Nota. el teléfono para las entradas es el 305 436 29 16 (no el que aparece en el cartel)
Compañia Galiano 108. Autora Elizabeth Mena. Dirección José González. Actriz. Vivian Acosta. Vestuario. Raúl Martín/Irma Comas. Iluminación. Carlos Repilado. Música. Juan A. Leyva. Asesoría. Olympia Gattorno. Diseño gráfico y Fotografía. Pedro Balmaseda. Video Izzy Martínez. Ast. de dirección Armando Figueroa.
Una lección de teatro experimental…sin duda.
A veces una crítica debe de empezar por el final…y hoy, el final, se llama Bravo. Repito…¡Bravo¡. Y como los críticos, a veces, somos un poco pedantes decir que yo fui el primero que me levanté sin dudar un segundo. ¿Razones?. Con una me bastaría… y se llama Vivian Acosta. Y para que no haya malos entendidos…ni sabía quién era esta actriz hasta el sábado 18 de abril a las 10,15 pm que es cuando me di el lujo de abrazarla al finalizar la obra, entre su pelo revuelto, el sudor hermoso de su rostro y un vestido de mortaja blanquecino.
Según Elizabeth Mena, su autora, la cual Nagari tuvo el placer de conversar para aclarar algunos puntos de este lírico y a la vez trágico libreto: “La Virgen Triste no es un texto biográfico sobre Juana Borrero, sino una obra inspirada en su poesía. Quise teatralizar aquella existencia, la atmósfera de ensueños y desvelos que le acompañaban. El argumento sería un pretexto, el trampolín que me permitiría crearla”.
Para ubicar al público no familiarizado con la literatura cubana, decir que Juana Borrero es un exponente único de lo que fue el Modernismo Hispanoamericano. Poeta y artista plástica, murió de tuberculosis a los 18 años en Key West en 1896 durante su exilio familiar mientras huía de la guerra de independencia que vivió el país contra España. Tuvo dos grandes amores, entre imposibles y tormentosos. Uno fue el poeta Julián Casal que le dedicó un poema a Juana llamado, precisamente “Virgen Triste Tú sueñas con las flores de otras praderas/nacidas bajo cielos desconocidos/…/porque en ti veo ya la tristeza/ de los seres que deben morir temprano. Y el otro, Carlos Pío también bardo como el primero, hubo una relación epistolar secreta; él fue su verdadera pasión. “Carlos se va a la guerra; la patria es mi rival”. Aparecen bastantes fragmentos en la obra de estas cartas que a la vez se enlazan con parte de sus versos y un segundo personaje dentro de este monólogo que, Elizabeth Mena, lo denomina La Vieja. Una figura interpretada por la misma protagonista que, a mi entender, juega varios papeles dentro de este personaje. Principalmente de narradora. Comparándola con la Virgen María o llamándola Juana de Dios. Otras de madre protectora cuando la acoge. De alter ego en ocasiones. Y en algunas escenas, como si fuera la voz de la propia muerte que le viniese a sugerir lo que debiera o no debiera hacer.
La dirección de Juan González es sencillamente magistral por lo sencilla y escrupulosa a la vez. Arranca con La Vieja y una maleta que sale de una estación de tren y que a medida que avanza la obra fungirá de ataúd, altar, o de tumba. En primer término del escenario, seis bujías de cera y un candelabro de once velas de hierro en forma de corazón. Un objeto esencial y simbólico que iluminará a una Vivian investida de Juana en todos sus registros: el canto del padecimiento, la urgencia por vivir enamorada, la liturgia de una boda en un altar, la desesperación lanzando al aire las cartas de Carlos Pío…el ritual de las pérdidas…la agonía final. Y una candelabro que alumbrará la “oscuridad” mientras interprete al personaje de La Vieja. Cuando adopta este papel, nuestra actriz alcanza momentos sublimes bajo la contorsión armónica y sostenida de su cuerpo decrépito. Sus contracciones en las manos, sus pupilas, o la gravedad de su voz -…qué voz- nos trasladará al repudio y a la angustia por la situación.
La Virgen Triste es un todo. Una lección de teatro de un poco más de una hora Cualquier persona relacionada en el mundo de la escena o en el campo literario de esta ciudad tiene la obligación de asistir. Imprescindible para el que ame el teatro experimental o necesite entender la importancia que tuvo el Modernismo en el continente americano. Como dice el personaje de Juana en el cementerio: “Sabía que con tanto llanto ablandaría el mármol”. Conmigo lo consiguió. Lo dicho. Les invito a que salgan de su tumba este fin de semana. ER
Pdta. Una recomendación introductoria… antes de ver la obra lean del escritor Francisco Morán, La pasión del obstáculo sobre Juana Borrero. Un pequeño ensayo que les ayudará a una mejor comprensión de la pieza…