Por diversas razones en las que incluyo el largo período de cuarentenas global que ya conocemos, se me ocurre reflexionar en el peculiar estado de cosas en que nos encontramos. Nunca nos imaginamos que un invisible organismo microscópico sin ojos, oídos, lengua y cerebro, tendría la facultad de poner en vilo a la mitad de los habitantes, causar la muerte dolorosa y sistemática de miles de humanos, quebrar instituciones financieras, trastornar nuestras íntimas cotidianeidades y hasta cambiar el curso de la historia, pero así ha sido.
Cuando jóvenes, huíamos de los libros, odiábamos la testarudez de padres y maestros en hacernos leer aquellos gruesos armamentos de páginas impresas. Los libros cargaban información, historias, reflexiones, datos y pretensiones que, al fin y al cabo, se quedan de este lado menos oscuro de la muerte cuando nosotros desaparecemos y hasta la memoria misma pierde su obligatoriedad.
Ciertamente, aunque en realidad no tenemos que asumir culpa alguna por ello, nos estamos dejando tocar por la paranoia de nuestra propia brevedad. Pareciera que nos agobia esa sensación de carpe diem que de pronto amenaza nuestra madurez. No obstante, es en momentos como el que actualmente vivimos, en los que verdaderamente recordamos con claridad las experiencias adquiridas. Revivimos los errores que hemos cometido, los tropezones que nos sorprendieron y nos hicieron aprender esas lecciones epistemológicas que nos ayudan a analizar los “porqués” y nos empujan a buscar respuestas a algunas de nuestras viejas o recientes inquisiciones. La insistencia de Borges en experimentar el “aleph” apoyado en lecturas, es una idea que nace quizás de ese miedo a perder lo que se nos va, cuando en realidad somos nosotros, con todo nuestro entendimiento y dudas sin resolver, los que nos vamos y los que a veces precipitamos la ida.
Dichosos son los que pueden alcanzar una edad avanzada; privilegiados los que logran todavía conservar un poco de lógica y darse cuenta, dolorosamente casi al final del viaje, que apenas necesitamos una miga de pan y una taza de leche para realizarnos. Son afortunados los que alcanzan a ver que talvez no hay mejor ejemplo de ubicuidad que la muerte misma, que lo demás es puro artilugio inventado en el camino.
De modo que, en términos más generalizados, gracias a la disciplina de la lectura, a veces por obligación y otras, las más, por puro placer y curiosidad, creo palpar que la “realidad” que actualmente vivimos, se desliza por una apresurada etapa de cambios, nacimientos o renacimientos. Entre estos lances históricos, pulso la posibilidad de más guerras mundiales, acercándonos peligrosamente a la que puede ser la última de la serie. Cuento entre ellos los fuegos forestales en Amazonia y Australia, los cambios climáticos, la cruel extinción de animales por placer o lucro. No olvido el asentamiento o resurgimiento de regímenes totalitarios, las nuevas formas de matar a control remoto, “en vivo y en directo”, más la aparición espontánea o creación maléfica de virus transformados genéticamente y destinados a la exterminación en masa. Nos acechan y olfatean con mirada rapiña la tendencia a modificar constituciones en naciones de diversos tamaños, además de la anunciada creación de lo que llaman “un nuevo orden de cosas”. La concatenación y coacción de estas peligrosas circunstancias que alcanzan ya proporciones dantescas, pide a gritos un cambio de actitud en la manera de gobernar y un esfuerzo mayor en la educación de la mentalidad contemporánea.
El vocablo “globalización”, que tanto se escucha en nuestros tiempos, es otra invención de una nueva ideología económica, que contribuye al fortalecimiento de lo que alguien ha llamado “El Imperio de la Mediocridad”. Más que una moda, es un arma a veces silenciosa, otras exageradamente bulliciosa, que ofrece oportunidades de mercadeo, como lo fueron el mismo “Boom de la narrativa hispanoamericana” o “La Salsa”. Esta moda es muy dada al uso de “slogans”, pancartas, íconos y otros símbolos, representativos todos de inquietudes que van desde causas “humanistas” hasta movimientos revolucionarios, criterios que se incorporan en plataformas políticas con subliminales cantos de sirena.
Existen ahora los medios de comunicación que se prestan a este tipo de tendencia, porque a la corta o a la larga, producen increíbles ganancias. Me parece que aquellos conceptos del escritor peruano Ciro Alegría, en El mundo es ancho y ajeno, se quedaron cortos, pues se han invertido las connotaciones. Ahora el mundo es verdaderamente pequeño y cualquiera puede ser su propietario o por lo menos propietario de una parcela, como Ucrania, Catalunya, Venezuela o el Palacio de Buckingham.
La nueva noción de “populismo” ha traspasado los límites que lo definieron en tiempos de Nietzsche. El término “democracia” también ha sufrido una vergonzosa transformación. La globalización ha contribuido acerba y eficazmente en la praxis, en ciertos territorios que se han mantenido a la derecha o a la “semi derecha”. Las llamadas “revoluciones” del siglo XX contribuyeron y promovieron la implantación de embriones en ambos extremos, aunque con mecanismos diferentes, en países que actualmente están dando un giro a la izquierda, a principios disfrazados de “semi izquierda”, con el fin de subir o afianzarse en el poder. No creo necesario ofrecer nombres de territorios ni de cabezas de territorio para confirmarlo. Varios de esos ejemplos los tenemos muy cerca. Si nos descuidamos, si no nos damos cuenta de que en efecto ahí están, nos pueden morder. Por supuesto, es sólo una opinión, un ángulo que no pretende ser verdad absoluta ni mucho menos. Las ideas que presento no aspiran a convertirse en un llamamiento o manifiesto político; no son más que la firme y lógica reflexión de una mente que analiza.
Por esta y otras razones encuadradas en la superficie dialéctica; esas que conviven en el cerebro y se proyectan en mi naturaleza filosófica, me toca señalar que no soy nihilista, aunque en ocasiones el optimismo que me caracteriza se quiebre un poco ante el color apocalíptico que con demasiada frecuencia se desdobla ante mis ojos.
Concluyendo mi breve ponencia, admito que esta vez dejo a los lectores en una encrucijada un tanto diferente al enfoque de parlamentos anteriores, pero como comprenderán, aquello que hasta hace unas semanas llamábamos “rutinario”, ha sufrido una dolorosa transformación a nivel mundial, local y personal.
Aprovecho la ocasión, en este largo aislamiento colectivo, para reconocer la labor desinteresada de médicos y enfermeros, clérigos y científicos, instituciones no lucrativas, donantes y voluntarios en general. En fin, gracias a todos los que se sacrificaron tanto, unidos en un gran gesto de amor y empatía; gracias profundas a los que arriesgaron y perdieron sus vidas a favor de las nuestras. Un abrazo de hermanos a los familiares de las víctimas.
Con esa nota ecuménica, les adjunto a TODOS un abrazo fraterno y solidario.
© All rights reserved Héctor Manuel Gutiérrez
Héctor Manuel Gutiérrez, Miami, ha realizado trabajos de investigación periodística y contribuido con poemas, ensayos, cuentos y prosa poética para Latin Beat Magazine, Latino Stuff Review, Nagari, Poetas y Escritores Miami, Signum Nous, Suburbano, Ekatombe, Eka Magazine y Nomenclatura, de la Universidad de Kentucky. Ha sido reportero independiente para los servicios de “Enfoque Nacional”, “Panorama Hispano” y “Latin American News Service” en la cadena difusora Radio Pública Nacional [NPR]. Cursó estudios de lenguas romances y música en City University of New York [CUNY]. Obtuvo su maestría en español y doctorado en filosofía y letras de la Universidad Internacional de la Florida [FIU]. Es miembro de National Collegiate Hispanic Honor Society [Sigma Delta Pi], Modern Language Association [MLA], y Florida Foreign Language Association [FFLA]. Creador de un sub-género literario que llama cuarentenas, es autor de los libros CUARENTENAS, Authorhouse, marzo de 2011, CUARENTENAS: SEGUNDA EDICIÓN, agosto de 2015, y CUANDO EL VIENTO ES AMIGO, iUniverse, abril del 2019. Les da los toques finales a dos próximos libros, AUTORÍA: ENSAYOS AL REVERSO, antología de ensayos con temas diversos, y LA UTOPÍA INTERIOR, estudio analítico de la ensayística de Ernesto Sábato.