Ray Loriga (Madrid, 1967), novelista, guionista y director de cine, es autor de las novelas Lo peor de todo (1992), Héroes (1993), Caídos del cielo (1995), Tokio ya no nos quiere (1999), Trífero (2000 y 2014), El hombre que inventó Manhattan (2004), Ya sólo habla de amor (2008), Sombrero y Mississippi(2010), El bebedor de lágrimas (2011) y Za Za, emperador de Ibiza (2014), y de los libros de relatos Días extraños (1994), Días aún más extraños (2007) y Los oficiales y El destino de Cordelia (2009). Su obra literaria, traducida a catorce idiomas, es una de las mejor valoradas por la crítica nacional e internacional. Como guionista de cine ha colaborado, entre otros, con Pedro Almodóvar y Carlos Saura. Ha dirigido las películas La pistola de mi hermano, adaptación de su novela Caídos del cielo, y Teresa, el cuerpo de Cristo. Ha colaborado en publicaciones como Ajoblanco, El Europeo y El País.
Noviembre, la cita obligada en el Downtown de Miami es la Miami Book Fair, en el marco de la misma, Nagari tuvo la oportunidad de entrevistar a Rey Loriga, ganador del premio Alfaguara 2017 por su novela Rendición.
De gafas oscuras, en un ambiente relajado: mangas de camisa, vaqueros y como buen europeo fumando cigarrillos, en una bella mañana de clima templado, (preludio del fin de la temporada de huracanes) conversamos con Ray Loriga en la terraza del hotel Marriott de Key Biscayne sobre su trabajo como guionista, director y por supuesto sobre su novela Rendición.
Omar Villasana: ¿Cómo te inicias como guionista o escritor de novela?
Ray Loriga: En realidad se da en paralelo, yo estudié periodismo y audiovisuales, yo tiré por el lado de cine de ficción, tomé cursos de guion fuera de la universidad con una filial de Disney, un estilo americano muy estructurado, casi de plantilla pero que viene muy bien y es muy saludable incluso para saltártelo, al reconocer los pilares básicos de cómo se construye una historia cinematográfica y mientras hacía todo esto escribía mi primera novela sin saber muy bien si alguien la iba a publicar. Desde chico leía mucho y ya escribía cuentos, todo iba en paralelo.
OV: ¿Cómo tomas la decisión de qué medio emplear, sea novela o cine para llevar a cabo tu ficción?
RL: Me viene de una manera natural cuando pienso en una historia rara vez se me cruzan, o la pienso como novela o me surgen como imágenes cinematográficas. Eso cuando parte de una idea mía como fue el caso de Teresa. También me gusta trabajar como guionista por encargo y en este caso no tengo duda alguna del género a emplear como el caso del trabajo de Carlos Saura con El 7º Día, basada en crímenes reales de la España profunda, negra y rural. En estos casos indago el tema y desarrollo el trabajo de guion, o como también con Carne Trémula de Pedro Almodóvar, nos sentamos a hablar de qué ideas tiene, dramatizamos. Cada proceso es particular pero no se me cruzan las ideas. Me surge el sonido de una novela o el empaque de una película.
OV: Cuando vi tu film Teresa: El cuerpo de Cristo, me pareció que el cine era el medio más apropiado para transmitir la experiencia mística de Santa Teresa de Jesús, pero al mismo tiempo también imaginé que resultaba complicado su planteamiento.
RL: Afortunadamente, en este caso contaba con la ayuda inestimable de la propia Teresa, en la película adapté su libro Vida que narra la experiencia desde su adolescencia hasta la fundación del convento de San José en un acto de rebeldía y es donde acaba la misma, y también basándome en Las Moradas y la Poesía de Teresa, las imágenes que ella usa en sus escritos.
OV: El escribir un guion cuando se hace a varias manos sin duda es un trabajo en equipo ¿cuál es el reto mayor a superar en estos casos?
RL: El trabajo de guionista es como jugar al ping pong, ya lo decía Billy Wilder, a él le gustaba escribir con otro guionista porque al ping pong juegan dos, sino se llamaría ping, es muy estimulante, al tener dos personas intercambiando ideas, matizándolas uno al otro, la ventaja es reafirmar y contrastar ideas, eliminando el tema de los superegos, donde con el tiempo es difícil recordar que dijiste tú o que dije Yo. Aún cuando se trabaje como guionista solo es un trabajo en equipo, pues el guion se revisa de forma continua por el equipo de producción, el director. Es un trabajo orgánico, el guion es una guía o por lo menos así lo entiendo Yo. Incluso cuando la película ya está filmada se toman decisiones narrativas importantes sobre todo cuando se llega a la última capa que es el montaje. El cine es un proceso cambiante.
El contraste con la novela es que para bien o para mal uno es el único responsable, donde si bien puede ser una bendición también tiene algo de condena, porque eres tú solo, discutiendo contigo mismo. Llega un momento que los árboles no te dejan ver el bosque, estás muy cerca del material. Al hacer tantas lecturas de tu novela llega un punto en que no la puedes releer, a veces la mente va por delante de la página.
OV: ¿qué haces en estos casos cuando tienes bloqueo?
RL: Normalmente salto a otro tema, como trabajé muy joven con Pedro Almodóvar, él tiene un método que a veces yo también lo aplico, el cual consiste en tener proyectos paralelos, así cuando te atascas con un proyecto saltas al otro, así vas trabajando con entusiasmo renovado. Suelo tener de esta forma dos o tres películas escribiendo de manera simultánea.
OV: Rendición es una novela ambiciosa en el sentido de que abarca muchos temas sin caer en un tono discursivo. ¿cuál es la génesis de la novela? ¿las crisis migrantes que se viven en Europa y el mundo entero?
RL: Supongo que tiene que ver un poco con el signo de los tiempos, como puedes ver, no es una novela periodística, sucede digamos en un limbo, es más la atmósfera de lo que estamos viviendo. Por otro lado en el libro se habla de refugiados muy peculiares, son recibidos y obligados a vivir en un mundo mejor, todo lo contrario de lo que sucede con los refugiados sirios que no les permitimos entrar a Europa y nos impusieron cuotas que ningún país está cumpliendo. La idea del cambio, de la diáspora y cómo el cambio brutal de las circunstancias puede afectar al ser humano, en concreto al narrador de la historia. Uno tiene una idea de si mismo y se cree que ese concepto es inherente o inmutable y cuando giran las circunstancias uno se da cuenta de que lo que uno pensaba ser era reflejo de su entorno. Cuando esos espejos se rompen uno no sabe quién es, se desconoce a si mismo y tiene que adaptarse a su nuevo ser.
OV: Hoy en día parece ser que solamente nos vemos rodeados por distopias tal como lo planteas en Rendición ¿acaso las utopías una vez realizadas no son los infiernos de mañana?
RL: He intentado no ser moralista ni maniqueo en la novela, me interesaba la posición del protagonista, que no es capaz de plantear que la sociedad a la que se injerta esté equivocada, por el consenso en que los demás viven, es él que se automargina y no encaja, pues no posee las herramientas para adaptarse. Lo que se le entrega, una sociedad del bienestar, para él no es suficiente.
OV: Esto me recuerda a lo que le sucede a los refugiados musulmanes en Suecia que no logran encajar a pesar de tener sus necesidades cubiertas.
RL: Esta es la pregunta que me planteo en el libro, hasta donde puede cambiar un hombre sin perder su esencia. Recuerdo un relato en una novela gráfica que trataba de un anciano que estaba encarcelado, su caso es revisado y se dan cuenta que debía haber sido liberado 15 años antes y por cuestiones burocráticas olvidaron hacerlo. El hombre tenía más de 40 años en prisión y se niega a salir libre, el hombre es echado a patadas y en su afán por adaptarse en el exterior se pone sobre la cabeza una cesta para poder ver rejas a su alrededor, como el protagonista de mi novela que en ocasiones echa de menos cosas que en realidad no eran buenas, pero que le son propias.
OV: Si bien Rendición podría ubicarse en cualquier lugar y momento, el personaje principal tiene ciertos rasgos que a mi juicio podrían identificarse con los libertarios de Estados Unidos ¿había una intención de que así fuera?
RL: Tiene un poco de eso pero yo no lo identificaría con un tipo americano, puedes remontarte incluso a Don Quijote y Sancho Panza que eran dos extraños libertarios, procuré que tuviese un lenguaje limpio que se entendiera en todas partes. Elena Poniatowska me comentó algo muy gracioso, que leyendo el libro no podía identificar la nacionalidad del autor, hasta que encontró la palabra follar y se dijo, éste es español, además de la palabra consistorio, sabía que follar me delataría pero me sentía incapaz de usar otro giro del lenguaje al respecto.
OV: La paternidad es un tema importante para el protagonista mucho de su mundo gira alrededor de un hijo adoptivo y los hijos ausentes.
RL: El hijo adoptivo viene a rellenar un vacío, la pareja se reactiva con la aparición del niño, vuelven a sonreír, cuando el ya no es útil para cuidar al niño se va quedando sin nada
OV: En estos tiempos del tan manido fake news, Rendición señala un punto importante que en ocasiones se olvida y es la propaganda ¿estamos acasos condenados a clasificar como propaganda lo que dictamine una potencia hegemónica?
RL: El protagonista de Rendición tiene la espina clavada de ser mayor para luchar en la guerra, la guerra de los padres no es la misma de los hijos que luchan, los hijos protegen a los padres en el frente. Él se da cuenta de que han perdido y sospecha que su bando era el malo, la historia como se ha dicho tantas veces, la escriben los vencedores. Pero cuando se pierde en la lucha uno se convierte en el enemigo.
OV: En esto sentido yo identificaba este pasaje con la pérdida de la guerra de Vietnam.
RL: La gran herida de Vietnam es un buen ejemplo, la primera herida es la derrota para un país como lo es Estados Unidos, es muy duro de tragar, la derrota moral, cuando se filtraban las noticias donde se mostraba que la guerra no era buena, que lo que se hacía no tenía sentido y se operaba con rasgos de crueldad y de abuso, no era la guerra mundial que nos habían mostrado en las películas donde se derrotaría al eje del mal.
Nuestros padres vieron el acto heroico de la segunda guerra mundial, era muy claro que el bando nazi eran los malos. El saber que tus hijos habían peleado en contra de ellos llenaba de orgullo y se guardaban las medallas y la bandera se pone en el dintel de la casa, los hijos dan la vida por la libertad del mundo, pero cuando pierdes a los hijos por causas mezquinas…
En España todavía cargamos con las heridas de la Guerra Civil Española.
OV: ¿Cuál es el siguiente proyecto de Ray Loriga?
Afortunadamente el premio me pilló con una novela muy avanzada y digo afortunadamente porque el día que Elena me llamó para darme esta buenísima noticia hasta hoy no he parado de viajar.
OV:¿ya quieres tener un poco de tiempo para escribir?
RL: Claro, esto es divertidísimo, pero ha sido non stop, acabo en diciembre en la FIL de Guadalajara, al tener una novela avanzada ya no tengo que comenzar de cero, como en mis novelas, cambio de palo como se dice en el flamenco, es decir cambio de contexto y al tener avanzado esta nueva obra me siento más tranquilo y ya deseo continuar. También tengo un guion con Agustín Villaronga, ya la película está rodada.
Yo llevo veinticinco años como escritor y uno se siente escritor cuando escribe, no cuando habla de lo que ha escrito, entonces tengo que volver a lo mío.
OV: Para finalizar ¿Qué opinión guardas de Miami como ciudad y sobre todo en el plano cultural?
RL: A mi me parece con todo lo estrambótico que es Miami y sobre todo para un europeo, de alguna manera es un contraste muy grande, aunque te diré que viniendo de un país de Sol y Playa como es España, hay muchas zonas que si me pones aquí mañana puedo pensar que estoy en Marbella o en la Costa del Sol o en la Costa de Valencia. No es tan distinto, son bares, palmeras, Sol, barquitos, mujeres en bikinis, culto al cuerpo.
Luego tiene una vida muy interesante que es la mezcla de tantos países. Bajo la bandera americana hay un montón de acentos distintos del español, mi mujer no conocía Miami, viajó conmigo no habla mucho inglés, habla italiano y portugués y me decía “cuando estés en entrevistas y me tenga que mover sola, ya sabes que mi inglés no es muy bueno” Yo le decía, si encuentras alguien con quien hablar inglés eso será algo y efectivamente no lo ha necesitado mucho.
También Miami tiene un ambiente cultural como este Museo Pérez que es una maravilla, las ferias de arte, no he tenido oportunidad de explorarlo todo pero también intuyo que existe un arte emergente.
La mezcla de herencias, la historia del exilio cubano, la verdad es que hacía muchos años que no venía y veo más torres que antes no existían y estoy enamorado del metro mover, lo más sorprendente es que no va nadie, todo el mundo anda en carro. Mi mujer y yo vivimos en el metro mover y el trolley tan bonito que tienen de madera, pero es cierto que nadie lo usa… Yo estoy encantado de estar en Miami
OV: Muchas Gracia Ray
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