Felipe Sérvulo González Villar, conocido como Felipe Sérvulo, nació en Jaén.
Ha publicado los siguientes poemarios:
Hasta el límite de las violetas. La Mano en el Cajón. Barcelona, 1995.
Las noches del sur. Colección Poetas. Jaén, 1996.
Casi la misma luz. Tágilis Ediciones. Almería, 1999.
Cartografía de la materia. Diputación Provincial de Jaén, 2005.
La niña de la colina. in-VERSO, Ediciones de poesía. Barcelona, 2012.
Ahora que amaneces. Playa de Ákaba. Getafe, 2013.
Las dunas de Tottori. Poetikas. Barcelona, 2015
El último vagón. Playa de Ákaba, 2016
Mil grullas de Origami. Editorial El Bardo, 2020.
Su último y nuevo “Cúmulos de Plutonio”, In Verso, 2023, es un libro relacionado con las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, dedicado a la niña Sadako Sasaki, y fuertemente impregnado por la cultura japonesa.
La cultura japonesa toca muy de cerca a Felipe Sérvulo, tras casarse su hijo con una mujer japonesa. “Cúmulos de Plutonio” no es el primer libro que, aunque obviamente no está escrito en japonés, se incardina dentro del mundo cultural japonés. Anteriormente, en 2020, ya publicó “Mil grullas de origami” con la Editorial El Bardo. El significado de las mil grullas de origami hay que buscarlo en la tradición sintoista de la leyenda Senbazuru. Cuando se desea algo con mucha fuerza y se construyen mil grullas de papel, los dioses concederán lo deseado. Esta tradición fue revitalitzada y alcanzó fama mundial a raíz de la historia vital de Sadako Sasaki, nacida en Hiroshima el 7 de enero de 1943, quien resultó expuesta, con sólo 2 años de edad, a la radiación provocada por la bomba atómica lanzada contra Hiroshima el 6 de agosto de 1945 por el avión estadounidense llamado Enola Gay. El epicentro de la explosión nuclear fue a 1’5 kilómetros de su casa. Cuando a Sadako Sasaki se la llevó la muerte, el 25 de octubre de 1955, con solo 12 años, había completado 644 grullas de origami. Sus amigos completaron las 356 restantes y las depositaron en su féretro. Felipe Sérvulo ha hecho suya la cultura japonesa desde un sentimiento universalista y así lo dice en el poemario: “No sé si recordaré tanto; pido, al menos, poder honrar a mis muertos y a los tuyos, que también son míos”. Es a Sadako Sasaki a quien dedica este poemario y en su memoria: “Que no haya olvido y, por pedir, pido voz para nombrarte, aunque estés ausente y tan difunta”.
“Cúmulos de Plutonio” que, describe ni más ni menos que las enormes cantidades de plutonio que esparcieron los hongos nucleares formados por las explosiones atómicas en Hiroshima y Nagasaki, es algo parecido a un libro de viajes, el cual se escribe aquí y allí, puesto que Felipe Sérvulo viajó a Hiroshima para encontrar la inspiración que aquí le faltaba, tal y como el propio autor declara en el prefacio, aludiendo la famosa frase de José Hierro “el poema se escribe cuando él quiere”.
Entrando en materia, el poemario es un diálogo desde el yo al tú poético con Sadako Sasaki, el cual consta de tres partes, cada una de ellas comienza con un haiku a modo de entradilla o, más bien como una llave a modo de entrada del lector en cada una de estas tres habitaciones de las que consta la casa del libro. Ese diálogo entre el tú y el yo, esa alegría tan alta de vivir en los pronombres, que dijo Pedro Salinas, es pilar fundamental en la construcción de la obra poética de Felipe Sérvulo, tal y como es de ver en sus poemarios anteriores.
Pero estas partes no son compartimentos estancos, porque el poema ha podido ser escrito tanto en Japón como en España. El recuerdo nostálgico de la tierra de la que se haya ausente es un motivo común que se aprecia en diversos poemas a lo largo de todo el libro. Cuando está en Cataluña recuerda su tierra natal, Andalucía, y piensa también en Japón. Recíprocamente ocurre lo mismo cuando está en Tokio o en Hiroshima. Tanto las distancias físicas como las mentales se hallan simultáneamente presentes en su fuero interno, forjando un itinerario argumental entre la evocación y la presencia. También son de ver ecos del tono trágico de Luis Cernuda, cuando éste poetizaba en su libro “Las nubes” sobre el drama de la Guerra Civil Española.
La primera parte: “En la distancia/Sadako ya despierta./Canje de sueños” se dirige a Sadako de tú a tú, vivificándola, anunciándole su voluntad de ir a verla porque conoce su nombre y su historia. De momento, el poeta encuentra en la distancia el rastro que se pierde en la noche de sus ojos apenados. El tren de la vida le ha llevado hasta ella y ahora quiere materializar en la realidad la metáfora. Desde un enfoque romántico, quiere humanizar las tardes tristonas de otoño, conjurándose contra el olvido, mediante la voz para nombrarla aunque esté muerta y ausente. Si es preciso, escribirá una carta a Matsuo Basho, imposible de responder porque en coherencia, él también sabía de proyectos imposibles. Y hoy día, la Paz Mundial sigue siendo un proyecto imposible. Cuando se halla en Barcelona, el poeta tiene que recurrir a soñarla para estar junto a ella y forcejear con el horizonte mediante el vigor de la visión. La empatía con Sadako llega hasta el punto de anunciar el cumplimiento de su tiempo vital, que la tierra le será leve (ya escribió sobre esto en un anterior poemario titulado “Sic tibi terra levis”) y ella acude y se le hace presente en una noche de sueños y de arcanos. La muerte igualaría al poeta y a Sadako, sabedor que ella no puede contestar a los versos del poeta, porque no se puede ser sanado fuera de plazo.
La segunda parte “Pronto amaneces y marchas sin adioses. Llega sakura” el poeta toma conciencia de que hace en realidad mucho tiempo que Sadako se marchó, y, ello le trae el recuerdo de la infancia perdida, al ver jugar a las niñas en el parque. La bomba atómica cerró trágicamente el ciclo vital de los juegos para Sadako. Metapoetiza respecto a la inspiración poètica, la cual antes no le había inspirado una historia como la suya y el poeta le habla de sus raíces, de su tierra de procedencia y de las luces del Mediterráneo, algo que ella no pudo contemplar, y que desde allí quiere hacerle a la niña el regalo de la música, y no le gustará tener que decirle adiós cuando llegue el momento de la partida, del regreso. El poeta menciona que tantas y tantas niñas como Sadako jamás pudieron vivir un gran amor, sin poder complir el mandato de envejecer. La explosión del arma del terror inventada por Robert Oppenheimer lo impidió. Y no podia haber sakura, el ritual natural de la floración del cerezo. Quiere soñar como único modo posible de estar con ella y anhela que todas las calles le lleven hacia Sadako, porque ella aliviará su exilio, porque en la alcoba ella le marca la distancia del desierto. El poeta desea volver a verla con sus niñas morunas, antes de que los almanaques de la muerte le enmudezcan.
La tercera parte “Estás tan lejos/y pareces tan cerca./Abro los ojos” comienza constatando que es el tiempo del regreso. Quisiera recordar a Sadako en la leyenda del hilo rojo y en los reflejos de las ventanas.
Cuenta una leyenda oriental, no se sabe si es china o japonesa, que las personas destinadas a conocerse están conectadas por un hilo rojo invisible. El Abuelo de la Luna, cada noche sale a conocer a los recién nacidos y a atarles un hilo rojo a su dedo, un hilo que decidirá su futuro y sus encuentros, un hilo que guiará a estas almas para que nunca se pierdan. Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado a sus dedos, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni importa el tiempo que pases sin verla, ni siquiera importa si vives en la otra punta del mundo: el hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá. Su dueño es el destino. Una maraña de cables cruzan de un lugar a otro, como nos dice el poeta.
El poeta se da de bruces con la cruda realidad. La Venus de Botticelli, el Cristo Pantocrátor de Santa Sofía y las ruinas de Caracalla existen, pero ya no existe Sadako porque para ella los cúmulos de plutonio fueron el horizonte final. Los grandes artistas pudieron hacer obras inmortales que les sobrevivieron, la pobre niña, no, y ello le produce el llanto, las lágrimas que se espesan en los campos. El poeta se desahoga compartiendo sus emociones con la família y su nieta Lúa le pregunta si Sadako era una niña como ella. En el viaje de vuelta, ella vendrá en la maleta del recuerdo. Prueba de ello es que en Castelldefels continuará hablando con Sadako contándole sobre la vida y el paisaje. Los últimos poemas son estampas de la cotidianidad personal y familiar, pero Felipe Sérvulo no olvida y así nos lo afirma, que ella ahí está, siempre adolescente.
El valor humano de la paz es la sámara de “Cúmulos de Plutonio” y así Felipe Sérvulo nos lo revela claramente al final del libro con la frase «Este es nuestro grito. Esta es nuestra oración. Para traer la paz al mundo», que es la Inscripción grabada en la base del monumento a Sadako. “Acaso los cúmulos de plutonio hayan sido el horizonte final”. La necesidad de que impere la paz en el mundo debería generar ese consenso entrecruzado entre pueblos tanto con regímenes democráticos como con regímenes autoritarios o tiránicos, porque la Paz es vida y la Guerra es muerte y, sin vida, ninguna persona humana puede ser titular de otros derechos inherentes a su dignidad humana, y tampoco hay bienestar en la tierra, pero, como bien sabemos, la realidad no es así. Kant escribió las siguientes palabras visionarias en “Hacia la paz perpetua”: “Una guerra de exterminio en la que puede producirse la desaparición de ambas partes y, por tanto, de todo el derecho, solo posibilitaría la paz perpetua sobre el gran cementerio de la especie humana”. Cuán rabiosamente actuales resultan estas palabras en la era del armamento nuclear. Como escribió San Agustín: “de mayor gloria es matar las mismas guerras con la palabra que a los hombres con la espada, y obtener o conservar la paz con la paz que no con la guerra”. También en un texto sagrado budista, el Dhammapada, se dice sobre la paz: “El que vence engendra odio, el que es vencido sufre; con serenidad y alegría se vive si se superan victoria y derrota”. Felipe Sérvulo consciente, igual que lo fue Raimon Panikkar, de que la paz conlleva una hermenéutica del gesto, porque la paz se recibe, pero nos hace falta una actitud femenina para recibirla, escoge a la niña Sadako como protagonista de su poemario. Así dice el poeta: “Yo vengo en el tren bala de la vida”, “La campana de la paz sueña en el parque como si se hubieran multiplicado las grullas”, “Las muchachas cerraban los ojos y oraban”, “Tantas risas ahora donde la mañana del horror. ¡Nunca más Little Boy!”, “Parque de la paz, calle sin Olvido”. Concluimos sobre este punto que hay en la paz una dimensión religiosa y así nos lo dice el poeta: “Todo se hace más triste porque falta la liturgia del perdón”, “porque el amor nos hace mejores”.
En “Cúmulos de Plutonio” se aprecia porque va ligado con una concepción espiritual de la paz, el rasgo de la interculturalidad, expresado mediante la referencia cultural y la contraposición de los paisajes de España y de Japón e incluso ciudades de otros paises. La paz es el símbolo unificante posiblemente más universal, como dijo Raimon Panikkar en “Paz y desarme cultural”
En cuanto a las referencias culturales, literarias, musicales y artísticas, ya hemos mencionado anteriormente a la Venus de Botticelli, el Cristo Pantocrátor de la Iglesia de Santa Sofía y las ruinas de Caracalla. A modo de inventario, reseñaremos el venerable gozo de nombrar las “Lágrimas negras” de Compay Segundo, “Sendas de Oku” de Matsuo Basho.
En cuanto a los paisajes, Felipe Sérvulo nos dice que “la memoria es un paisaje al que nunca se vuelve” y, desde esta sentencia, evoca el Cementerio Imperial Musashi, Fukushima, el río Ota, el Memorial de la Paz, el Sanzu, la Cúpula Genbaku, Minami-Ku, Mitaka Shi, el Mar de China, Castelldefels, la tirana canícula de las noches de julio en Barcelona, su puerto, Sant Climent de Llobregat, el pueblecito cerca del Guadalquivir, Jaén, Escañuela, Arjona, Andújar, el desierto de Almería, Dresde, Nankin.
Es inevitable en un poemario cuya idea central es el anhelo de la paz tras los horrores de la guerra, y el deseo de éstos últimos no vuelvan a repetirse, que aparezcan reflexiones acerca de la muerte: “ En el cementerio imperial Musashi encontre cedros colosales que escoltaban a los difuntos”, “Y entender que la edad es una déspota que nos maltrata”, “Morimos solos, y al morir nos llevamos todos los sueños, sepa Dios dónde”
Como si algo tuviera de continuación este libro en comparación a poemarios anteriores, Felipe Sérvulo nos recuerda en este poemario la luz del sur del Mediterráneo a la que ya cantó en “Casi la misma luz”, la similitud entre la luz del Sur de España y el Norte de Marruecos. En este poemario hermanará mediante la luz un amanecer de dos noches, en Japón y en El Prat de Llobregat. No podemos dejar de mencionar aquí que estas evocaciones de paisajes forman una universalidad, cosida aquí por la identidad entre la sakura (la floración del cerezo) en España y en Japón.
“Cúmulos de Plutonio” está edificado sobre un estilo directo y conciso, sobre símbolos potentes e imágenes de gran belleza. El mar es simbolizado tanto como canal de vida que acorta las distancias como el anonimato de la muerte contra el que el poeta forcejea en sus versos. Abundan las imágenes inspiradas en motivos diversos, que nos recuerdan a su poemario “Las noches del Sur” y a poéticas como la de Ben Sahl de Sevilla, Antonio Machado, Gerardo Diego y Claudio Rodríguez, entre otros. Citaré unos pocos ejemplos: “Cuando el mosto se haga sangre, cuando las aceitunas maduren y la lejanía se ponga cárdena”, “Todavía perdura panorámica de escarcha y carámbanos en el claustro del afecto”, “Vi alcatraces, algun cormorán, crisantemos y el árbol del alcanfor”, “Descubrirte con la luna de sangre, que tanto adorna noviembre”
Por todo lo dicho, celebremos con admiración y reconocimiento estos “Cúmulos de plutonio” de Felipe Sérvulo y felicitémosle por ello.
© All rights reserved Antonio García Lorente
Antonio García Lorente. Barcelona, 1969 Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Autónoma de Barcelona. Escritor bilingüe en castellano y catalán. Esporádicamente ha escrito poemas en inglés, en gallego, en asturiano, en italiano y en francés.
Miembro de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC).
Ha publicado los poemarios: Péndulo de Luna (Carena, 2001), Ambre Proper-Ámbar Cercano (La Busca, 2005) y Variacions Essencials-Variaciones Esenciales (Seleer, 2014)
Forma parte de las antologías: Poemes per un món millor ‒que cada año publica Poesia en Acció‒, 10 años de poesía-10 anys de poesia de El Laberinto de Ariadna (Ed. Emboscall, 2008), Xarnegos-Charnegos (Sial, 2010), siendo autor del epílogo, Sonrisas del Sáhara (Parnass, 2010), Vilapoética (Parnass, 2011), Tardes del Laberinto (Parnass, 2011), Autisme. Trenquem el silenci amb la poesia (Viena, 2014), Generación Subway III (Playa de Ákaba, 2016) y Escritores Recónditos (Parnass, 2016).
En prosa figura en la antología de microrrelatos El crack del 2009 (Parnass, 2011), siendo autor del prólogo.
Sus poemas han sido publicados en diversas revistas literarias.
En el campo de la traducción, ha publicado: La hiedra obstinada de Miquel-Lluís Muntané (La Discreta, 2010). La penúltima isla y Hojas en blanco (Témenos, 2016) de Miquel-Lluís Muntané, las obras de teatro La penúltima illa i Fulls en blanc. Cinco Visiones de Teresa Costa-Gramunt (Comte d’Aure, 2010). Engrunes d’hores de Xavier Serrahima (Cap Béar, 2011), bajo el título Rescoldos de horas. De Josep Anton Soldevila El llibre dels adéus-El libro de los adioses (La Discreta, 2012), y la Antología bilingüe catalán castellano (1977-2015), (Playa de Ákaba, 2015), traducciones al castellano conjuntamente con María de Luis y José Antonio Arcediano. De Vicenç Llorca ha traducido poemas al castellano, que han aparecido en la antología bilingüe del autor La frase inmutable publicada por La Font del Cargol, 2019.
De Jordi Pàmias ha traducido al castellano, conjuntamente con José Antonio Arcediano, los poemarios Narcís i l’altre y La veu de l’àngel publicado por Témenos Ediciones, 2019.
También ha traducido al castellano a Carles Duarte y Assumpció Forcada.
En el campo de la crítica literaria ha publicado diversos artículos, ponencias y estudios.
Algunos de sus poemas han sido galardonados en el Premio Blas Infante de Cornellà de Llobregat, en el Capítulo Nobiliario de Hombres de Paraje del Principado de Cataluña y en los Juegos Florales del Rosellón en Perpiñán (Francia).