Annie Ernaux, situada a la izquierda de la portada de Pura Pasión, es la mujer que escribió el libro. Si al final deciden leerlo, les recomiendo que vuelvan a mirarla una vez concluida la lectura. Quizás descubran que, la quietud serena de su rostro, es pura apariencia.
Descubrí a esta autora gracias a Piedad Bonnet que incluye una cita textual de El acontecimiento, libro de Annie Ernaux , en su obra Lo que no tiene nombre.
El Acontecimiento es la historia del aborto adolescente de la autora narrado con un lenguaje directo; sin tapujos. Me cautivó su distancia y elegí Pura Pasión para darle una segunda oportunidad. No me defraudó.Pura Pasión es una novela que se lee en un par de horas. Sin embargo, necesitas días para digerir la historia. La trama se instala en tu cerebro e intentas averiguar en qué te pareces a la protagonista del libro. Las dudas inconscientes emergen… y se inicia un interrogatorio interno a quemarropa sobre tu experiencia personal:
¿He perdido alguna vez la cabeza por un hombre?
¿He vivido obsesionada por un hombre?
¿He sido incapaz de controlar mis impulsos sexuales?
¿Alguien ha sentido una pasión irrefrenable por mí?
Podría continuar pero la discreción y la timidez me aconsejan no declarar secretos inconfesables de mi relación.
Annie Ernaux describe los sentimientos de una mujer obsesionada por un hombre con el que mantiene una relación esporádica. Su vida cotidiana, ella misma, pasan a un segundo plano,
“A partir del mes de septiembre del año pasado, lo único que hice fue esperar a un hombre: que me llamara y viniera a verme”
¿Cuántas mujeres hemos vivido ( falta dir de quina manera heu viscut) esperado a un hombre?
La protagonista relata su existencia, sometida al deseo absoluto de ser poseída por un hombre que Annie Ernaux caracteriza en cuatro rasgos: casado, extranjero, diplomático y poco más.
El objeto de la pasión es irrelevante. La apasionada, ella misma, es el eje de esta historia en la que una mujer se despoja del amor filial, de su cultura, de su educación:
“ …en el que yo estaba segura de que jamás había habido en mi vida nada más importante- ni tener hijos, ni aprobar oposiciones, ni viajar lejos- que eso, estar con este hombre en la cama a media tarde. “
¿Cuántas mujeres serian capaces de confesar lo mismo?
Quizás muchas se atreverían. No me imaginó a ningún hombre en situación semejante. El deseo sexual se apodera de ella y sin embargo la escritora nos da una lección de sabiduría amatoria:
“Calculaba cuántas veces habíamos hecho el amor. Tenía la impresión de que, cada vez se había añadido algo más a nuestra relación, pero también de que precisamente esa acumulación de gestos y de placer era sin duda lo que iba a alejarnos el uno del otro. Estábamos agotando un capital de deseo.“
He leído este párrafo varias veces. Lo anoté en mi libreta. Estábamos agotando un capital de deseo. La frase, cierta como la vida misma, estaba en la página número 20 de la novela. La autora da testimonio del ciclo vital de cualquier pasión: nace-nos consume-muere.
La virtud de este libro son las pequeñas “lecciones de vida” que Annie Ernaux nos ofrece y la sinceridad absoluta con la que la autora explica el porqué escribió la novela:
“Durante todo este tiempo he tenido la impresión de vivir mi pasión en clave de novela, pero ahora no sé en qué clave la estoy escribiendo, si en la del testimonio, o de la confidencia- como suele ser habitual en las revistas femeninas-, en la del manifiesto o del atestado, o incluso del comentario de texto. “
El abuso de las citas literales en esta reseña tiene un objetivo explíito: provocar en ustedes el deseo de leerla. Comprobarán hasta que punto querrán que les suceda lo mismo que a Annie Ernaux:
“Cuando era niña, para mí el lujo eran los abrigos de pieles, los vestidos de noche y las mansiones a orillas del mar. Más adelante, creí que consistía en llevar una vida intelectual. Ahora me parece que consiste también en poder vivir una pasión por un hombre o una mujer”
Ángels Martínez