Borges me persigue
en un cadencioso rumor
de páginas
que se escriben al paralelo.
En una cita
mordaz, elocuente, erudita.
En una referencia
alegórica, fantasma, inasible.
Borges se pierde
en la obscuridad
de unos ojos
que guardan la biblioteca:
sus amores,
el infierno, el cielo,
de voces que no serán vistas.
Borges me persigue
en la imagen
de un nombre,
de un hombre,
que en un instante,
fugaz, maravilloso,
se “resuelve ser poeta”.
Publicado originalmente en Nagari #0 Una revista de creación
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