Teatro bien escrito…muy bien escrito. ¿Por qué? Sencilla respuesta y un vocablo reiterativo en la contestación: por sencillo. Por inteligente y sencillo al unísono. En apariencia, es la técnica del chiste aplicada al equívoco. O la semblanza de ciertos fonemas descompuestos en un palabra para malinterpretarla adrede y reírnos; pero si prestan atención al texto, verán que no es así.
Nada de lo dialogado entre estos dos personajes que juegan al peligro a partir de la seducción y sus preguntas, tiene la decadencia del dejà vue. Con sus juegos de lenguaje, Yoshvani Medina nos transporta a la denuncia soterrada y pública de cómo tratan algunos policías aduaneros a los recién llegados a EE.UU.
– Te llevaremos a una pecera …Por cierto pecera se escribe con “p”. (policía)
– Sí con la misma “p” de pendejo ( inmigrante)
– Claro está y con la misma “p” de “deportada” (policía)
De alguna manera, nos lleva a cierta empatía de los que hemos sufrido cierto acoso de poder por parte –y aclaro el término “por parte” – de nuestro cuerpo policial a la entrada como emigrantes. Una crítica directa al machismo y al abuso de poder desde un humor popular, pero para nada insignificante. Una broma sutil llena de contenido sarcástico y político. Una muy buena comedia sin duda.
Felicito a ambos actores por el ritmo trepidante en su momento. Por su ascensión paulatina a medida que el conflicto gira y los papeles se transmutan. Y por la complicidad natural que manifiestan en escena desde la propia distancia. En una palabra, lo que implica interrogar o ser interrogado, dentro de sus respectivos personajes de acusador y víctima.
El amor es azul
El amor tiene varios tonos. El más conocido dicen que lo conforma el rojo cuando la pasión lo enciende. O que, cuando el blanco de una nube entra en el infierno…el rosa lo amortigua con su romanticismo. Pues bien, nos olvidamos del color que se adquiere cuando el azul se escoge. Cuando el poema se sucede entre piel y piel. Cuando entra en juego la desgracia o lo imposible por un nuevo amor entre dos mujeres. Esto es lo que sucedió con dos grandes mitos que México ha dado al mundo: Frida Kahlo y Chavela Vargas.
“Vivo para Diego y para ti. Nada más”, decía Frida en una de sus cartas. Por su parte, Chavela confesó en una entrevista: “Ella me enseñó muchas cosas y aprendí mucho, y sin presumir de nada ¡agarré el cielo con las manos, con cada palabra, cada mañana!”.
La obra arranca con la voz de Chavela en el audio “Pues desde que te fuiste… ”. El color azul de su casa de Coyoacán se expande en distintos lugares de la naturaleza: el mar, el agua del rocío o la bendita, “el amor azul como la noche más fresca”. Un diálogo de halagos y concupiscencia que basa su ascensión teatral en notas biográficas. Anécdotas singulares que cuentan su relación y la de un tercero en la sombra…Diego Rivera.
Hacia el final unas palabras conmemoran lo que es México y la generación que representan.. “Fuimos la última generación de mexicanos valientes y locos…que creímos de verdad que el arte podía cambiar a nuestro país”.
Con una interpretación de ambas llena de dignidad y sensualidad al mismo tiempo. Frida (Isis Carranza) y Chavela (Iveth Lords) colocan de una manera natural y dialogada a un par de leyendas bajo un excelente dirección de Fedra López.
Pasional
Dos espacios separan a dos enamorados. En medio: una simbólica puerta. Uno se ubica en el comedor de una casa desbaratada por el sufrimiento y el alcohol de un hombre mayor enamorado. La otra por una mujer de mediana edad en un parque comentando a una amiga lo contenta que está por este sujeto que ha conocido. “Esta noche nos veremos en la milonga….baila tan bien. Y además, tiene una profesión bien renumerada“. De fondo…una música de tango. Léase, una tragedia bajo el sonido subterráneo que encierra éste género. Un tema sobre el escenario: el deseo amoroso y su imposibilidad de llevarse a cabo: “Era de noche…la casa estaba húmeda…yo tendría que haber estado allí. Soy una mierda…una mierda soy… Cuánta soledad…cuando silencio”.
Alejandro Vales escribe una hermosa obra llena de crudeza y realidad sobre el tema del amor en una edad difícil. Una pieza de aquellas que yo siempre le he valorado y que dieron sello y mito (Cirko Teatro) para los que amamos la escena dramática en esta ciudad (…gracias). Pasional está narrada a dos voces en paralelo con interferencias sutiles para unir, desde lo simbólico entre dos espacios, lo que separa a estos dos seres antes de poder seguir amándose. Doy valor a la brillantez directiva de Jessica Álvarez en esta puesta en escena. Desde su vestuario hasta la dirección actoral y coreográfica en que se expone este drama. Sentimos perfectamente el sudor y desesperanza del protagonista. Así como la limpieza del aire del parque donde la mujer expone su ilusión y sus diálogos telefónicos con su amado.
A la hora de valorar la interpretación hay un problema. Sí un problema. Soy un feroz fan de Gualberto González. Es decir, en este caso, hago prevaricación. En una palabra: vayan y vean la calidad de un actor en todos sus registros. Vean la naturalidad en primer plano de cómo deconstruye su quimera amatoria en desdicha. Fíjense como se relaciona con el vaso de alcohol, la camisa, su chaqueta o su simple mano en el rostro para mostrar su sufrimiento bajo el sudor. Y por supuesto, un gran actor no lo es, si no hay alguien a su lado que desde el antagonismo de lo femenino contrapone con una sencilla discreción de mujer enamorada al personaje en cuestión. Me refiero a Cecilia Tocci.
Pasional es un ejemplo en pequeño de lo que falta en esta ciudad como obra, para dar contrapeso a la influencia del teatro comercial. Independientemente de su calidad intrínseca en este género del grupo que lo firma. Conclusión, el que escribe, reivindica más “Cirko Teatro” que “Teatro Ocho”. Ahora sus fundadores ya pueden sacar la plata de su cuchillo para matarme.
Pero así es, en mi despedida como crítico teatral en esta ciudad. Abrazos. La revista Nagari valora vuestra entrada en la escena de Miami desde el primer dìa. ER