lo mismo
no se cansan de repetir que ya casi es invierno
yo me pido otra de lo mismo y digo
conversemos de diluvios y asuntos pendientes
de volver a encontrarnos quizás
sin momentos de preparación
y a qué puta hora nos vemos
si no hemos quedado en nada
mejor dejemos el final de los tiempos
y hablemos del de las botellas
mis tripas rugen llenas de tiza
de palabras que he engullido con los años
y de tormentas sin digerir
se me atragantan los párrafos explicativos
soy un muerto de hambre
que se daría de hostias por un rato contigo
por una noche de asuntos pendientes
aquí van veinte años de noches y de hostias
me sobran todos los preámbulos
en el frío la tiza horada las vísceras
y los razonamientos sin concluir
los dibujos se clavan en las paredes
bajo la helada
nadie sabe lo que una vez ponía allí
pero aquí ni siquiera hay un silencio abismal
la nieve se ha tragado a ambos
al silencio y al abismo
eso es lo que dicen
que la nieve ruge
igual que mis tripas
espero que aquí
donde no queda ni el abismo
pueda hablar de algún modo con ella
no es que no haya ruidos
el suelo helado cruje a cada paso
como cuando uno es joven
y piensa que la tierra
se va a abrir ante él
a veces sucede algo así
el hielo se abre y te traga
pero no te digiere porque estás lleno
de palabras que no supiste hilar
de tiza
te engulle y te escupe
y vas a parar a un sitio como éste
en el que te preguntas
por qué sigues pensando estas cosas
veinte años más tarde
mientras los osos te observan
repetir su nombre
en medio del hielo
el dibujo
el niño que fui sale del colegio
de su cuaderno se caen colores y dibujos
que cuentan su mundo
de monstruos en los columpios
y dragones en la cola de la frutería
después suelta amarras y vuelve a casa
en su barco de papel
a salvo de ecuaciones
y de esta otra ciudad sin columpios
que se me cae encima
al igual que estas calles
he recorrido muchos cuerpos
en algunos me he visto caer
pero hoy confundo cuerpos y ciudades
pienso fue aquí con ella
uno cree que siempre se acuerda de la piel
del ancho de las aceras
de las palabras que dice antes de dormir
uno piensa esto en pleno episodio de insomnio
la ciudad que conoce se derrumba
y la fruta rueda por las calles
no quiero saber
si esto es por fin lo que somos ahora
para qué hablar de lo inevitable
es sólo que echo de menos los barcos de papel
en los que vencíamos tormentas
echo de menos incluso las tormentas
y tu cuerpo en ellas
mientras sigo aquí al pie de la roca
mirando los delfines y los signos
hay noches como ésta en las que sólo queda
la deriva de los continentes
de los cuerpos
y entre la paz y el abismo
el café donde nos amamos
nuestro barco de papel
lo único que me sostiene
cuando la ciudad me cuenta
quién soy en realidad
un pasajero que recuerda
aquel dibujo en tu mano
antes de dormir
al fin y al cabo
conocí mujeres que arañaban el vacío
entre mi alma melancólica y la canalla
creían que había algo entre ambas
sombras o demonios
algunas eran sólidas
con abrazos de una pieza
y documentos compactos que desactivan
los deterioros de la vida diaria
las otras
tan frágiles
y llenas de resquicios
por donde se les escapaban
caricias indebidas
el delirio de media tarde
la locura sin intencionalidad
a menudo pasábamos las tardes
de lluvia acostados
hablando en voz baja y en inglés
inventando episodios de nuestra vida
que nunca ocurrirían
como para saber si el otro amaría también
lo que nunca iba a suceder más que en sueños
amar lo posible
no sólo lo real
y saltar despreocupados y ligeros
en el filo de la navaja
sin prestar atención a las caídas
sin mirar
sin darnos cuenta de que a cada salto
ya sólo quedaban
los pedacitos de nosotros
que seguían queriéndose
tan pequeños
tan tenaces
tan nosotros aún
al fin y al cabo
© All rights reserved Miguel Rodríguez Otero
Miguel Rodríguez Otero es autor de la colección de relato breve La Mujer que Huele a Café y de El Lugar del Norte (Ediciones Erradícame).
Sus poemas aparecen en Irreverentes y Nagari, and his poetry can be found in The Lake, Book of Matches, The Red Fern Review, Wilderness House Literary Review and Scapegoat Review, and is forthcoming in Last Leaves Magazine and DarkWinter Literary Magazine.