Las autoridades del festival también se solidarizaron. “El nuevo ataque que ha recibido a todas luces obedece a venganzas y represalias por su actitud siempre crítica ante los abusos del poder”, expresaron Daniel Rodríguez Moya y Remedios Sánchez, directores del evento. Como no podía ser de otro modo, también el premiado escritor Sergio Ramírez —quien fue vicepresidente de Ortega en uno de sus gobiernos— criticó el fallo. “El poder quiere humillarlo y dejarlo en la calle. Su casa es el único bien que posee en esta tierra y cuando lo subasten, no servirá que sepan que por esa puerta pasaron Günter Grass, Graham Greene, García Márquez o Julio Cortázar”, ironizó.
El abogado de Arcia Mayorga (quien durante un breve tiempo fue ministra de Turismo de Ortega) es José Ramón Rojas Méndez, quien representó al entonces comandante Ortega cuando su hijastra, Zoilamérica Ortega Murillo, lo denunció por abuso sexual, una causa que convirtió a Ortega en persona no grata para todos los movimientos de mujeres del continente y que, por ejemplo, no le permitió asistir a la asunción de Fernando Lugo como presidente del Paraguay en el año 2008 debido a las fuertes protestas en su contra.
La relación de Cardenal con la Iglesia católica tampoco estuvo exenta de polémicas. El momento más crítico tal vez se produjo durante una visita del papa Juan Pablo II en 1983 a Managua. Ocurrió cuando en la catedral Cardenal levantó el puño al grito de: “¡Que viva la revolución!”, un gesto entusiasmado que le valió que el Vaticano lo suspendiera del sacerdocio poco después.
¿Y qué piensa hoy Ernesto Cardenal del movimiento revolucionario que lo encontró luchando junto a Ortega durante tantos años? “Fue una revolución muy bella, lo que pasa es que fue traicionada. Lo que hay ahora es una dictadura familiar. Eso no fue lo que apoyamos nosotros”, sostuvo hace poco en Managua, cortito y al pie.
© All rights reserved Luis Benítez
Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.) con sede en la Columbia University, de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (La India). Ha recibido numerosos reconocimientos tanto locales como internacionales, entre ellos, el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2008). Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina. Sus 36 libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro fueron publicados en Argentina, Chile, España, EE.UU., Italia, México, Suecia, Venezuela y Uruguay