No es un secreto que el teatro hispano existe desde principios de la transformación de Miami en lo que ha sido por décadas: la capital del exilio cubano en los estados Unidos. Por supuesto, algunas voces afirman que quizás el género en su vertiente vodevil era el que por largo tiempo prevalecía en el área. No me atrevo a negar esa realidad, pero me inclino a pensar que es de esperarse que esta vertiente escénica sea la preponderante en zonas donde el emigrante tiene que adaptar los elementos culturales que trae consigo a un nuevo ambiente. En otras palabras: no debe extrañarnos que estos componentes idiosincrásicos contrasten con los existentes en el nuevo lugar de residencia. Contemos, dentro del peculiar proceso de las obligadas adaptaciones, la adquisición de una nueva lengua y las connotaciones culturales que la misma trae consigo. Sin olvidar esa peculiaridad, en esta segunda parte de la entrevista nos familiarizamos con el lado profesional del actor Mario Ernesto Sánchez y sus valiosas contribuciones a la cultura.
SEIS
Sin duda, tú has jugado un papel protagónico en la creación y desarrollo del teatro serio en el sur de la florida. Para los lectores no familiarizados con este importante fenómeno artístico, ¿podrías elaborar en el nacimiento de esta vertiente como institución, en el que incluirías la aparición de Teatro Avante, además de las contribuciones en clases y presentaciones por estudiantes en los planteles universitarios del área?
El I Festival de Teatro Hispano (nombre original) fue fundado por una docena de compañías de teatro hispano que existían en Miami en los años 80 para desarrollar agresivamente el teatro en español. Avante es la única compañía que ha podido sobrevivir las crisis de más de 40 años. Olga Garay-English, subgerente del Departamento de Asuntos Culturales del Condado de Miami-Dade durante esa época, citó a una reunión en 1984, con el objetivo de mejorar el teatro hispano de Miami. De esa reunión salió la creación de Actuando en Conjunto (Acting Together), organización creada para presentar un festival de teatro local entre todos sus miembros. Cada una de esas compañías se comprometieron a producir y presentar una obra con los fondos obtenidos en taquilla.
SIETE
Siendo yo profesor adjunto de Humanidades del Miami-Dade College en ese entonces, recuerdo vívidamente a la señora Garay. Ya he mencionado en otros trabajos el impacto de sus diligencias allá en la década de los ochenta. Si no me equivoco, sus labores culturales se ubican ahora en California. Obviamente, la adquisición de los fondos sigue siendo un elemento primordial para este tipo de empresas y en ese plano todavía es una titular activa. Teniendo en cuenta este importante dato, ¿qué detalles nos darías de los resultados fiscales del plan?
La Extinta Poética. Compañía Nueve de Nueve, España. 34-FITH. Escrita por Eusebio Calonge. Dirección de Paco de la Zaranda
El I Festival de Teatro Hispano recibió $7,500 del Condado y $15,000 del Estado de la Florida, gracias al gran esfuerzo de Olga. Gran parte de esos fondos se utilizaron en anunciar, en inglés, el evento en español. El resto se utilizó para organizar este esfuerzo colaborativo.
Como seguramente sabes, durante 1980-1993, el Condado estaba bajo una ordenanza de que no se podía utilizar fondos públicos en ningún proyecto que no fuera en inglés, o que promoviera una cultura que no refleja a Estados Unidos (English-Only ordinance). Es por esto que tuvimos que anunciar en inglés el I Festival de Teatro Hispano. Hasta que al fin fue derogada en 1993 y el español y nuestras diversas culturas regresaron a ser parte de nuestras vidas en Miami.
OCHO
Así es. Y agrego que, por razones obvias y múltiples, que no pretendo incluir en este encuentro, la constitución de la población estadounidense en general, ha cambiado tremendamente. En ese sentido, Miami y sus vecindades, «puerta abierta a y desde Latinoamérica», como metaforizaba el también actor Evelio Taillacq, no es una excepción. Me consta que no fue fácil obtener el éxito necesario en este importante paso, si tenemos en cuenta la naturaleza o peculiaridades político-ideológicas que definieron al emigrante cubano de aquel entonces.
«La isla de los hombres solos».
Cierto. De hecho, el 20 de mayo de 1986, bajo una controversia tan severa que no quisiera recordar, nació el Festival. Digamos que fue uno de los “actos de repudio” más injustos de la época. Un miembro de Actuando en Conjunto decidió presentar Coser y Cantar de la fallecida autora cubana Dolores Prida. Un sector de la comunidad artística, política y mediática se empeñó en decir que la autora favorecía a la Revolución Cubana y, por lo tanto, era comunista. Bajo esa intimidación, algunos miembros de Actuando en Conjunto se retiraron del Festival y el grupo señalado decidió cambiar la obra, con tan mala recompensa que muy pocos asistieron a ese cambio. Coser y Cantar se leyó en el Miami Dade Community College, Wolfson Campus, bajo la autorización del Dr. Eduardo J. Padrón y la custodia de fuerzas policiales.
Fátima Molina y Adrián Vázquez en «Wenses y Lala».
NUEVE
Efectivamente, creo recordar muy bien la calurosa polémica, pues los medios noticiosos —particularmente la radio local— saturaron el ambiente en aquel entonces. De hecho, no fue un suceso único: hubo otros incidentes relacionados que causaron bastante inquietud. Mas coincidamos que ya en pleno siglo XXI aquella ardiente atmósfera es algo que pertenece a una época bastante diferente a la actual. Muchos de los protagonistas en la transición a que aludes, ya pasaron a mejor vida. ¿Qué más recuerdas de aquel peculiar momento?
Dos populares actores cubanos interrumpieron el ensayo general de Alguna cosita que alivia el sufrir, del fallecido dramaturgo cubano René R. Alomá, obra escogida por Teatro Avante para abrir el Festival, dirigida por mí, para informarme que tenía que suspender el festival porque era un evento comunista y no podía estrenar al siguiente día. “¿Por cuál acera van a manifestarse? Para poderla limpiar esta noche, pero el festival se estrenará mañana y ahora me tendrán que excusar, pero tengo que regresar a mi ensayo”.
Imagen de «Alguna cosita que alivie el dolor», de René Alomá.
FIN PARTE II
© All rights reserved Héctor Manuel Gutiérrez.
Héctor Manuel Gutiérrez, Ph.D., es instructor de español avanzado y literatura hispana. Funge como Lector Oficial de Literatura y Cultura Hispánicas en el programa de evaluación superior Advanced Placement, College Board/ETS. Colaborador mensual de la revista musical «Latin Beat», Gardena, California. Miembro/fundador de la revista literaria «La huella azul», FIU, Miami, Florida. Editor de contribuciones, «Revista Poetas y Escritores Miami», Miami, Florida. Colaborador «Revista Suburbano», Miami, Florida. Colaborador/ columnista, «Nagari Magazine», Miami, Florida. Colaborador «Linden Lane Magazine», Fort Worth, Texas, Colaborador, «Insularis Magazine», Miami, Florida. Es autor de los libros: Cuarentenas, Cuarentenas: Segunda Edición, Cuando el viento es amigo, Dossier Homenaje a Lilliam Moro, De autoría: ensayos al reverso. Les da los toques finales a Encuentros a la carta: entrevistas en ciernes, a publicarse en 2024, La utopía interior: estudio analítico de la ensayística de Ernesto Sábato, a publicarse en 2025, y la novela El arrobo de la sospecha, a publicarse en 2026.