Parte meteorológico
Fin de semana gris
con palabras invisibles bajo el viento,
con destierro interior, con incluso,
alguna tormenta de notas
de Miles Davis o Bach,
que recorrerán determinados
puntos de mi espina dorsal.
Este sábado,
tendremos cielos
muy cubiertos con lágrimas
evocadoras e incluso,
posibilidad de alguna tormenta
intensamente emocional.
Temperaturas corporales
nocturnas sin cambios
o en ligero ascenso
imaginativo y diurnas
en ligero descenso
flotantes como esporas.
Entre mis dedos y deseos
el viento soplará abajo,
arriba, en medio, de lado
y de medio lado.
Serán vientos de componente
sur y suroeste,
flojos más allá del olvido.
Para el domingo,
se espera un día muy nuboso,
no por convicción,
sino por obligado axioma.
Llegarán chubascos
ocasionales a mis recuerdos,
con versos congelados
y tormenta en la metáfora.
Nieve en torno a 1000 metros
de mi alma y ligero descenso
de las temperaturas que dejarán
heladas débiles en la culpa.
El viento soplará de oeste a noroeste,
flojo entre mis ojos hinchados,
para darle paso, poco a poco,
a la alegría.
Como ven, no tengo
palabras bonitas para describir
este tiempo que me domina.
Solo me queda soltar los brazos,
dejarme llevar, incapaz de ganar o perder.
Incluso, cuando lo que toca es la derrota,
me niego a ese eterno juego
del triunfo y sus ascensos.
Lo importante es saber vivir bajo la lluvia
en el mismísimo abrazo del huracán.
Este fin de semana renunció a caer en la trampa
que me tiende la puta nostalgia con su luz
y su tiniebla.
Un Mamut en el patio
Hoy es un domingo extraño,
he visto un Mamut pastando feliz en el patio,
cerca del Mamut, unas brujas vestidas de rojo,
danzan alrededor del fuego, cerca del fuego,
un viejo Dios hace las maletas, y grita que se va
de vacaciones a las Bahamas, cerca de Dios
un marinero desconfiado olvida su camino
de regreso a casa.
Este domingo es un descubrimiento sublime,
un insulto, un abrazo violento bajo una nube
de mosquitos y del calor insoportable.
La soledad en estos tiempos es
una verdad temblorosa, una falsa noticia,
es una versión digital mejorada de la realidad
y de nosotros mismos.
Esta urbe sin historia, no le da cobijo a nadie.
Por eso les doy refugio en el patio de mi casa
al Mamut, a las brujas, a Dios y al marinero.
Aquí convivimos todos con nuestras soledades
en la definitiva suma de los signos y del silencio.
Al final
Nadie se imagina
lo inexorable de una
decisión ajena,
la interrogante de lo
impredecible,
las consecuencias del vuelo
de la mariposa que muere
sobre un papel.
Estoy alucinando
con la emoción,
con el hallazgo de dejar
un verso sobre este día.
Sobre otro momento
del mismo día.
Ni siquiera recuerdo
el primer chispazo,
no reconozco ese lugar
exacto dónde nacen
todas mis supersticiones,
los sueños, mis miedos
más secretos.
Con este,
el primer golpe de la certeza,
hoy me creo poeta.
© All rights reserved Víctor Jiménez
Víctor Jiménez, La Habana, Cuba, 1965. Poeta y productor. En el campo audiovisual ha realizado publicidad, cortometrajes y documentales. Sus textos han aparecido en diversas revistas de los Estados Unidos, España y Latinoamérica. Ha publicado los libros Siete ciudades e Ilusorium. Actualmente tiene listos dos nuevos manuscritos que llevan como título Un Mamut en el patio y Criatura ajena.