Artspoken 1167 SW 6th st Miami. Viernes y Sábado a las 8,30 pm y Domingos a las 5 pm. Para reservas 305 588 81 17.
Autor Bernard Shaw. Dirección. Yoshvani Medina. Elenco. Alicita Lora, Yenilen Mola, Hendrick Mariné, Fernando Goicochea. Adaptación Teatral. Jorge Carrigan. Escenografía. Carlos Artime. Fotografía. Alfredo de Armas.
El 5 de enero de 1902 Bernard Shaw estrena en privado en el New Lyric Club de Londres Mrs. Warren’s Profession. ¿Razón?. Lord Chamberlain, el censor oficial del teatro británico, la había prohibido por su declaración abierta al libre ejercicio de la prostitución. Nos encontramos al final de la época victoriana. La mujer que se precie tiene que estar al servicio del hombre, la moral y las buenas costumbres. Periodista, crítico literario y teatral en sus inicios este irlandés que fue premio Nobel en 1925 y ganador de un Oscar en 1938 por la adaptación de Pigmalión, estrenó su primera obra Cándida como dramaturgo en 1898 y César y Cleopatra tres años después así como numerosas novelas y ensayos. Vivió hasta los 94 años, quizás por un secreto a voces de una de sus citas “Fui caníbal durante veinticinco años…por el resto del tiempo he sido vegetariano”.
Pero, posiblemente, cuando dijo “El dinero no es nada. Pero mucho dinero..¡ya es otra cosa!” pensó en la justificación que la señora Warren (Alicita Lora) utilizó para poder seguir en este mundo y no tirarse al río, mientras regentaba distintas casas de prostitutas en Londres. Gracias a ello, ha podido dar una educación sobresaliente a su hija Vivie (Yenilen Mola) en Cambridge, hasta que un día descubre toda la verdad sobre su madre. Alrededor de ellas: Mr Praed (Fernando Goicochea) y Frank. (Hendrick Mariné). Ambos, pululando en la vida de esta joven y emprendedora hija que representa los valores de la nueva mujer en un mundo tiranizado por lo masculino y la pobreza a finales del siglo XIX.
Si bien, en mi opinión la placidez y la adaptación de los diálogos (Jorge Carrigan) corresponden a la época histórica y al gusto inglés en el momento que se escribió ¿qué pasaría si se hubiera acelerado un poco más el ritmo desde la dirección? Con una escenografía (Carlos Artime) sobria sin apenas elementos objetuales –esta es una “marca” de la casa que yo valoro mucho, aunque a veces tiene sus riesgos- destacaría una inteligente estructura de toldo plegable que sirve para ubicar varios espacios escénicos y situaciones de interacción entre los personajes.
El equipo actoral está bien coordinado: Alicita Lora con su voz pizpireta para reírse del mundo en el que vive, funge bien de madame y de madre que exige el agradecimiento de su hija. Yenilen Mola, acostumbrado a verla en papeles altos, hoy utiliza la modestia y la seducción que le solicita el personaje romántico de Vivie. Fernando Goicochea adopta una presencia escénica potente como requiere el investirse de Mr. Praed. Su bastón firme en la mano a la hora de marcar un paso quebrado, reafirma su lugar escénico. Hendrick Mariné, como Frank, alterna las dos bandas del joven interesado y casamentero: “aunque mi padre dice que es más importante la posición social, a mi me gusta más el dinero”. Es decir, la posición directa a sus objetivos de bribón… y la del dulce enamorado.
Art Spoken sigue hoy por hoy en la brecha al publicitar las obras dramáticas de los mejores Nobel en este género. Hasta no hace mucho fue El malentendido de Albert Camus, en este momento la pieza del dublinés Bernard Shaw. ER