Jornada
Después del viaje sin fin sin calor sin aire
usted emerge del bus al fin del viaje sin condena alguna
salvo unas insolencias cuando todos duermen
aquí, en piso firme, gira, el quiosco junto a la estación
ocupa su atención y pone al revés las ideas
siempre puñados de dulces, envueltos en aroma a frutilla,
deja atrás el cerco que distrae al sentimiento,
los oídos miran y bailan su propia música
se sueltan las costuras de los ojos,
los prados mueven cada filamento de su ser,
el todo que oscurecía la verdad de lo mínimo,
al despeñadero el mito de la insignificancia.
Que haría una flor sin sus pétalos.
Cada vida haciendo eco, en sus ruidos y silencios,
en sus zapatos, bolsillos, pañuelos, bolso, lápiz,
en sus tickets de entrada y salida de la oscuridad,
en su agobio sentado mirando una cicatriz,
y su encandilamiento ante tanto que brilla.
sigue ahí, ha bebido sabor profano, ¿quién no?
pero es una hilacha que cuelga en campos de asfódelos
hay tanta agua sana que beber, que espera espera
beber de esos santuarios deja un clavel en el ojal.
La calle también la habitan los que no han sacrificado la inocencia.
Semilla bondadosa se hace visible, incluso
en tierra de miserables. No tender la mano es dejar el lago seco.
El mineral del universo no desaparece,
aunque haya desorden, ráfagas de aire fresco
soplan, la ternura de los pétalos aflora.
Siempre es posible acariciar a una mariposa
con la yema de los dedos. Hay tanto zapato solo,
camisa sin botones. En la mesa de los justos, nunca falta.
No vestirse de sepulcro ni abandonar los museos.
El día que anochece, tarde o temprano, amanece.
El poema
(Uno escribe
como siente que puede)
se precipita se arrepiente se devuelve es así lo declara
ave que no quisiera ser de metal clavos sueltos claman misericordia /serpeteneando en cuarto oscuro luz verde palabras llegan como noche estrellada de van Gogh vórtices y remolinos impregnan de luminancia soy el que camina llamo a la tierra y al mar en el poder de la noche
(un yo
que le
teme a la
conclusión)
Encender el wi-fi no es ayuda alguna más bien el tiempo
de los Mayas necesario algún sueño interrumpido se aleja
duerme en una banca de la plaza (la fidelidad del pantalón enternece)
el músico de la esquina no sabe cuándo terminar no teme
(quiere
que el lector
vea su alma
para que le diga
si sufre
o disfruta
lo que escribe
porque el que
escribe no se sabe)
Las letras de un rompecabezas tomarlas de la punta de una luna
sumergido a tonel de colores por descifrar degradado vale la pena dudas en la columna derecha con o sin regla preferible meter la mano a continente que se encoje
(el lector
se entera
que no separa
los unos de los tantos,
si escribe
para hacerse
el simpático,
mezcla peluches
con loros,
si va
predicando
esto acá
esto allá)
empieza en un vacío desmembrado con boca estrepitosa el viento trae sonidos vienen de concierto celestial el azar se colgó de uno de mis dedos
posible que la torpeza no las registre confunde cree que finge
¿alguien volteará la cara para el verso que cayó en silencio?
(ven lo que
cuesta,
disculpen
mi poco)
Oh tú que escribes,
Es tu lío no lamentes arrímate Vallejos sube por las venas
Celan hace que el tiempo se tiempo Borges finge cosas que existen
Tu potro saldrá embravecido verá como la abeja lame al pétalo
Una astilla se escapó de una galaxia cae entre el pulgar y el índice
Una historia en este mundo
Aquí vamos
directo a ello, la calle nuevamente
(semáforos, bocinas)
Todos lo mismo (apuros.apuros.apuros)
Astucias que no son astucias. Engaños.
Tanta oscuridad, exiguos los formatos,
zarpazos sin remos
altivez sin coraje que arde en cero
no hay aplausos ingeniosos
creen que piensan en inglés
semáforo verde no alcanza
Aquí vamos
hacia abajo, hacer lo que se debe hacer
con mi cuerpo, con la paciencia
que no tengo
Abro la puerta de mi mismo
Bote en la noche, aire lento para la vela
en la oscuridad redondeada
dentro de la noche rota
sin timón curvado.
en el minuto costuras hago
llevo un minuto minuto minuto
365x noche x 8 (sigue allí)
x 4
x 2 (preocupación, pena)
x 1, x esporádico x rareza (luz, cielo azul)
= ahora
= repite
© All rights reserved Eduardo Escalante
Eduardo Escalante Gómez, nacido en Antofagasta (Chile, 1942). Escritor e investigador, magister en Ciencias Sociales (Universidad de Gales, Gran Bretaña). Ha publicado poemas en España, Argentina, Chile, Estados Unidos, Dinamarca. Forma parte de la red mundial El Poder de la Palabra (entre otras). Como investigador ha publicado artículos científicos en España, México, Nicaragua, Colombia, Perú, Chile, Argentina. En Amazon publicó su poemario Caminando la existencia con la voz.