Del poemario Muelles de la Palabra (Palabra Escrita 2015)
Polvo es, mas polvo de una plaza
Como inmensas sombrillas
los tres castaños cabecean en la plaza
rodeada de faroles apagados.
Los bancos tristes, cansados
de esperar visitantes,
dejan pasar el fuerte viento
entre sus listones de madera.
Una enredadera, se descuelga
como una cabellera agitada
sobre un muro de ladrillos.
Todo ha sido invadido por el polvo,
Impregnado por el polvo,
los castaños
los faroles
la enredadera
los bancos cansados de esperar.
Mar
Una línea horizontal
divide los colores que convergen
en una geometría sin puntos cardinales.
Las lenguas burbujeantes que lamen mis pies
se repiten
y a lo lejos,
son papel picado
son polvo del día,
surcan el horizonte
y se disipan.
Me queda la palabra
La palabra rompe el velo de la realidad
para dar lugar a otra,
más rica, diversa y polifacética.
Esplendor desconocido de los sentidos,
blanco, negro y de colores caprichosos.
Palabra de vida que me advierte de la muerte,
frondoso paraíso de la niñez
donde descanso, reposo y sueño.
El loco
Que no sé qué fue de su vida,
paseaba un pato con ruedas
en medio de la muchedumbre
y reía.
Entablaba serias discusiones,
vaya uno a saber con quién,
y en ocasiones se enojaba.
Nunca lo volví a ver,
ni dirigiendo el tránsito
ni acariciando perros
o simplemente solo
perdido en su tristeza.
Algunos dicen que fue abogado
otros que boxeador
y que fueron los golpes los culpables de todo.
Lo cierto es que en la esquina falta algo,
dicen que se fue
dicen que esta acá
dicen que se ha muerto
dicen que volverá.
Que no sé qué fue de su vida
que nunca lo volví a ver.
Cuerpo vivo que va cantando
Puedo respirar el instante fugitivo,
cuatro décadas, ocho lustros
ya pronto llegarán a mis rodillas cubiertas,
a mis pies calzados todavía ágiles y fuertes,
a este cuerpo vivo que canta
sus sueños intactos.
Me observo las manos,
se mueven seguras
como pinzas mecánicas, precisas,
que se estiran tanto como se encojen
siguiendo mi voluntad.
Cuatro años lejos del árbol de mi cuadra
con otros ríos fluyendo por mis venas
otras montañas soportando mis huesos
y un sol nuevo cada mañana
entibiando mi frente calva.
Mi nombre es el mismo que cuando niño
sigo escribiendo versos como en Mercedes
algunas canciones las he olvidado,
otras suenan más tristes
pero no todas …
He visto algunas cosas distintas
algunas vacas por ejemplo,
tienen joroba
aunque el mirar es igualmente triste.
Sigo siendo poeta,
constructor de sueños con andamios de palabras,
las busco, las palpo, las degusto
y las ubico en una cuerda celestial.
Ellas me preceden y me sucederán,
seguirán nombrando,
pintando, gritando, susurrando.
© All rights reserved Fernando Chelle
Fernando Chelle. Poeta, ensayista y crítico literario uruguayo nacido en la ciudad de Mercedes en 1976. Autor de los libros, Poesía de los pájaros pintados (Colombia 2013) Curso general de lectoescritura y corrección de estilo, guía para formular escritos correctos (Colombia 2014) El cuento fantástico en el Río de la Plata (Colombia 2015) y Muelles de la palabra (Colombia 2015). Ha formado parte de diferentes antologías poéticas. Sus poemas, ensayos y críticas literarias se han publicado en revistas, periódicos y portales literarios de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, EE.UU, España, Italia, México, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela. Administra el blog de autor PALABRA ESCRITA donde publica sus trabajos.
Página web: PALABRA ESCRITA http://palabraescritafernandochelle.blogspot.com/
Correo electrónico: fernandochelle@hotmail.com
Facebook: https://www.facebook.com/fernando.chelle
Twitter: https://twitter.com/FernandoChelle1