En estos tiempos de incertidumbre en que a nivel internacional se está jugando una partida en el tablero mundial entre tres grandes potencias por la hegemonía de una de ellas en este siglo XXI es bueno recordar a un hombre que fue capaz de mantener en su espíritu la inocencia de uno de sus personajes, al fin y al cabo, qué son los personajes creados de la pluma de un escritor sino parte de él mismo, y apostó por el amor, la paz y la solidaridad en tiempos también de incertidumbre. Para algunos fue ingenuo, utópico o místico soñador, para otros un reflejo de lo que siempre se necesita en toda comunidad humana, esperanza y empatía, su nombre: Leo Tolstoi.
Leo Tolstoi (1828-1910) escritor ruso, fue un hombre entregado y comprometido con su época. De origen aristocrático su posición social le hizo penetrar en la alta sociedad rusa durante sus primeros años hasta su etapa de oficial de artillería huyendo de una vida de juego y frivolidad. La guerra ruso-turca de la década de los 50 del siglo XIX le abrió a experiencias de violencia, heroísmo y crueldad que luego se reflejarían en su obra Guerra y Paz y le harían madurar psicológicamente y ver la realidad del pueblo ruso al alejarse de San Petersburgo, la capital imperial.
Desde 1852 Tolstoi utiliza la escritura como terapia, como tabla de salvación para poder vivir y alejarse de los tormentos y las futilidades de la sociedad rusa. Sus obras se centrarán en sus experiencias de vida, como Infancia, Adolescencia y Juventud, su etapa de oficial en Relatos de Sebastopol, Dos húsares o Los Cosacos. Será Guerra y Paz y Anna Karénina las obras que lo elevarán a la cumbre de la literatura rusa y al conocimiento de su obra fuera de Rusia inmortalizándole. Natasha la joven e ingenua coprotagonista de Guerra y Paz es la esencia y el paradigma de la juventud, pero también del alma de Tolstoi.
Hombre comprometido con la causa de la formación de la persona y la paz sus escritos e influencia se sintieron en los movimientos de no violencia y en las doctrinas libertaria y ecopacifista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Tolstoi defendía que la sociedad humana debía de evolucionar hacia una hermandad de ciudadanos que tuvieran como pilares de su nueva sociedad la paz, el amor social o solidaridad y el enaltecimiento de la persona a través de la formación y la cultura. Vegetariano y contrario a todo tipo de daño a los animales su corpus filosófico desembocaría en el Movimiento Tolstoiano que partía de esas premisas junto con un cristianismo idealista y rural que le traerían la excomunión por parte de la iglesia ortodoxa rusa.
La concepción de la no violencia como herramienta para evitar conflictos y como fuerza para conseguir victorias en el medio político, social y económico hicieron que se carteara con el joven abogado británico hindú Gandhi en la Sudáfrica de finales del siglo XIX. Carta a un hindú fue el prólogo de la larga amistad epistolar entre Tolstoi y el futuro Mahatma. En septiembre de 1910, poco antes de su muerte, Tolstoi escribió a Gandhi su última carta en la que instaba a Gandhi a utilizar la “no violencia ya que la práctica de la violencia no es compatible con el amor como ley fundamental de la vida”
La evolución de Tolstoi hacia un ideal de redistribución social de la riqueza y de igualdad para todos los seres humanos se plasmó en su hogar, Yásnaya Poliana, la finca familiar de terrateniente que había heredado y en la que vivía con su esposa Sofía. Aunque no obligó a su esposa y al resto de su familia a aceptar los fundamentos de su doctrina social decidió que no era ético, moral y justo la vida aristocrática que había llevado y la situación material y formativa de los campesinos y sus familias que estaban trabajando en Yásnaya Poliana. Fundó una escuela para los hijos de los campesinos, les instruía y creaba el material didáctico para su formación.
La formación de los niños incluía salidas al campo, instrucción en el jardín de la escuela cada día y gimnasia. La pedagogía de Tolstoi incluía una formación ética y moral basada en el respeto a la naturaleza, a los demás y la elevación de la persona como ejemplo de sus ideales cristianos puros y el desarrollo del pensamiento crítico.
Tolstoi llegó a intentar donar toda su fortuna y tierras para causas benéficas y sus derechos de autor para el pueblo de Rusia, sin embargo, la familia Tolstoi impidió lo primero y consiguieron la restitución de los derechos de autor para la familia en 1914.
En toda la obra de Tolstoi, incluido su epistolario de diez mil cartas, se extrae la concepción de un mundo donde la más importante constante es hacer el bien y proteger al ser humano, dotarlo de la capacidad de criterio y hacerle seguidor de la paz, la solidaridad y el bien común. Tolstoi era muy consciente del régimen autocrático en que vivía. El zarismo era algo anacrónico y contrario al bien común, se sostenía por el miedo, la incultura, el monopolio de unos pocos sobre el todo, la coacción y la injusticia. Varias veces se comunicó con carta con Nicolás II, el último zar ruso, para expresarle lo que pensaba de la autocracia. Una de sus últimas cartas, de 1902, lo dejaba muy claro, he aquí algunos extractos muy significativos de ella:
“Querido hermano:
Este calificativo me parece el más conveniente porque, en esta carta, me dirijo menos al emperador y al hombre, que al hermano. Y, además, os escribo casi desde el otro mundo, encontrándome en espera de una muerte muy próxima. (…)
Una tercera parte de Rusia está sometida a una continua vigilancia policiaca; el ejército de policías conocidos y secretos aumenta sin cesar; las prisiones, los lugares de deportación y los calabozos están repletos; aparte de doscientos mil criminales de derecho común, hay un número considerable de condenados políticos entre los cuales existen ahora multitud de obreros. La censura con sus medidas represivas ha llegado hasta un grado tal que no alcanzó en los peores momentos de los años que siguieron al de 1840. Las persecuciones religiosas no fueron nunca tan frecuentes ni tan crueles como lo son ahora, y cada vez van siendo más frecuentes y más crueles.
En las ciudades y en los centros industriales se han concentrado las tropas, que armadas de fusiles se han enviado contra el pueblo. En algunos puntos ya se han producido choques y matanzas y en otros puntos se preparan, y su crueldad aun será mayor.
El resultado de toda esta actividad cruel del gobierno, es que el pueblo agricultor, los cien millones de hombres sobre los cuales está fundada la potencia de Rusia, a pesar de los gastos del Estado que crecen considerablemente, o mejor dicho gracias a este crecimiento del presupuesto, se empobrecen de año en año, de manera que el hambre ha llegado a ser el estado normal, como igualmente el descontento de todas las clases y su hostilidad para el gobierno.
La autocracia es una forma de gobierno que ha muerto. Tal vez responda aún a las necesidades de algunos pueblos del África central, alejados del resto del mundo, pero no responde a las necesidades del pueblo ruso cada día más culto, gracias a la instrucción que va siendo cada vez más general. Así es que, para sostener esta forma de gobierno y la ortodoxia ligada a él, es preciso, como ahora se hace, emplear todos los medios de violencia, la vigilancia policíaca más activa y severa que antes, los suplicios, las persecuciones religiosas, la prohibición de libros y de periódicos, la deformación de la educación, y en general de toda clase de actos de perversión y crueldad. Tales han sido hasta aquí los actos de vuestro reinado (…)”
Si Nicolás II hubiera hecho caso de las palabras de Tolstoi quién sabe qué hubiera ocurrido para bien…
De sus obras escojamos una pequeña selección de su ideario:
Sobre la nueva esclavitud:
“El dinero es una nueva forma de esclavitud, que sólo se distingue por el hecho de que es impersonal, de que no existe una relación humana entre amo y esclavo.”
Sobre las necesidades mínimas:
“Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo”
Sobre el bien:
“¿Qué es el bien? No es más que amor.”
Sobre la guerra:
“¿Qué es la guerra? ¿Qué se necesita para tener éxito en las operaciones militares? ¿Cuáles son las costumbres de la sociedad militar? La finalidad de la guerra es el homicidio; sus instrumentos, el espionaje, la traición, la ruina de los habitantes, el saqueo y el robo para aprovisionar al ejército, el engaño y la mentira, llamadas astucias militares; las costumbres de la clase militar son la disciplina, el ocio, la ignorancia, la crueldad, el libertinaje y la borrachera, es decir, la falta de libertad. A pesar de todo esto, esa clase superior es respetada por todos. Todos los reyes, excepto el de China, llevan el uniforme militar y se conceden las mayores recompensas al que ha matado más gente… Los soldados se reúnen como, por ejemplo, sucederá mañana, para matarse unos a otros. Se matarán y se mutilarán decenas de miles de hombres y, después, se celebrarán misas de acción de gracias porque se ha exterminado a mucha gente (cuyo número se suele exagerar), y se proclamará la victoria creyendo que cuantos más hombres se ha matado, mayor es el mérito.”
Sobre el concepto de dinero:
“Quien tiene dinero tiene en su bolsillo a quienes no lo tienen.”
Sobre el concepto de mal:
“Todos los males del mundo provienen de que el hombre cree que puede tratar a sus semejantes sin amor”
Tolstoi desencantado huyó de su familia y murió en 1910 en una estación pequeña de ferrocarril en Rusia. Fue llorado por el pueblo ruso y se le rindieron honores.
Sus obras son testimonio del profundo conocimiento del alma del ser humano, de que el amor es más fuerte que el odio, que la paz y la solidaridad son la única fuente de bien para todos y que el ser humano tiene siempre que ir hacia adelante progresando de forma individual y colectiva. Ojalá los líderes que están ahora en los despachos del poder leyeran más, no solo a Tolstoi, quizás aprendieran a asegurar y preservar la paz, la solidaridad y la hermandad entre todos los pueblos de este pequeño punto azul pálido…todavía nos queda la esperanza.
© All rights reserved Alberto García Gutiérrez
Alberto García Gutiérrez. Barcelona, España, 1974. Escritor, articulista, divulgador y creador del programa de radio y luego podcast Verne y Wells Ciencia Ficción. Consultor, asesor e introductor para la Editorial Gaspar & Rimbau.
Obras más recientes:
Guía de Seres Elementales y Otros Seres Fantásticos, Editorial Apache Libros.
Cuentos en el Espacio y el Tiempo, Editorial Gaspar & Rimbau
Introductor a las colecciones Recuerdos del Futuro y Recuerdos de la Tierra de los Sueños de la Editorial Gaspar & Rimbau