Autor Ramón Caudet. Directora Anna Silvetti Elenco Ariel Teixidó,  Gabriel Porras, Gloria Peralta, Cristina Ferrari y Francisco Porras. Música Ramón Caudet. Producción. La Gaviota Productions. Fotografía. Harry Castiblanco.

Al final…el amor

El martes anterior al estreno de “La calle al final del mundo” tuve el placer de asistir a una conferencia en el CCE de Miami a cargo del delegado de turismo de la ciudad de Teruel y de Raquel Esteban, directora de la fundación Las Bodas de Isabel: “Los amantes de Teruel es una leyenda del siglo XIII español que narra una historia de amor imposible en esta localidad”. Allí junto a la presencia de Ramón Caudet, su autor, se abordó la importancia que tiene hoy esta ciudad en el ámbito europeo y la razón por la cual esta obra está basada en este relato histórico.

Sinopsis de “Los amantes de Teruel”

Diego de Marcilla quiere casarse con Isabel de Segura…pero su condición de plebeyo no se lo permite en su inicio; el padre de la muchacha se lo niega y le pone condiciones. Isabel interfiere y hace un pacto con el padre. Entonces, el valiente y enamorado muchacho, se apunta a las cruzadas contra los árabes para recaudar dinero. Al cabo de cinco años, promete regresar con su pequeña fortuna y pedir la mano de su amada.

El tiempo ha trascurrido y el amado no aparece a su cita. A continuación, Isabel se casa con un rico y holgado pretendiente a sugerencia del padre. Todo el pueblo piensa que Diego de Marcilla murió en la batalla. Pero al cabo de unos días…regresa para pedirle matrimonio. En un ataque de locura por la realidad de los hechos, le pide un deseo: “Bésame , que me muero”, le dice. Isabel se lo niega…Y Diego fenece a sus pies. Desesperada por el fallecimiento de su amado, el día del entierro levanta la mortaja y junta sus labios con los de Diego. Al instante, Isabel toma el mismo camino hacia la muerte y yace junto al cadáver de su amante.

“La calle del fin del mundo”

Eduardo (Ariel Teixidó ) y Claudia (Cristina Ferrari), una pareja de actores, están representando una obra llamada “Los amantes clandestinos” en un teatro. A su lado, un director  (Gabriel Porras) con problemas de relación en su vida dirige y concibe la pieza bajo su criterio. En un jardín colateral al recinto, una apuesta y misteriosa mujer madura (Gloria Peralta) atrae la curiosidad del equipo” “Yo soy puta y santa”. Ante su seducción y la manera de entender el amor, cada uno de los tres establecerá unos códigos y su propio diálogo con ella. De repente, durante el ensayo de la obra, un hecho infortunado producirá una rotura en los deseos de todos los contendientes. Un sujeto, Renato (Francisco Porras), irrumpe en escena y origina un desenlace imprevisto entre los protagonistas.

Interpretada con corrección y realismo, el equipo actoral trabaja en una línea guiada por una discreto contraste entre los personajes. A resaltar las transiciones que evocan a medida que crece la obra hasta su final y una pequeña representación del espíritu de Isabel interpretada por la actriz infantil Miranda Coiman.

Desde un montaje pragmático y sencillo en su puesta en escena, Anna Silvetti consigue transmitir con perspicacia una obra que escala con naturalidad desde el tono relajado de la comedia… a lo trágico. Una simple mesa de jardín con una simbólica Rosa de los Vientos en el centro y un teatro simulado frente al escenario dividen el espacio escénico en dos. Un juego de luz explícito e inteligente (Pyry Remirez) dará lugar, en según que momentos, a una dramatización interesante durante los diálogos y los encuentros de los personajes entre sí.

Ramón Caudet, a su vez, hace un homenaje manifiesto al escritor francés Boris Vian y al surrealismo poniendo su obra ‘El otoño de Pekín”, leída a través de los ojos de Claudia. Tanto Eduardo como Carlos le dirán en una educada y breve sugerencia en su encuentro “Perdón señora…pero está leyendo el libro al revés”. Este polímata  autor, también practicó el jazz y escribió en Le Temps Moderne dirigida por Jean Paul Sarte. En un comentario respecto al final de la pieza dijo en una entrevista “…uno puede diseñar cualquier solución al final”.

La calle del fin del mundo…está servida.

En sus aceras circula el juego, lo cotidiano del amor, la fantasía, la promiscuidad, el miedo, los malos entendidos, la verdad oculta del pasado, el deseo imprevisto, el simbolismo de los nombres y el tiempo y el espacio como símbolo, la venganza, la compasión por lo humano, la muerte, el delirio eterno de los amantes… el reencuentro.

Y sobre todo una reflexión doble a mi entender. La primera una alusión desde el metateatro  a lo que es el riesgo y vida interna de los profesionales que la componen. Un homenaje a los que separan sus propias almas de los personajes. Y la segunda, un auténtico discurso sobre los ángulos de un polígono llamado deseo.

“Bendito los amantes clandestinos que lo dan todo”. Nagari