A Joaquín González y Omar Villasana
Biblioteque Nationale de France y Musée Natioanal Picasso-Paris hasta el 22 de agosto 2016
Barceló es la tierra y el agua. El barro de la felicidad y la muerte animal. Lo inesperado en un lago. Lo sólido. Un espíritu inquieto, nacido en una isla del Mediterráneo, Mallorca. Sus pinturas, grabados, dibujos, esculturas, cerámicas, performance…no te pueden dejar igual después de haber comprobado que, idea-primera y obra, están en una misma línea del resultado.
Su amor carnal por la naturaleza es patente y lleno de entradas y heridas. Ojos que no cesan de observar la existencia de su alrededor. Es visceral. Su cabello inhiesto. Brut. Aguado. Sus lacrimales siempre están húmedos. Igual que sus acuarelas que lava con lejía y tintes. O sus cientos de cuadernos originales que exhibe como si fueran una biblioteca sacra a decidir, cual serie, le dedica un altar. Raspa con huesos de cráneo animal sus líneas. Tupe de pasta de óleo sus telas, allí donde le satisface. Cincela con las uñas… de su pulgar, su índice, su meñique …igual que lo hiciera un coreógrafo cuando delinea un movimiento en el aire. Traza en lápiz de carbón. Escupe la pieza…y sigue.
Sus bestiarios –cabras, cerdos, reses, perros, peces, hienas,….- influidos por su estancia africana, son una estampa de sus encuentros. Animales difuntos o especies corpóreas que navegan en la piel de un ser humano. Dibujos de hombres negros albinos y gorilas blancos. Autorretratos desde el homenaje a los maestros como un van gogh más. Estampas donde el paisaje y el dolor conviven de manera natural.
Hay momentos que nos sorprende con la figuración, y nos encontramos ante una serie pura y llanamente pornográfica. Tan primitiva, que parece que fuera dibujada por un niño que se acaba de encontrar una pareje frente al acto sexual. Desde la irreverencia, en cambio, yo descubro la dulzura en lo expuesto. Estas figuras negras se comportan desde lo sencillo y lo humano. Lo cochino es divertido o como mínimo natural. Incluso hay, algún grabado donde la zoofilia está presente. Miquel Barceló voyeuriza sus fantasías y cede a los deseos de su líbido imaginaria.
Para finalizar, la interpretación de la fiesta taurina. El ruedo. La muerte del toro. El ritual del matador. La arena amarilla como fondo. El sol radiante en la plaza. La sangre. Y sobre todo el griterío del público ante este ritual. Un ruido estruendo en el lugar, a partir de un remolino pictórico del trazo que alcanza momentos sublimes en según que grabados o telas.
En el documental que Isaki de la Cuesta le dedica al artista, El cuaderno del Barro, las obras que ha guardado en su casa de Malí se las han comido las termitas. No pasa nada. Cada uno de estos grabados carcomidos serán el poso de una nueva obra a documentar. Lámina a lámina, aquellos trozos los va depositando en un nuevo papel. Yo percibo el olor a tierrra roja y a mierda que empapa mi pantalla del televisor en su estudio. Un escorpión corretea por el suelo y se acerca a su pie de repente. No pasa nada…lo mata y en paz.
Estamos delante de un creador que no omite en ningún momento su pasión por sobrevivir o morir si así su cuerpo se lo pidiera.
Es él. Él mismo.
Miquel Barceló, sin duda, el artista contemporáneo español vivo más importante. Lo curioso, es que también lo es de su país vecino, Francia, donde reside. De todas las menciones y premios nacionales e internacionales que ha recibido (incontables…) el mejor ha sido uno y muy sencillo.
No tiene ni forma de trofeo, ni de diploma, ni reconocimiento oficial, ni incluso es financiero:
Fue el primer artista contemporáneo del mundo, autorizado a exponer en el histórico museo del Louvre de París.
Con esto está dicho todo. ER