Teatro Art Spoken. Autor y Director Yoshvani Medina.
Elenco. Juan David Ferrer, Yenilén Mola, Yrelkah Brown. Fotos. Harry Castiblanco
Cuando “deseo” es poder y el amor no existe.
En “Martínotícias”, el periodista Luís Felipe le hace una serie de preguntas a Yoshvani Medina en una entrevista. En ella, una referente -…y valga la redundancia- a porqué se hace “tantas preguntas”. Y él le contesta….
“Estoy habitado por fantasmas y fantasías que me prohíbo en la vida, …una fantasía realizada es un sueño de menos”.
Pues bien Matemática del Deseo es un texto de dreams, a mi entender. Y plantea precisamente cuestiones que el público tendrá que responder despierto. Si bien es verdad que, el que escribe, tiene unos cuantos interrogantes que voy a plantear a continuación. Sí quiero aclarar que esta obra bien mereció su atención y su asistencia obligada por los planteamientos de vida fugaz de sus personajes. Por cómo aborda una relación amorosa y sexual desde una relación a tres. Por cómo plantea el tema del arte desde la crudeza y la pasión (…la obra está inspirada en la vida de la artista plástica japonesa Yayoi Kusama)
Una pieza que habla sobre lo sórdido, lo prohibido y lo soñado de tres seres en busca de su alter ego. Y ahora añado -…días después de haberla escrito- por la polémica y controversia que ha creado su exhibición tanto en el público como en la crítica a favor o en contra de la obra.
La obra
Una construcción de cajas negras donde se almacena la leche llega a su punto más triangular arriba formando una especie de telón ante el escenario digno para el mejor espectador-voyeur que quiere indagar qué se esconde atrás. Pues bien, Fedra (Yenilén Mola) una artista remueve sus utensilios pictóricos en su estudio bajo una música melódica cercana al soul o al blues Allí recita su propio “yo” ante sí misma “Dibujo …calculo las líneas del deseo y las pongo….Apunto, trazo rayo…del sexo al corazón….”. Esta entrada nos ubica ya a un personaje de potencia extrema en sus propósitos oscuros. A continuación una pareja Ben (Juan David Ferrer) y Tarah Irelkah Brown) entra en un espacio contiguo donde trabaja la artista y dudan si el espacio es un hotel: “se parece más a un hospital psiquiátrico” dice Ben. Su relación entre ellos parece que tiene su final. Él es inventor “un aparato que recoja la energía de aquí” refiriéndose a los aparatos eléctricos de un gimnasio “y la almacene”. O mejo dicho un hombre de ideas….”Qué tal si la pintora nos hace un cuadro de los dos haciendo sexo….ella va a pagar bien y podré empezar a desarrollar mi invento”.
La matemática desde la geometría
Una relación triangular con todos los posibles modelos de esta figura geométrica se van a dar en esta historia. A veces el vértice será Ben….mientras los ángulos de la base, es decir ellas mismas, se acercarán como una figura isósceles. En otra escena, el vértice será Fedra para buscar a Ben o a Tarah, según sus antojos, y el modelo pasará a ser un “escaleno”. Lo que sí constato es que,“el equilátero”, será imposible. Al final la misma forma de trípode donde se sostiene el caballete de sus cuadros será una lanza mortal que matará a ¿…?
Conclusión dramatúrgica : Buena idea. Texto en avance y bien construido en flashbacks incorporados Si bien me hubiera gustado ver, sentir y palpar visualmente “el cuarto objeto del deseo” que al fin y al cabo es el causante de todo el origen conflictual: “el recolector de energía”. Sin duda un texto que provoca excitación, controversia, y con mezcla inteligente de lenguajes que lo ubica, en mi opinión, en un alto grado de creatividad, aunque de difícil resolución en el escenario como cito a continuación.
Conclusión de la puesta en escena: Aquí tengo mi discrepancia. Y ahí viene una de mis preguntas. Un texto tan potente y dramático ¿Necesita de toda esta complejidad escenográfica a partir de estas cajas y el movimiento que los actores hacen con ellas? ¿Es necesario? O por el contrario, desde la relación de los tres se requiere la naturalidad del diálogo. El face to face entre los personajes. O acentuar el punto de vista de cada uno según las escenas. ¿Qué tal si la ubicación fuese en un espacio más cotidiano, que no niegue para nada la creatividad en su diseño escenográfico?. Un ejemplo ¿por qué no se pensó en la ambientación psicodélica que tenía Yayoi Kusuma en su estudio en Japón?. La potencia del color, las formas, las piezas… sus instalaciones, y más sabiendo la importancia que adquiere el arte en la obra. Lo estoy abordando desde la sugerencia.
De todas maneras, no quiero menospreciar que, una vez decididas las cajas-negras sus transformaciones en distintos monumentos, altares, pirmámides, espacios gimnásticos u objetos del día a día, dan una coherencia y una lectura clara a esta decisión final que el director ha tomado. Nadie le podrá acusar de haber estado improvisada, independientemente que el que escribe no la comparta como solución escenográfica.
Conclusión de la dirección actoral. Y aquí mi último desacuerdo. Vuelvo a remitirme al texto, que como se ha dicho y se comentó el día de su lectura en el festival. Aquella noche, casi todo el mundo coincidió que aquel libreto tenía su inclinación más hacia lo cinematográfico que a lo teatral.
Pregunta ¿ Porqué una orientación interpretativa más ligada al recitado textual (…no siempre) la “solemnidad” del teatro clásico del XVIII o a una gestualización relacionada con la expresión corporal más que con la espontaneidad de tres personajes que desde sus mundos en conflicto pudieran haberse interconectado de “un modo realista” mostrando su agresividad, miedo, libidización o ingratitud sin tener que “endiosarse” en sus acciones interpretativas (y me refiero a los personajes …no a los acto/trices; no se confundan).
¿Se llegó a expresar bien la Matemática? sin duda sí.
¿Se llegó a expresar bien “el deseo” entre los personajes? No voy a negar que la intención existiera. Y el esfuerzo en que así fuese tuviese un buen propósito. Pero soy de los que tengo dudas con el resultado en este punto. Tres seres con el mayor sex-appel en escena en este Miami, como son lo tres actores que estaban en el escenario (… sin duda bien escogido el casting Yoshvani, mejor imposible), la mayor parte semidesnudos y con sus atuendos eróticos potentes y “perversos”: a mi no me transmitieron que estuvieran bajo el síntoma del “deseo” entre ellos mismos y en cambio no niego que hubiera una erótica individualmente en Fedra, Ben o Tarah. Pero el “deseo”… es una percepción, a mi entender, que bajo una simple mirada acompañada de un gesto preciso y una sugerente palabra (…en este caso sí que el texto lo evoca): basta para que el público perciba la tensión que esto incita y despierte su atención y a donde conduce su desarrollo y sus porqués.
Conclusión sobre el elenco. ¿Has visto al mejor Juan David como en Puentes y Paisajes la mejor Irelkah como en El Malentendido o la mejor Yenilén como en La profesión de la Señora Warren?. Con todos mis respetos no. ¿Pero actúan mal? Tampoco. Simplemente que la puesta en escena decidida por el director, les quita el meritorio acercamiento visual y vivencial que necesita un actor para ser apreciado desde la platea: la valoración cercana de su gestualidad, su voz, su coreografía habitual. Que repito y manifiesto que como actores profesionales…la tienen.
Bien al contrario hay un esfuerzo arrollador que casi toda la crítica se suma a una frase, si bien tópica, real -y muy real- en este caso “ …se dejan la piel”. Y quiero resaltar el valor de asumir estos papeles que implican el desnudo integral a partir de la aceptación del cuerpo según la personalidad de cada uno. Ya solo por esta decisión demuestran su profesionalidad de trabajadores “todo terreno” que decimos en España, que es uno de lo mejores piropos que se le puede dar a alguien que se sube a un escenario y da el todo por el todo.
Conclusión final
Citar por último que tanto las luces, el affiche gráfico, el vestuario, (hago excepción de los guantes y rodilleras, por otra parte necesarios por las condiciones plásticas de las cajas) como la música o el propio acto final donde Fedra muere siendo atravesada por un caballete de pintor como si fuera un cuadro de Goya, es extraordinaria. Así como el ramillete de preguntas que recibe Ben en una escena: el sentado en el centro, mientras a su alrededor, Tarah y Fedra, responden de manera disímil a sus deseos.
Esta escena, para mí, es un ejemplo de cómo debería haberse conducido la obra en general desde el principio. O voy a ser más particular, como me hubiera gustado a mí –por lo tanto, este aspecto, está fuera del valor de la crítica y del cual expongo tres razones para sostenerlo:
1Los tres en primer plano a vista del público abordando el conflicto.2.Una dialéctica interesante y enigmática sobre el texto a partir del “tri-álogo al mismo tiempo”. 3 Una “interpretación” natural de los tres personajes, abordando el “deseo” desde distintos ángulos y que llama la atención por su calidad actoral, por su voz y sus transiciones en esta precisa escena.
Matemática del Deseo fue un riesgo, una apuesta teatral de Yoshvani Medina y los resultados valorativos divididos entre: público-y-público y entre crítica-y-crítica. ¿Qué quiere decir esto? Que en todas la redes sociales se habló…y no importa si bien o mal: pero se habló. Y por tanto la sala, según tengo entendido, estuvo casi siempre llena, posiblemente por la polémica establecida o el entusiasmo forjado por sus creadores en internet. Mi sentencia final… ¡Adelante Art-Spoken! yo sigo confiando en el planteamiento y filosofía de la sala, y lo digo con honestidad, independientemente de las opiniones expuestas o leídas. ER