Mientras empiezo a escribir esta reseña, voy en un viaje de más de 15 horas de duración, por vía terrestre y lo primero que viene a mi mente es: si estas vías fueran como las de mi país de origen, no podría escribir porque sufro de cinetosis, que no es más que vértigo y otros malestares, cuando el carro está en movimiento, pues nuestras carreteras interestatales están llenas de pronunciadas curvas, sinuosidades y muy pocos trechos rectos. Lo positivo es que el hermoso paisaje que ahora mismo disfruto desde en mi ventana, me ayuda a mitigar los síntomas, además de darme una oportunidad diferente para dialogar íntima y pausadamente con estas letras y la obra del creador venezolano Julio Sarria.
Me percato de que los elementos de fibra natural y colorantes acrílicos que utiliza el artista en estas piezas son tan disímiles como este paisaje, que ha empezado a abandonar el verde de la primavera para dar inicio a los matices otoñales, frente al petróleo de estas vías, pero que al mismo tiempo se equilibran, entregando a nuestra mirada el acuerdo tácito de la diversidad armónica.
A simple vista, quedamos desconcertados con el volumen que logra el artista en su trabajo, pero seguidamente podemos observar en estas piezas, la degradación del color perfectamente trabajada y adicional, la disposición de la fibra que ha sido adherida al lienzo con gran meticulosidad. En estos collages, la dinámica visual será el testigo más importante, en la observación de cada elemento, como en toda composición geométrica.
El torzal o yute natural, utilizado por el artista, como base para su obra, está pigmentado con tonalidades frías y opacas dada su composición, a diferencia de una atención aguda al color brillante de las inserciones en las unidades geométricas incluidas en cada pieza, para describir de cierta manera, el enfoque hacia la forma y la sensación óptica que la obra dará al espectador, quien tendrá la oportunidad de explorar cada elemento desde su propia perspectiva corporal, a través de la escala, la relación espacial, la orientación física y el material.
La práctica de este creador se ha inspirado en la arquitectura —su profesión— logrando combinar hábilmente su percepción acerca del estilo habitacional, con tejidos populares ofreciendo un nuevo escenario a las tradiciones textiles a través de este medio y con una habilidad especial. Sarria investiga cómo pueden interpolarse las estructuras urbanas, incluso las sociedades actuales en un escenario natural, indagando la forma en que podemos acoplarnos en el espacio urbano y natural que nos rodea y para mi punto de vista, con un cúmulo de experiencias
Cada pieza, construida sobre un plano de formato mediano, adquiere una nueva representación desde cada perspectiva a medida que el espectador interactúa con la misma, logrando un juego visual, que resume la rigurosa geometría, presente en todas las obras de la serie, y es que las formas geométricas son lo que nuestra mente crea, a partir de la línea y curvas. En estos lienzos y desde el corazón del artista, emerge un lenguaje de ventanas, escaleras y más, en el volumen y color que su imaginación transfiere.
Lo que la obra de un creador nos trae, desde el blanco de los lienzos, podrían ser percusiones de nuestros propios recuerdos, nuestros impulsos más íntimos o de algún deseo desconocido hasta para nosotros mismos, que bien podría ser totalmente inesperado. Cuando tenemos la oportunidad de poder observar otros lienzos que también brotan desde lo más profundo y se llenan de un cierto colorido, logramos entender que existen ritmos diferentes, aunque no sean lo que estamos esperando.
Mi viaje ha terminado y estoy en casa, pero sigo regresando nuevamente a los recuerdos desde la ventana, los movimientos serpenteantes del camino y de una emotiva celebración familiar entre los colores de este nuevo otoño, que fue el destino final de este viaje.
Gloria MiládelaRoca
Contacto con el artista:
Julio Sarria
+39 3487890288
@juliosarria.art