Lugar: El Claustro del Oratorio de Sant Felip Neri en el popular barrio de Gracia de Barcelona. Para que nos hagamos una idea, el escenario se ubica en un hermoso patio de una residencia privada sacerdotal donde aún conviven algunos clérigos. Este año se cumple su décimo aniversario. Gisella Creuss fundadora del festival nos remite esta información bajo su cálida acogida.
“Ofrecemos noches con doble o triple programación de danza, música, teatro, circo … Espectáculos de nueva creación que, en algunos casos, combinan disciplinas y potencian el diálogo entre los diferentes lenguajes artísticos. Con NUN-Off se pretende impulsar y dar visibilidad a propuestas artísticas emergentes, así como dinamizar las relaciones entre artistas, profesionales del sector y público en un ambiente de colaboración y cercanía. Siempre desde un lugar muy honesto, de amor por la sencillez, y sensible con el hecho artístico. Apostamos por una aproximación creativa a los retos de la vida”.
En el programa de inauguración del Festival pudimos ver tres propuestas escénicas que comentamos a continuación.
Envà (Tabique)
Autoría y representación Amer y África cia de Circ
Diez balas de paja se amontonan una a una como una torre. Entra un hombre (Amer) con una cuerda y a continuación una mujer (Àfrica) asciende el “muro”. A partir de aquí, objetos y sujetos entran en un diálogo donde el teatro físico y la técnica del mano-a-mano circense, se complementan como un todo. Si descontamos algunos ejercicios desequilibrados exhibidos aposta para comunicar temor y risas como demasiado evidentes a mi entender, la magia y la creatividad se incorporan para realizar lo imposible el resto del espectáculo. Una poética muy particular que renueva la acrobacia desde un relato metafórico para hablarnos de “lo posible”: desde la construcción de escenografías distintas y reconocidas como un escueto sofá o cama de dormitorio… hasta que otros individuos del público puedan soñar, por unos minutos en escena, tener la supuesta habilidad que ellos ofrecen como artistas de carpa. Una dulce música felliniana, despide la obra como un cuento de niños.
We-Ding
Dirección y Autoría Los Moñekos. Reparto: Sarah Anglada. Miguel Fiol. Vestuario Pronovias, Transnovias Música. Marcha Nupcial de Mendelsson y Juliette Noureddine. Fotografía Tristán Pérez-Martín.
Una novia vestida de blanco aparece con una altura corporal gigantesca de casi cuatro metros en escena. Una versión de la marcha nupcial de Mendelsson la acompaña. Al cabo de un par de minutos, una hermosa dama rubia con ligueros blancos y bragas del mismo color y una novia barbuda con ligueros blancos y bragas del mismo color…se han desdoblado en dos personajes. Misión: conquistar a Mariano, un espontáneo que ellos eligen entre el público, y que presenciará la pelea a muerte que va a desencadenar la supuesta adquisición del marido por uno de sus contrincantes. ¿Quién ganará…?
Teatro integrador de géneros incluyendo la danza. Espectáculo de comedia-cabaret de una calidad inimaginable por lo sencillo y plural a la hora de ofrecernos su narrativa. Una potencia física y sincrónica únicas por parte del elenco. Escenas llenas de ímpetu y robustez. Y una música corrosiva por parte de la cantante francesa Juliette Noureddine que junto al reggaetón, la marcha nupcial y el baile que ellos coreografían con originalidad hacen de este espectáculo un referente en el teatro experimental de formato breve hoy, en este país.
Para que se hagan una idea de quiénes son y cómo se define este grupo, aquí les muestro un sustrato de uno de sus textos en la web que promocionan.
“En el 2007, Sarah Anglada y Miguel Fiol se conocen entre magdalenas, huevos duros, cartones de bingo, castillos hinchables y otras situaciones de alto riesgo, es decir, trabajando para una compañía un tanto peculiar. A partir de este encuentro, comienzan a investigar juntos y fundan Los Moñekos”.
Abran los ojos los programadores teatrales en EE.UU y Latinoamérica.
Normalidad
Autoría y Dirección Compañía nun-Art. Elenco Gemma Martínez y Mariona Castillo.
Compañía nun-Art …Clara Bes, Miquel Barcelona, Gisela Creus, Gemma Martínez, Mariona Castillo
En un vacío escénico deliberadamente deplorable: una mujer llora desconsolada. Otra, está a la expectativa de lo que le sucede: “A mí no me gusta hablar; todo y que, a menudo…uno habla por hablar”. En un momento determinado le ofrece un cruasán; él mismo, reposa en el escenario. Quieto. Como un personaje más.
“Lo normal es anormal… ¿no te parece?. Todo es demasiado normal”. De repente el claustro entero se convierte en un todo escenográfico. Las actrices ocupan las habitaciones del recinto. Van al baño a hacer sus necesidades y se oye el crujir de los pasos por la escalera interior, al entrar en los dormitorios. Hablan por la ventana del primer piso sobre la situación insoportable del día a día
“Somos cuerpos pacíficos…cuerpos que se posicionan…somos cuerpos”.
Aparece la situación política de Catalunya y España, la dificultad existencial del seguir en el “aquí”, temas feministas, la seducción y el amor lésbico.
“Quiero más mitos…quiero más diosas”.
Al final, ellas y el público, hastiados de la situación no sabe qué hacer. En una de las penúltimas frases, queda comprimido el mensaje subliminal.
“Paremos de intentar entenderlo todo…que calle todo el mundo; sobre todo, el que habla dentro de mi cerebro”.
(Silencio actoral largo…)
Sentadas, las amantes abren el papel envuelto del cruasán y se lo comen juntas mientras se lo ofrecen al público
“¿Alguien quiere? ¿…Alguien quiere decir algo?”
(Silencio absoluto de la audiencia)
Han pasado más de 50 minutos desde que empezó esta última función.
“Yo”
dice un espectador.
Se apagan las luces: Aplausos y Silbidos.
El áurea de Beckett triunfó de nuevo con su teatro del absurdo y lo hizo llevando al público cerca de una línea roja vestida de tedio por su reiteración textual en lo expuesto. Yo lo disfruté. Consiguieron que me hiciera esta pregunta: “¿Hasta cuándo hay que aguantar esto…?”. Sabiendo que era uno de sus objetivos inherentes. Si bien tengo que subrayar que disfruté mucho con la interpretación de ambas actrices por su cantidad de registros expuestos bajo un concepto invasivo del espacio escénico.
Conclusión: Hubiera sido un fracaso si todo hubiese funcionado como una obra “normal”. ER