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Hay en los bosques enraizados mares de silencio.
Cortinas de espejos iridiscentes que trinan, relámpagos
de sorda muerte, tersos cadáveres soñando con
primaveras, playas, saurios; con eternas noches
devorándolos gusanamente, y hay una zarza azul 5
que flama sola en las alturas de A Love Supreme de John Coltrane.
Donde no se oye sino la noche cortar los mares
con anillos, despidiéndose con el dolor
de las estrellas más polares.
Sienta la marcha del viento sobre la herida de los árboles. 10
El instante en que se bate la flor contra la muralla
de los hospitales más lejanos —ahí golpea
la adolescente con la axila
las eternas puertas de la muerte; ahí
se levanta su rubio carácter al sereno abrazo de los cielos. 15
Considere la posibilidad celosa de que un saxofón, el más
pobre, dé notas abisales de océano: L´océan sonore, y se
desenvuelva
como fuego en la lámpara de kerosén
—una breve llama quieta que invada un corazón de equilibrista 20
de blancas soledades.
Piense el registro curvado de la sien; cómo
se reconoce la sed de la vaca en las verbenas de los campos helados.
En esa dirección va el corazón que se asemeja a un campo de tiro.
El fuerte retorno de la muerte en los campanarios olvidados. 25
Marca el felino su sombra acompasada entre los abanicos dorados
de una mujer ciega, de orilla y pulmón exuberantes.
Escuche entre sus manos nervadas
la pulsación de una criatura oscura, de pelaje hirsuto, de robusta
garganta y olor a río rural. 30
Considere, pues, en la agonía, la melodía demonio
de los paraísos cerrados, de los amantes
tristes, de los paracaidistas que no tienen
donde caer.
Contra el hielo que negros trenes arrastran, contra 35
el témpano violeta que se forma flojamente bajo los arcos
de piedra de las iglesias bombardeadas.
Contra equinoccios y soles
despellejados.
Contra polos abismados en los extremos de una luna.
Contra todo ello lanza Coltrane el pecho —o lo abre, 40
a la tormenta, la flecha, la ola, los sueños.
A Love Supreme es un lazo de lluvia que rodea la galaxia.
El redoble de su impaciente cometa
es nave de luces y hélices, nostalgia ensamblada
de minerales 45
y selvas, planeando sobre amores o ríos que tiñen
la madrugada de bananos y ecos; ave de piedra
que de pronto en el aire —entre dos panales— es un
silencio eléctrico o una
revuelta de aguas. 50
Ya que la tierra es un mar que danza, no existe entre los
sueños una ola que no tiemble.
Había dicho el poeta: Let it resound loud as the rolling sea.
Así llena Coltrane el vacío de la muerte con su cuchillo
nervado, metálico cono de su cántico liberado, hebras 55
afiladas de su afán de martirio.
No se olvide que las negras islas de la noche caben todas en una torre.
A Love Supreme es una edificación de la locura.
Arquitectura de innombrables delirios.
Bóveda y columna de irreales decoraciones bárbaras, indescifrables. 60
Habite, pues, la recámara alta de esas cenizas.
Deje abierta, por un instante, esas death’s dark door.
Coltrane se refugió entre redobles
de siluetas y campanas de rebelión y alboroto.
Peleó la guerra de nadie donde murieron todos 65
—Life is short but God is long!, dijo el poeta—.
Tocando instrumentos ensangrentados entre rebaños de ovejas
negras, contemplando la caída de lluvias
y naves, durmiendo
de costado sobre camas podridas de soledad y mareas. 70
Elevándose el mundo al sol como fuego que destruye, alma
tornada sobre campanarios, laberintos, pájaro negro surcando la nieve.
Soplando, iracundo, entre vapores de gama dulce.
El pecho encendido, diafragmas y diagramas trazando
un músculo aéreo. 75
Humanamente el hueso erizado.
Completándose en los abanicos de las muchachas en
verano, sacudiéndose
al beso de sus almas, colorido, embrujado, navegando él solo
bajo vestidos devorados por serpientes de finísimo 80
corazón.
Hay en el tiempo cadenas de soledad indestructibles.
Vive en A Love Supreme una libertad de segundo, de eternidad
entre relojes, de historia de pocos.
Pero qué seco es el golpe de la vida, y qué suave
el tintinear de la muerte. 85
2
Considere la posibilidad de la muerte,
soberana, simiente, cancerbera.
Se escuchan en A Love Supreme regueros
de noche, enormes crótalos expandiéndose, erizados
pianos multiplicándose, un bestiario 5
de Génesis apocalíptico.
Se escuchan playas y cometas rompiendo
siluetas de peces y estíos, largas primaveras donde
crecen rabiosas florestas y
coyotes. 10
Se escuchan abismos, labios cerrándose como nubes,
batallas de hombres jamás nacidos y una
paz de abeja detenida entre dos soles.
Se escuchan armas curvándose sobre la carne.
The sound of Liberty, dijo el poeta. 15
Según las horas que dura el vuelo del cuervo albino
de copa en copa, va envejeciéndose el día.
Se hace de edificios y balcones, de
tendederos y ropa seca; se hace de macetas de plantas invernales que
no mueren al azote 20
del hielo que emanan túneles e iglesias.
Se hace carne de la carne de los ciegos.
Se hace de salones de baile vacíos, de patios sin
orquesta, de callejones ahogados en neblina y leopardo.
Se hace de autopistas y monedas, de baños de monje y 25
mercado, de infinitos faroles iluminando orines
y cavernas.
A pesar de la cansada furia del sol, se forman
en A Love Supreme fabulosos trópicos helados.
Hirvientes selvas de témpanos que croman. 30
3
Jeder Engel ist schrecklich, dijo el poeta.
El dios de Coltrane es el más hermoso y el más
horrendo.
Su música asciende de los infiernos y es
artefacto de purificación y regocijo. 5
Su poema, salmo de iniciación,
daga de carbón encendido que corta la noche.
Su figura se reparte entre espejos y
mañanas, plazas donde un corazón se expone a las
tormentas más dulces del trópico. 10
Dios de condenado, de bautizado, de comunión
con los descalzos o con los que
un dragón devora.
He sang of love when earth was young, advirtió el poeta.
Canto de saurio, de tormenta y granizada. 15
Canto de tribu que danza
alrededor de lobos y lunas.
Coltrane amó a su dios por sobre todas las cosas y lo derribó
con golpes de tundra y tumba.
Lo tumbó, como Miguel Ángel, al pie de una bóveda de piedra. 20
Tambores de toro y tótem.
Lo destronó tun-tum tun-tum.
Tun-tum tun-tum.
Eternamente, tundra y tumba, tambores
entre tantos, tambores como vientos helados, como 25
infinito coro de versos de humana fiebre.
Amor supremo que no alcanza al hombre.
Por eso se le implora, porque una
soledad de mundo nos acobarda.
Una sombra de astronauta en tierra, una 30
llama de acaloradas pesadillas, un
temor de equilibrista muerto de hambre.
Una ola inmensa viniendo a la boca, una
noche silente estallando en la aurora, una
muerte de cadáver que ha vivido siete veces. 35
Un miedo a morir sin haber abrazado a la hermana, un
terrible dolor en el pecho por pasiones celestes, una
abyecta irracionalidad de versista sin patria.
Una pirueta sobre océanos invisibles, una
transpiración de cerdo, un 40
enorme túnel en donde el alma se achata.
Mas Coltrane quiso ir a su dios y fue más allá.
Lo glorificó con el amor de los huesos y fue más
etéreo y más piedra.
Dios es nada sin Coltrane 45
4
Dios es de la silenciosa noche.
Volando sobre aguas sin nombre,
creando el universo a su diferencia.
Tenue repicar de árboles fósiles,
costillas imantadas a la luna, cósmicos 5
jardines levitando en el alma.
Ah, how poets sing and die!
Muerto es de la inquieta tarde.
¡Oír, pues, su andanza pobre!
¡Su carnaval entre neblinas! 10
Revolviéndose bajo las estivales tiendas de aldeas lejanas.
El padre dormido mientras la madre atiende
al niño, en el cochecito, intranquilo porque el
tren no cesa de alejarse.
Y es un tren de acongojadas herencias, de tristes 15
ondulaciones, de conexiones inversas y
estaciones olvidadas.
O black and unknown bards of long ago, how
came your lips to touch the sacred fire?
Tome en cuenta el amor del hombre por lo que 20
desconoce y alienta su ser desde dentro.
Amor divino de incógnitas derrotas y sílabas
cargadas de diluvios y delirios.
Amor que se ahuesa bajo tumbas
y se infla de llamas de salmos y murallas. 25
But love is unworldly, habló el poeta.
Amor como las encendidas camas de los amantes, rociadas
de pétalos, cristales y cuchillos.
Amor como cajas de cartón llenas de alfileres.
Amor como cisnes surcando lagunas de aguas fosforescentes. 30
Amor de dioses asesinos, de tribus, de sacerdotes, de naciones
amuralladas de neblina.
No es solo que los versos vengan, como advirtió el
poeta, du fond de ma dètresse violente, sino que
se atropellen en el cóncavo del cielo 35
de las pasiones insanas, dulces, aborígenes; como misiles
hallados en jardines de parroquias, semas
revoloteando en el fondo de un pozo.
Dios como guerra, dios como padre asesino que ama
poderosamente. 40
Adviértase aquí el amor de Coltrane
—¡Mi amor humano!—. Su solitaria
espada bajo la lluvia y su fe en
las sagradas sílabas de la muerte.
Su talento para cortar el silencio en partes iguales. 45
Su destreza de degollador de vacíos
y procreador de fabulosos quetzales.
Más fabulosos que la fauna misma
ensangrentada sobre la mesa del hombre.
Milagrosas bestias poblando simétricamente 50
la rabia de su soplo piadoso.
Y todo ello, Sweet Blues!
Coming from a black man’s soul?
Demonio dios de los estruendos, de los secretos
cementerios donde crecen planetas, reinos agusanados. 55
Coltrane mete la mano al universo y lo expande.
Ya no es más explosión de una unidad molecular inexplicable, sino flor
de colores trashumantes, de inestable
sudor, de temblor y fuego, de brillante sexo en el
ruedo de su quilate, áureas tijeras de sastre 60
arrobado.
Ahí donde tocó Coltrane la tierra —su diamante corazón
sobre dos pies alados—, no hay más que
magia de vasto dominio animal.
Where blew a flower may a flower no more, lamentó el poeta. 65
Tierra y cielo son una sola trampa.
Cadáveres vestidos de luz
poblando playas de lamento.
Es komme ein Mensch aus dem Grabe.
El amor a dios de Coltrane es el más demoníaco.
Adenda
Si se le pudiera ver en el aire, pájaro
orillado a la luna, sería uno con el vapor de la
primavera que emanan los cementerios.
Sería, además, del mismo elemento que la
lluvia, y haría el mismo recorrido que hace 5
del mar a la boca. Se convertiría, radiante
en otoño, en hoja libre que nunca
toca tierra.
Trocaría su ejecución imaginaria por voluptuosas
volutas de vegetal sonante, y se le vería en el 10
viento ajustando la luz con manos
heladas de sacerdote alucinado que levanta
muros entre demonios y amantes.
Si existiera real en el reino
de la noche, su melodía acabaría por fin 15
con el resplandor de la muerte.
Daría, con el corte de un hachazo, con el rojo cóncavo
de sus silencios.
Si se le permitiera salir de las bobinas eléctricas, de
los parlantes duplicados, viviría 20
sumando las cifras del tiempo a la carne, y sería
toda una presencia de multitudes, de
manadas sedientas, de falsos éxodos
de uno.
Si cobrara vida, corporalidad, su eco 25
sería aposento de rabias; sería
un individuo indómito, luchador
de espejismos, líder de batallas entre
huesos, legislador de tragedias
desencadenadas. 30
Si se levantara de los discos que giran como cuernos de humo
humano, sabríamos
qué peso tendría su sombra, su
soplo, su sable; sabríamos por fin cómo
cantaría su garganta, campanario de piedra, 35
donde gaviotas horadan
relojes y mañanas.
Reconoceríamos cuán profundo es el
miedo que lo ata a los campos de hielo
donde un fuego danza 40
bajo tumbas.
Si entonces, quizás, viéramos ahí un involuntario abanico
cerrándose, comprenderíamos cómo
pianos y espejos reproducen el aro del sol de
la misma manera, y los instrumentos de viento —trompetas 45
amargas que tiran abajo muros— son
capaces de cortar árboles desde
dentro, separar aguas, reunir
playas negras con el síntoma
de lo muerto. 50
Si se dejara de soñar —ay, si se dejara, y
viviéramos el sueño y soñáramos
cada noche la vida real—, nos tocaría la
marcha sonora de la mujer que juega en jardines
con nubes de guerra, con grandes firmamentos 55
de cadáveres y granito.
Si acaso por un momento, solo un
momento, escucháramos su lamento, su
himno eterno, su música, venceríamos
la muerte y su horrendo 60
abismo, golpeando los platillos de la tierra con la voluntad del niño.
Si se le pudiera ver en el aire, ¡ay,
volando, y en el vuelo tostándose, y tostándose
muriendo, y muriendo con el soplo
efebo y de pie! 65
Coltranenografía
A Love Supreme (1964)
Versografía
1, v.17: “Marine”. Paul Verlaine.
1, v.53: “Lift ev’ry voice and sing”. James Weldon Johnson.
1, v.62: “To John Keats, Poet. At Spring Time”. Countée Cullen.
1, v.66: “Tambourines”. Langston Hughes.
2, v.15: “Liberty and Slavery”. George Moses Horton.
3, v.1: “Die Zweite Elegie”. R. M. Rilke.
3, v.14: “The Poet”. Paul Laurence Dunbar.
4, v.7: “Dunbar”. Anne Spencer.
4, v.18: “O Black and Unknown Bards”. James Weldon Johnson.
4, v.26: “Rain”. W. Carlos Williams.
4, v.32: “À une femme”. Paul Verlaine.
4, v.40: “Poema doble del Lago Eden”. F. G. Lorca.
4, v.50: “The Weary Blues”. Langston Hughes.
4, v.60: “And death shall have no dominion”. Dylan Thomas.
4, v.66: “Spät und tief”. Paul Celan.
© All rights reserved Erick Ramos
Ramos, Erick (Lima 1982). Licenciado en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Doktor der Philosophie por la de Hamburgo, Alemania. Ha publicado reseñas y artículos en revistas nacionales e internacionales como Casa de Citas, Iberoromania y Revista Iberoamericana, y poemas en Estación Poesía, Carátula, Revista Almiar, Nagari Magazine y Luvina. Ha sido investigador, docente y ponente sobre literatura y violencia en Perú, Brasil y Alemania. Actualmente, trabaja como profesor de Español para diversas instituciones universitarias de Hamburgo. Fue antologado en Tránsito de fuego. Antología de poesía joven latinoamericana (Caracas: 2009), y ha publicado dos colecciones de poemas, Lengua de ciego (Lima: 2013) y Elogio del pájaro lira (Lima: 2017), y una novela: Informe bajo tierra (La Habana: 2016). Ha sido Becario del DAAD (2012-2016); con esta beca, llevó a cabo una investigación doctoral sobre el testimonio de violencia política en Perú, Guatemala y El Salvador. Es miembro hoy del Consejo Editorial de Crisis&Crítica.