LA NOCHE CERDA PARRICIDA.
No infligirás dolor nuevamente en los corazones de las muñequitas de porcelana
En Ámsterdam las prostitutas caminan sobre el látex
de aquellos pequeños cerdos inaugurales
Entre amigos no hay mucho que esconder para decirnos que sí cada trémula fiesta
En los tocadiscos quedamos varados como alrededor de la fogata
Detrás de la ventana se presiente el festival y la carnicería
La marcha de las putas da una vuelta nuevamente al planeta
y aquellos cerdos tercermundistas vienen a copiarlo todo
como lo han hecho con la peste la prostitución y la pederastia tan segura ya
de su epistemología
Los días multicolores no van a volver si apagamos la televisión
no hay que ser irresponsables
para hablar de habitaciones vacías cuando los migrantes no
lo han logrado apenas caen de los barcos hacia las orillas y la arena
Aquellos cerdos se quedaron de rodillas a media manifestación
Se han cancelado los permisos
y la frontera
es el túnel hacia la Tierra de la Desesperación
¡Este año hay elecciones!
¡Malditos cerdos comunistas
déjennos en paz!
LAS REINAS SE ENAMORAN DE LOS CERDOS
y avanzan sus cartas sobre la mesa
Leen el fondo de cada cafetera en busca del discurso
para abolir lo que han leído en el calendario
A veces parecen decir que sí
luego los divorcios
las reuniones sobre cuerpas coños relámpagos y madreselvas
Pero al caer la tarde enamorada
corren sus tiaras hacia la cadera
y se siembran en el rincón de alguna cafetería solitaria
con un libro entre las manos
dispuestas a ver pasar la piara
pendientes siempre de la cacería
porque se saben intactas y revolucionarias
capaces de empuñar el picahielo
para atravesar pulmones y uno que otro corazón
de cerdo.
LOS CERDOS MATINALES SE VISLUMBRAN
antiguos y llenos de telarañas en el pecho desnudo
caminan con sus camionetas arreglándose el bigote
Los hay con sombrero o calvos o con alguna gorra de militar o beisbolista
ferrocarrilero Lo cierto es que a su edad se observan ya las costras
de una educación que apenas los ha cambiado luego de cinco mil años
De nada nos sirve culpar a nuestras queridas religiones
si tan solo de dioses se tratara esto de clavarnos uno al otro la carne desprendida
y todo aquel fuego que crece en las plantas de las manos
que brinca de los ojos
como el centellar de universos paralelos
en la noche de la Vía Láctea ¡ya no insistas por favor!
Las hadas mueren porque las princesas hace tiempo que se casan con los parias
Y los reyezuelos se han dedicado a buscar actrices de Hollywood
para insistir sobre cuerpos filmes ocupación desempleo triunfos
y hasta algunos premios obtenidos en el elevador
Los hay cerdos que sobresalen en la película porno de moda
pero los pequeños cerdos feministas siguen ahogados en la muchedumbre
siguen apuntando en la cabeza de Linda Lovelace
para consumir más y más preciada carne latiente miedo
terror y fama tomadas de la mano
corriendo en arco iris de sustancias que hierven hierven en las venas
Ellos cruzan con sus camionetas los aires de alcohol las drogas las prisiones
y hasta los tatuajes en el cuello todos ellos muy fuertes muy coráceos
radiantes en su furia en su bestialidad de dragones invencibles
Los hay que regalan biblias y cuidan las fronteras
Los hay encimados en las televisoras produciendo películas
Los hay durmiendo con las colegialas en las universidades
Y bendito el tiempo de lanzar la última piedra
en esta serie de acusaciones
que no es posible que nos alcancen confesados
Los cerdos matinales no pudieron lograrlo
Un día se miraron sanos y rosados con sus colitas espiral siempre dispuestas
a la cimentación de su gloria
y ahora se ven tan necios diciendo que No que No han sido ellos
que los disculpen que eran otras épocas
Ellas vinieron a mi fiesta Ellas entraron solas al hotel fantasma
Acaso no las hice actrices No aprobaron las materias y hoy son
altas estrellas altas diputadas grandes escritoras lejos del escroto
de sus perseguidores
Los pequeños cerdos feministas las empujan en los diarios
en las marchas en las manifestaciones Y acá aparecen sus rostros
barbados rostros con sombreros lentes negros espejuelos
diamantinas y hasta brillo en los labios
“Aprovecho para decirles que soy gay” dicen los estúpidos ojos del viciado sueño
Los cerdos matinales se han juntado a discernir los futuros del mundo
El país es un estercolero Los cerdos matinales lo saben y
lo han dibujado en pequeños almanaques
¡Que Ishtar bendiga a Linda Lovelace!
Seguiremos a la espera del nuevo anuncio en marquesinas
Del nuevo periodicazo que exponga a nuestra raza
de cerdos que ya no se puede
con tanto lodo en la azotea.
Del poemario Pequeño cerdo feminista.
© All rights reserved Adán Echeverría
Adán Echeverría. Mérida, Yucatán, (1975). Premio Estatal de Literatura Infantil Elvia Rodríguez Cirerol (2011), Nacional de Literatura y Artes Plásticas El Búho 2008 en poesía, Nacional de Poesía Tintanueva (2008), Nacional de Poesía Rosario Castellanos, (2007). Becario del FONCA, Jóvenes Creadores, en Novela (2005-2006). Algunos de sus libros son La confusión creciente de la alcantarilla, En espera de la noche; libros de cuentos Fuga de memorias (2006) y Compañeros todos (2015) y las novelas Arena (2009) y Seremos tumba (2011). En literatura infantil ha publicado Las sombras de Fabián (2014).