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Diciembre 2020

SABIDURÍA MACHIGUENGA. Daniel Campos Badilla

Me acuesto a leer en la hamaca al final de la tarde tropical. Las lapas rojas (Ara macao) sobrevuelan las planicies, lomas y quebradas de Tárcoles en busca de sus nidos. Los grillos, las ranas y los monos aulladores inician su cantata vespertina.

He escogido releer la novela “El hablador” de Mario Vargas Llosa por su reconstrucción de la cosmovisión de los machiguengas, un pueblo amazónico del Perú. En estos meses he sentido necesidad de encontrar, en la literatura sapiencial, guía para continuar creciendo en medio de la pandemia.

Ésta ya ha causado grandes cismas: ha arrasado formas de vida, relaciones afectivas, fuentes de trabajo, planes de todo tipo. Pero ha creado posibilidades de aprendizaje, crecimiento y renovación. En mi búsqueda de fuentes vitales, quise reencontrarme con la sabiduría machiguenga a través de la literatura.

Así que aquí estoy, en la hamaca bajo los almendros, leyendo “El hablador”.

Su gran riqueza es recrear, a través de la ficción, la forma de vida de los machiguengas en la Amazonía. La novela alterna entre dos narradores. Un escritor limeño recuerda la relación de un amigo suyo, antropólogo, con la cultura machiguenga mientras evoca su propio deseo de escribir sobre los “habladores” que sustentan los lazos de ese pueblo desperdigado por el interior de la selva en núcleos familiares. Y un “hablador” machiguenga cuenta la cosmovisión y tradiciones de su pueblo y las vicisitudes que lo acechan a fines del siglo XX.

En esta relectura, me parece que la novela perdurará por la narración del “hablador” machiguenga. Recrea de forma poética una visión de mundo que es importante valorar en su sabiduría. Para mí, el pasaje más conmovedor, en palabras de un Tasurinchi seripigari (un chamán benevolente) versa sobra la importancia de mantener la calma en momentos de crisis:

Lo importante es no impacientarse y dejar que lo que tiene que ocurrir, ocurra (…) Si el hombre vive tranquilo, sin impacientarse, tiene tiempo de reflexionar y de recordar (…) Así encontrará su destino, tal vez. Vivirá contento, quizás. Lo aprendido no se le olvidará. Si se impacienta, adelantándose al tiempo, el mundo se enturbia, parece. Y el alma cae en una telaraña de barro. Eso es la confusión. Lo peor, dicen. En este mundo y en el alma del hombre que anda. Entonces, no sabe qué hacer, dónde ir. No sabe defenderse, tampoco (…) Los errores se cometen siempre por la confusión, parece.

Este consejo me parece oportunísimo: es tiempo de mantener la calma, no precipitarse, quedarse quieto, observar, percibir y reflexionar para que nuestra alma-corazón no caiga en “telaraña de barro”, para que no se quede atascada en un sendero fangoso de la montaña o extraviada en un igapó amazónico.

En mi caso, como en el de tanta gente, al iniciar este 2020 mi rumbo de vida personal, profesional y afectivo parecía muy claro. En el curso del año, una torrentada de eventos lo ha borrado casi por completo. Si escucho al Tasurinchi, me quedo quieto, tengo paciencia y reflexiono sobre lo vivido, quizá encuentre mi nuevo destino.

Así le sucedió al “hablador”, el personaje narrador de la novela. Él no pretendía ser Hablador de los machiguengas. Esto le cuenta a un grupo familiar que lo escucha en la noche amazónica:

(…) yo, antes, no fui lo que soy ahora. Me volví hablador después de ser eso que son ustedes en este momento. Escuchadores. Eso era yo: escuchador. Ocurrió sin quererlo. Poco a poco sucedió. Sin siquiera darme cuenta fui descubriendo mi destino. Lento, tranquilo. A pedacitos apareció. No con el jugo del tabaco ni el cocimiento del ayahuasca. Solo yo lo descubrí.

Sereno, paciente, sin ayahuasca, el hablador encontró su destino.

Ya en la penumbra, mientras aparecen las primeras estrellas y empiezan a titilar las luciérnagas, yo siento e imagino el mío desde la hamaca.

 

© All rights reserved Daniel Campos Badilla

Daniel Campos Badilla divide su tiempo entre San José, Costa Rica y Brooklyn, Nueva York. Es autor del libro Loving Immigrants in America (Maryland: Lexington Press, 2017). Escribe con regularidad para ViceVersa Magazine (Nueva York) y Suburbano (Miami). Twitter: @Daniel_G_Campos Blog: danicambad.com

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