Título original: National Gallery. Año: 2014.
País: Estados Unidos Director: Frederick Wiseman.
Fotografía: JohnDavey. Género: Documental.
Este magnífico documental de más de tres horas, es un excelente paseo interior, por una de las instituciones museísticas más importantes del Reino Unido y del mundo dentro del campo del arte clásico.
A modo de recuento, solo unos cuantos datos de referencia para entender la particularidad de esta institución británica. Fue fundada en 1824 partiendo de colecciones privadas y en sus orígenes solo se especializaron en pintura italiana y holandesa. Su colección consta de 2.400 pinturas –recordemos que sólo colecciona telas y no existen piezas relacionadas con la escultura o el arte decorativo- y comprende obras desde el siglo XIII hasta finales del XIX.
Hay pinturas tan importantes como El retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa de 1434 de Van Eyck, La Virgen de las Rocas de Leonardo da Vinci 1492, o piezas tan esenciales de Velázquez como Cristo en casa de Marta y María 1618 o la pieza maestra por excelencia La Venus del espejo de 1648
Wiseman, nunca mejor dicho, hace más que nunca un homenaje a su apellido. Su sabiduría consiste en ejercer la invisibilidad para meterse en los lugares y espacios más recónditos del museo, o colocar su cámara en los más públicos donde las salas confluyen. A veces desde la posición misma de los personajes alegóricos que aparecen en los lienzos para observar al visitante en su mirada hacia el cuadro. Otras al mismo nivel que un ejecutivo postrado en una larga mesa discutiendo temas del orden del día. Es decir, podemos asistir a la toma de decisiones del consejo directivo de la National Gallery dirimiendo sobre la participación de los londinenses en su institución…O sentarnos en el suelo, simplemente para observar a dos bailarines de danza contemporánea ante un par de cuadros de la escuela florentina.
Hay momentos que estamos a la misma altura de la mano del restaurador de una pieza de Vermeer que intenta eliminar el barniz de los años, para aplicar unos retoques nuevos. Otras ante un guía emérito hablándole al espectador sobre el tema de la luz y la neblina en un cuadro de Turner. Hay momentos que coge planos tan simples como la toma de una pared en verde ligeramente dañada por el desmontaje de una exposición, o ante una pequeña querella entre el curador y el director por un diálogo ausente entre dos piezas. Al final, nos despide con una serie de rostros; el último un autorretrato del mismísimo Rembrandt. ER