A Belén
Lleva en su cuerpo una legión
no sé si de insectos
o de demonios. Tal vez de esperanzas
tan peligrosas como culebras bajo la oscuridad de la alfombra.
Camina sin ver
por si un rayo quisiera partirla en pedazos
pero abre los ojos y entiende
que todo es más fácil de lo que el miedo vislumbra.
La miro desde adentro
como si a mí me ocurrieran sus infortunios
y sus deleites
porque ella se atreve a vivir lo que ocultan mis muros
y tiene en sus manos
al dios.
A Cristina, otra vez, como entonces
No ve las letras sobre el papel
sino los arroyos que se abren paso entre manchas de tinta.
“Es agua”, me dice
y se deja ir por los serpenteos del libro que no leerá esta mañana
ni nunca.
Sus párpados entornados
dan testimonio de que se ha ido
y yo debería advertirle que la maestra la ha descubierto en su juego,
pero presiento que un día
cuando las olas la arrastren hacia la muerte
ya no estaré al lado suyo para cerrarle los ojos.
Será por eso que nada le digo
mientras la luz se derrama en las estaciones de su belleza
ahora
en clase de Ciencias Naturales.
A g.n.
NO SÉ QUÉ HACER CON MI FICCIÓN
si nadie quiso ver tus marcas en mi espalda.
Las amapolas ocultaron los abrazos
y el dolor
ese abandono que por siempre ocuparía mi sustancia
aunque los años se llevaran mi niñez
como si nunca hubiera sido de este mundo.
Tampoco sé qué voy a hacer con mis latidos.
Que el corazón sea alimento de los peces
cuando no pueda ya mirarme en tu regazo
muy lejos ya del graderío que guardaba mi secreto.
Donde mi amor no podrá redimirte.
IGUAL QUE EL VIENTO ME ACARICIAS EN LA ESPALDA
como quien busca recordarme lo que era respirar, ese delirio
de la luz en los pulmones
entre sus húmedas paredes imprevista.
Pero en mi pecho un alacrán no duerme; ha de borrar
la última seña de tu paso
aunque hayas ido hasta el rincón donde mi sangre brota.
Voy a morir empantanada en mi veneno.
Y tú no lo sabes.
© All rights reserved Marialuz Albuja Bayas
MARIALUZ ALBUJA BAYAS Quito, 1972. Ha publicado los poemarios Las naranjas y el mar, Llevo de la luna un rayo, Paisaje de sal, La pendiente imposible, obra premiada y publicada por el Ministerio de Cultura del Ecuador, Detrás de la brisa, mención de honor del premio César Dávila Andrade, y Cristales invisibles (mínima antología personal). También es coautora del libro para niños Cuando cierro mis ojos. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, portugués, francés y euskera.