Alejandro Dumas es uno de los escritores más leídos en el mundo por sus novelas de aventuras. Publicó sesenta y siete obras para teatro que fueron representadas en su época.
Fue impulsor de los libros de viaje, junto a sus amigos escritores franceses Alfonso de Lamartine, Théophile Gautier y Gerard de Nerval. Son conocidos sus libros Impresiones de viaje en Suiza (1833), Sur de Francia (1841) y A la orilla del Rhin (1841). Sobre sus visitas a Italia publicó El speronare (1842), El corricolo (1843), El capitán arena (1842) y La villa Palmieri (1843). La Veloce (1848) recoge sus experiencias sobre una excursión a Argelia y Túnez a bordo del barco francés que dio nombre a la novela. Impresiones de Viaje a España (1847) generó mucha controversia por las críticas que hizo a las condiciones de vida de los españoles con relación a los franceses y al estado de la corte cuando asistió como invitado a la boda del duque de Montpensier con la infanta Luisa Fernanda, hija menor de la reina Isabel II de España.
Como dato interesante y poco frecuente para la época, el periódico Le Monte Cristo de París reseñaba semanalmente sus Impresiones de viaje: En Rusia (1860) y El Cáucaso (1859). Así, desde la tranquilidad de sus hogares parisinos, los lectores podían seguir el día a día de las aventuras de Dumas mientras recorría las calles de San Petersburgo y otros lugares.
Pero Dumas no solo narraba sus experiencias. Por su maestría en el lenguaje, tenía la capacidad de convertir en novelas los diarios y notas de los viajes de sus amigos, como si él mismo hubiera participado en las expediciones. En Un Gil Blas en California (1852), trata de las experiencias de un joven francés que en la fiebre del oro viaja a San Francisco y en El Diario de Madame Giovanni (1856) cuenta la vida de un mercader veneciano y de su esposa, la bella y elegante Madame Giovanni en su viaje por Nueva Zelandia, Tahití y Hawái. En el prólogo de la edición en inglés de este libro, publicado en 1944, su editor Frank Reed expresa: “…es asombrosa la habilidad de Dumas al describir otras tierras con sus hábitos, costumbres y tradiciones, con tanta claridad y riqueza como si en realidad las hubiera visitado en algún momento de su vida”.
El ejemplo más destacado de sus habilidades literarias fue su novela Quince días en el Sinaí (1839),que trata de un viaje a Egipto realizado por el Barón Taylor y el pintor Adrien Dauzats, amigos de Dumas, como parte de una visita oficial del gobierno francés para negociar la compra de dos obeliscos. El lector nunca podría imaginar que Dumas no había participado en esa expedición. Luego de su publicación, el Pachá de Egipto le felicitó porque para él, era el viajero que mejor había visto y descrito las tierras de Egipto, sin sospechar que nunca había puesto los pies en ese país.
La caza del elefante es un ejemplo de esta literatura de viaje fabulada. Dumas nos transporta a la isla de Ceilán (actual Sri Lanka), región que tampoco visitó pero que describe por boca de su amigo Horacio, quien le relata una aventura de caza de elefantes en el interior de esa isla. Aunque un poco simple en su contenido, nos presenta una idea de las costumbres y la estructura social de Ceilán en 1820, tiempo en que se desarrolla el cuento. Hay que destacar que Dumas comete una imprecisión histórica al decir que Ceilán era una colonia portuguesa. Si bien dos siglos antes perteneció al reino de Portugal, en 1796 toda la isla fue ocupada por el Imperio británico y en 1802 se convirtió oficialmente en su colonia, a través de la Paz de Amiens, adoptó el nombre de Ceilán y se anexionó a la presidencia de Madrás (India).
Dentro de las costumbres que Dumas describe, es difícil explicar la forma despectiva en que se refiere a los negros nativos de la isla, si tenemos en cuenta sus propias raíces africanas. Alejandro Dumas era descendiente de negros: su abuela Marie Céssette Dumas era una negra esclava en las plantaciones de caña de Haití y su padre Thomas-Alexandre Dumas, conocido por el sobrenombre de El Conde Negro, fue un destacado general de carrera en el imperio napoleónico, famoso por su valentía en los combates, por su fuerza descomunal y por el color de su piel, que lo diferenciaba de otros generales de Francia.
Debemos pensar que ese tratamiento tan racista que el autor confiere a los nativos, es un reflejo de la forma en que ellos eran vistos y tratados en la época en que fue narrado. A pesar de eso, valió la pena rescatar este cuento, publicado inicialmente en su colección Hetzel bajo el título en francés Causeries por la editorial Meline de Bruselas (1857) y en español por la Imprenta y Litografía de A. Peiro de Zaragoza (1864). Esta versión es la que utilizó esta nueva edición de Publicaciones Entre Líneas (Miami, 2020), con algunas modificaciones al castellano antiguo original, pero con un lenguaje más moderno, siempre con respeto al contenido y a las explicaciones a pie de página del traductor.
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Manuel Alfredo Galguera Escritor cubano. Es doctor en medicina, coleccionista y estudioso de la obra de Alejandro Dumas. Ha publicado varios reseñas de los libros del escritor francés y es coautor del libro Alejandro Dumas: vida y obra, primera revisión bibliográfica en español de todas las obras publicadas por Dumas (Editorial Balam, México, 2009). Reside en Miami, Florida.