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Abril 2017

MUJER Y SABER. Eduard Reboll

La mujer no existe: es una a una. Jacques Lacan

A las mujeres que se “cultivan” por sí mismas.

Cuando saboreaba durante mi niñez caramelos de fresa adosados a un palo, un “hombre culto” era, antes que nada: un hombre. Un adulto ya mayor con una pipa apagada en su boca, una barba grisácea, un libro negro con letras doradas en su mano derecha y una biblioteca enciclopédica al fondo. Pues bien…esto era ser culto: ser masculino primero y después aparentar lo erudito.

Durante la primera lección de Humanidades, mi profesor remarcó de Platón lo siguiente: “La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser”. Mi compañero contiguo de pupitre me dijo “Esto no es para nosotros…es demasiado culto. Venga …vámonos”. Qué femenina había sido aquella respuesta… pensé en mi alma equivocada y maniquea de alumno que asistía a una escuela religiosa.

It touch me.

Esta manera de abordar el ateniense la vida, me conmovió. Conversar solo con los dioses del oráculo, no bastaba para justificar y entender la razón por la cual uno ocupa un lugar en este mundo. El universo que encierran las ideas siempre estuvo en mi bolsillo de la camisa en forma de libreta. A partir de aquí todo lo cuestioné; hasta el papel del hombre en la sociedad. Mi interés por la cultura me ayudo a abrir la mente hacia el mundo de la mujer y la problemática que encierra en sí mismo serlo.

Un día vino a comer una amiga de la infancia de mi papá por Navidad. Vivía en Boston y ejercía de profesora de matemáticas en un college. El comedor y la cena se vistió de gala. Mi padre sacó un vino rioja de su bodega y la obsequió con este regalo en la copa. La mujer iba armada con un revólver bajo el hombro -sí…nada común en la España de la época- y protegida por un hombre más joven que parecía ser su marido.

– Es un Marqués de Murrieta del 64 ¿a qué sí?. Una añada excelente” dijo Asunción Valls.

Durante la conversación, de su boca salió… la Lolita de Nabokov, el fin de la guerra del Vietnam, la nueva generación de Hollywood del momento: Peter Bogdanovich, Dennis Hopper, John Cassavettes o el renacimiento del Soho en Nueva York como distrito del arte.

– Cuando éramos pequeños me dijo que quería casarse conmigo; mírala, ahora hace el ridículo con un mequetrefe que nació quince años antes- dijo mi padre al finalizar el ágape.

Mi mamá, que era maestra de una humilde escuela de costura, le contestó: “No te engañes, ni tú sabes qué le pasa al profesor Humbert después de que Lolita lo abandonase en la novela; ni has visto Easy Rider en el cine con Peter Fonda; ni entiendes qué sucede ahora en La Gran Manzana. Mi madre, todo y la mala gramática en su escritura, amó apasionadamente el conocimiento desde siempre. Visitaba el Arcadia durante las sesiones matinales de cine independiente, y leía los best sellers de la editorial Planeta.

Cerrando la hipótesis: una mujer podía ser culta. Una mujer podía tener una cultura independiente, y nunca mejor dicho,“cultivarse” a sí misma.

Cuando llego a EE.UU hace veinte años, me hago una pregunta desde la metáfora ¿Dónde se emborrachan los poetas en Miami?. Una muchacha que odiaba el término “poetisa” y huyó de la ciudad para dirigirse a San Francisco me dijo: “Aquí no hay cafés ni tertulia pero podemos embriagar a “la biblioteca” de mi casa…que es mujer como yo, y a la sumo, nos va a recitar algunos versos de Sylvia Plath o Alejandra Pizarnik.”

Louise Bourgeois

Yo he amado a ese tipo de mujeres durante el periplo de mi vida como sujeto. A la mujer que ha defendido su efigie feminista. Haya habido titulo universitario de por medio o no. Nacidas en Galicia, en el barrio de Horta, en la calle Capitán Arenas, en Iruña, Cuba o la mismísima ciudad de Badalona.  Mujeres que con la simple curiosidad por hacerse preguntas acerca de quiénes son y qué hacen en este planeta hemos compartido juntos cama, auto, tareas del hogar, viajes, dinero, compras, disgustos, cine, arte, té, café o una copa de vino. Mujeres hablando de mujeres. Sobre las dificultades que encuentran con el otro género a la hora de medirse. Conversando sobre el recorrido filosófico de Rosa Luxemburgo a través de sus escritos.

Dentro del cosmos de Anaís Nin y su padre. Dirimiendo sobre la relación abierta de Simone de Beauvoir con Jean Paul Sartre. La contemplaciónn de Hildegarda de Bingen, Hannah Arendt, Mendieta y sus féretros bajo el subsuelo. El mundo mágico de Kahlo consigo misma y sus amantes. O Louise Bourgeois y su semiótica en todo lo que  traza. María Callas, Meryl Streep. O simplemente preguntarnos porque Lucía Berlín escribe sobre su alcoholismo y Anne Sexton, en cambio, poetiza El último remar hacia Dios antes de quitarse la vida con el monóxido de carbono en el garaje de su casa .

“Estoy amarrando mi barca de remos / al muelle de una isla, llamada Dios”.

Anne Sexton

Mujeres que almacenan intuición y saber. Se cuestionan. Indagan. Se cultivan y atracan en tus aguas dóciles o revueltas según el periodo de sus vidas… y luego siguen o se van. Pero nunca decir “ …mujeres al fin y al cabo”. Nunca.

© All rights reserved Eduard Reboll


Eduard Reboll
Barcelona,(Catalunya)

email: eduard.reboll@gmail.com

Extraordinario hallazgo, que vuelve a ocurrirte una y otra vez, cada vez que descubres a una mujer, Eduard.

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