La presente entrevista se realizó en el año de 2012 y forma parte del libro Tras las huellas del Demiurgo, inédito hasta la fecha. El objetivo era charlar con quienes estuvieron alrededor del llamado “último poeta maldito”, pero al mismo tiempo que la conversación sirviera como excusa para compartir las palabras, la poesía, la vida. Los músicos Mariona Aupia y Carlos Ann fueron parte del proyecto audivisual titulado Panero, donde se musicalizaron poemas del Demiurgo y se gestaron dos documentales imprescindibles para conocer al poeta.
Xalbador García
En Barcelona el joven veinteañero Leopoldo María Panero conoció a Octavio Paz. Desde los años setenta, el mexicano ostentaba ya una gran admiración en todo el mundo y España no era la excepción. “Para Leopoldo María Panero, poeta mago. Octavio Paz”, fue la dedicatoria que el poeta le escribió en el libro que el madrileño le ofreció para que se lo dedicara. En esa noche catalana sostuvieron un diálogo largo, alejado de los otros asistentes a la reunión. El mexicano veía en aquel joven una semilla de genialidad. Luego de que el invitado se retiró Panero no se cansó de repetir: “Octavio Paz es más tonto que de aquí a Tijuana”.
Casi treinta años después de aquella reunión con quien después sería Nobel de Literatura, Leopoldo regresó a Barcelona. Ya no era joven, ni promesa de las letras españolas. Se había convertido en una leyenda. Era 2005 y se presentaba en un recital poético en el corazón de la ciudad. La mítica sala La Paloma, un lugar auténticamente modernista con más de 100 años de historia, ubicado en la Carrer del Tigre 227, recibió al poeta que, junto a Carlos Ann, Enrique Bunbury, José María Ponce y Bruno Galindo, recitó y cantó su propia obra.
La presentación que se dio el 9 de marzo de 2005. Se trataba de la consecuencia casi natural del famoso libro disco Panero en el que los arriba mencionados recitaron y musicalizaron los poemas de El Demiurgo. El cd fue acompañado del documental Un día con Panero, en el que conviven con el poeta en las calles de Las Palmas de la Gran Canaria, su residencia desde 2002. Mezcla de rock and roll furioso, spoken word y música electrónica, el espectáculo marcó un hito en la historia de Barcelona que se tradujo en el registro audiovisual Un noche con Panero.
Carlos Ann, líder e iniciador de estos proyectos, realizó el concierto como una manera de acercarse a una obra y a una vida que desde siempre lo había fascinado, con las que se sentía hermanado desde zonas irracionales y artísticas. En ese momento, Ann y el director de cine pornográfico José María Ponce aseguraban que el montaje era “un espectáculo en el que más que mirar habrá que sentir”. La Paloma fue decorada con alfombras, cojines y cachimbas que hicieran innecesario mirar al escenario para que el espectáculo tuviera sentido. Ann, Galindo, Ponce y Bunbury recitaron los poemas sincronizados con el apoyo de un grupo de músicos, mientras se fueron proyectando imágenes de carácter oscuro que evocaron el atormentado mundo del poeta.
Esa noche cientos de seguidores y curiosos se quedaron sin poder entrar a La Paloma. Nacía Panero para las nuevas generaciones. Su poesía que desgarra el alma, que muestra las encías de la sinrazón, que ofrece conocer los rincones por donde se nutren las pesadillas, fue apreciada por diversos jóvenes que se dejaron llevar de la mano de los músicos y artistas que había conjugado Carlos Anna para esa noche de las complicidades en la niebla. El hombre se fue haciendo leyenda y, por primera vez, la leyenda se hizo hombre para los espectadores. El Demiurgo estaba vivo. Clamaba su presencia en las letras españolas. El Demiurgo anduvo sin miedo y contando y cantando sus letras. La poesía nuevamente se hacía vida.
Con esa presentación de Panero como prólogo, viajé a Barcelona para encontrarme con Mariona Aupi y Carlos Ann. Cerca de La Paloma hallamos un bar ad hoc para la charla. Era noche de sábado. Migrantes pakistaníes ofrecían diversas drogas mientras caminábamos por esas callejuelas decoradas de seducción nocturna. Se olía Europa. Carlos Ann y Mariona Aupi me explicaban el rumor de la ciudad. Apenas unas horas antes había bajado del tren y de manera casi milagrosa encontré una habitación bastante grande y cómoda para creer que fuera el cuarto de un hostal. En ocasiones la poesía te regala milagros.
Ann era una figura imprescindible para hablar de Panero. Mariona se había unido a la legión de El Demiurgo, pero extrañamente yo la había conocido en un video cantando entre la nieve catalana, y con un vestido en tonos naranjas, “La mitad” de José Alfredo Jiménez. Las intermitencias entre México y España, poesía y dolor, no podían ser mejores para esa noche. “La miseria mexicana y española se mecen de la mano”, como diría posteriormente mi entrevistado de esa noche.
Bajo el refugio ¾un bar con auténtico inmobiliario de finales del siglo XIX¾, de inmediato Carlos Ann se refugió en la palabra: “Conocí a Panero en un puticlub…” Reímos como suele hacerse entre copas y poesía: “No es verdad. Llegó primero el hombre antes que su obra a mi vida”. Y me explica:
“Nosotros los barceloneses tenemos más influencia francesa que española. En cambio las personas que viven en Castilla no tienen una influencia directa de Francia. ¿Por qué? Barcelona es una ciudad marítima, portuaria y desde la historia de los Fenicios siempre ha habido un intercambio cultural. Si has visto en este bar, en esta zona puedes ver diferentes gente, diferentes ‘ratas’, diferente todo. En cambio, si tú te adentras más a la parte de Castilla ¾yo ayer estuve en Burgos¾ no hay mestizaje. Nosotros, los barceloneses, siempre nos ha fascinado mucho todo lo que venía de Europa, de Francia, de París para ser exactos. En mi caso particular, yo tengo más influencia de la música francesa, que por ejemplo del flamenco, siendo español.
“Y en el caso literario, poético, la gente que vive en Barcelona siempre ha tenido una fascinación por el simbolismo. Baudelaire, Lautréamont, Rimbaud, etcétera. Es un malditismo francés. Y Panero, su fuente directa, es el malditismo francés. Sí que le puede gustar Cavafis u otros autores, pero todo su concepto que tiene de poesía autodestructiva viene de los simbólicos y simbolistas franceses ¾hay gente que los separa, pero yo creo que está bien unirlos.
“En mi caso es igual. Cuando era jovencito, cuando empezaba a leer literatura, Una temporada en el infierno me parecía inalcanzable. Los cantos de Maldoror que la veo superior a toda obra de Rimbaud incluso. Panero es eso. Lo que diferencia a Panero con estos poetas es que a Panero le gustó, lo absorbió, lo ejerció y se está autodestruyendo. Él es poesía francesa. Él no es poesía rusa; sí que le puede gustar, pero no es ruso. Sí que le gusta de otra manera todo lo que es bárbaro, sí que le gusta lo alemán. Le gusta la manera de estructurar los versos de esta poesía, pero él no es alemán, él es francés.
“El problema que tiene Panero es que continúa vivo. Él no esperaba vivir tantos años. Él empezó con veinte años esta poesía, se tomó muy en serio el personaje y quiso morirse de golpe, como los franceses. Pero el problema es que tiene cerca de sesenta años, continúa jugando al juego, y no se ha muerto. Rimbaud dejó de escribir con 17 años y ahí se quedó. Maldoror escribió y lo dejó en un pajar. Verlaine sí que continuó unos años, pero nadie más. En la poesía francesa nadie vivió tantos años. Panero en cierto sentido es el despojo de la poesía francesa. Eso es lo que yo tengo de atracción a nivel personal con Panero. Todo lo que me gustaba estaba ligado a él. ¿Cómo una persona muy joven podía tener contacto con la poesía francesa? Lo logré a través de Panero. De ahí viene mi atracción cuando era jovencito.
“Si esto lo llevamos a la escena española, hay una seducción que a la mayoría de la gente nos atrapa. El padre de Panero era franquista y no porque fuera franquista significa que sea mal poeta, era buen poeta, un gran poeta, muy pulido, muy estructurado y atrevido además. El caso de Panero es que atrae mucho ver a una familia franquista en la decadencia, porque la decadencia paneriana coincide con la decadencia franquista, pero gracias a ellos se puede ver cómo se desestructura una familia. Es muy importante que la poesía se desestructure y Panero lo consigue. Eso es la grandeza de la caída del franquismo, que gracias a Panero podemos tener una analogía que es visual. Todas las familias se desestructuraron, cayeron, y no existe ningún documento. En cambio, la película que hizo Chavarri [El desencanto] muestra esa caída. Ahí se ve cómo caen los cimientos romanos, cómo se desmorona todo, pero con arte poético.
“Eso es lo más cercano que nosotros viviendo en España podemos tener una gran destructuración. No significa que en Barcelona no haya existido la destructuración. Sí que ha existido y ha existido más, pero con elegancia. La elegancia siempre ha existido aquí. Tú miras los poetas que han existido aquí y son una dote de elegancia. Siempre impregnados por la poesía francesa ¿por qué no?, también impregnados por todo el mundo latín ¿por qué no?, siempre impregnados por los griegos. El hedonismo está aquí, no está en Madrid. Madrid no es hedonista, no nos equivoquemos”.
XG: ¿Cómo definirías Madrid?
CA: Madrid es un pueblo rural. Madrid es una provincia. Madrid es un corte que de diferentes pueblos han ido a la capital para hacer su vida. Pero Madrid sería como algo más provinciano. Madrid es provinciano. Y Barcelona es una ciudad más pequeña que Madrid, pero con más pozo. Barcelona es New York, Barcelona es París. Madrid es provincia. Tú te das cuenta en todo, en la gente como viste, pero lo digo con todo el cariño del mundo, no es una crítica. La modernidad siempre ha estado aquí. Aquí ves este bar y dices puede ser normal, pero no es normal. El corte es completamente modernista. En Madrid el corte que puede haber es de toreo, taurino. El corte que puede haber en las cantinas de Madrid es de sacrificio, aquí no existe el sacrificio a la hora del bar.
“Panero vivió en Barcelona. ¿Qué manera hay de convivir en esta ciudad? Cuando se empieza en el mundo de la poesía o del rock and roll te traen los excesos siempre. Te atrae el malditismo, te atraen las cosas que te hacen sorprenderte de la vida de algunas personas. La primera atracción de Panero es esa. Cuando pasas esa primera impresión, te das cuenta que hay más vida, hay más cosas, pero Panero se ha quedado atascado ahí. Había más cosas después del mundo.
XG: ¿Te llega entonces a ti primero el poeta que se tejió a partir de esa manera de entender la poesía?
CA: Yo estuve trabajando tres años con su poesía antes de que saliera el disco. Estuve tres años componiendo esas canciones y yo llegué incluso a tener una telepatía con él antes de conocer a Panero. Nos comunicábamos telepáticamente. Al cabo de un tiempo yo descubrí que él decía que se comunicaba telepáticamente con varias personas. Esto es normal. Si quieres comunicarte con el canal de Cristo puedes comunicarte. Si quieres comunicarte con un canal extraterrestre, puedes llegar a hacerlo. Todo está ahí. Simplemente lo que tenemos que hacer es sintonizar el canal correcto. Es como la radio. Voy a sintonizar Reactor, voy a sintonizar Radio Panero. Todo es mental. El espacio/tiempo no existe. Y yo estaba con Panero. Incluso llegué a tener con él una relación un poco sadomasoquista e incluso persecutoria. Él me perseguía a mí. Sus versos me perseguían.
“Iba a comprar una barra de pan y en la tienda me daban el pan y yo contestaba con un verso de Panero. Comprendí que algo pasaba. Era algo enfermizo. Antes de que se publicara el disco sí que lo fui a conocer a él. Fuimos a Canarias con Enrique y su chica y el realizador Jacobo Beut que por cierto era muy bueno para entrevistarlo. Vive aquí en Barcelona. Conocí a Panero pues en Canarias”.
XG: ¿Cómo se dan estas relaciones?
CA: Todos somos parte de un todo. Todo está conectado. Todas las personas que estamos aquí estamos conectados. No existe en verdad el azar. Todos somos parte de uno. En el caso de Panero, él es como Hanibal Lecter. Él está recluido en el psiquiátrico, pero él puede llegar a controlar diversas mentes, diversas vidas. Panero puede llegar a ser peligroso, bastante peligroso.
XG: ¿Ustedes han vistos eso?
MA: Panero tiene la gran cualidad de controlar mentalmente al personal. A ti de dice: ‘necesito tabaco. Cómprame tres cartones de tabaco’ y es como una orden, no una petición. Y tú te irás al Sevenyleven sin importar que sean las tres de la madrugada y tal vez no compres los tres cartones, pero seguro que con algunos paquetes sales. Es como los gatos, muy felino.
CA: Claro, porque Panero es muy lunático. Es una persona lunática totalmente.
XG: ¿El disco cómo nace?
CA: Era un disco que estaba ahí y que yo mismo no tenía claro si editarlo o no editarlo, porque hay discos que los haces sin la finalidad de la edición. Llegó un momento que creí necesario compartirlo y Enrique fue la primera persona con quien lo comenté, porque yo sabía que le gustaba Panero y claro que se volvió loco. Se lo comenté a José María Ponce y a Bruno Galindo. ¿Por qué no compartir?
“Fue una etapa dolorosa, pero de mucho aprendizaje. De mucho excesos. Tomaba mucho absenta en ese entonces y además la preparaba yo. Era macerada. Tenía tres marcas registradas, una de ellas llamada: ‘Los vapores etílicos del Dr. Ann’. Y había de tres tipos: ‘El Vampiro’, ‘Marciano’ y el tercero no lo recuerdo, pero cada uno de ellos iba macerado con distintas sustancias añadidas por mí. Sustancias que provocaban un cierto comportamiento en los consumidores según el nombre de la bebida que tomasen. Con Enrique nos tomamos ‘El Vampiro’ muchas veces”.
XG: ¿Lo tomabas como los modernistas, con cuchara de plata y azúcar?
CA: No, eso es mentira. Yo lo hacía únicamente absenta y agua y ya está. Eran botellines preciosos. Estaba en mi etapa de absenta cuando hice, no la grabación del disco, sino la creación del disco.
XG: Al final del documental Un día con Panero, que acompaña este disco, se ven las rejas del manicomio y Panero les dice: “Vosotros sois quienes están en la cárcel, no yo”. Es un momento de una belleza que rasga el misterio de la podredumbre.
CA: Así es. Y te cuento: nosotros queríamos grabar dentro del psiquiátrico, pero el seguridad sacó la porra y dijo: “No, no podéis entrar”. Panero dijo: “No, no, da igual, da igual”, porque tenía miedo que tuviera problemas después. Hubo un momento violento ahí. O sea que nos enfrentamos Jacobo Beut y yo con el segurata.
“Mira para que veas como todo está conectado. Panero no sabía nada de mí. La primera vez que fuimos a buscarlo al psiquiátrico, él salió, llega con Jacobo Beut, empezó a mirar a la gente y de golpe me señaló con el dedo y empezó a gritar: ‘Tú, Vampiro, eres un Vampiro’. Y se acercó hacia mí y me dijo: ‘Carlos Ann eres un Vampiro’. Entonces él siempre me llamó Vampiro. ¿Ves que tengo dos pecas vampíricas en el cuello? Le encantaban a Panero. Me decía; ‘Quiero morderlas’. Le contestaba: ‘Ni se te ocurra’.
MA: Además en esa época Carlos llevaba el pelo hacia atrás y tiene la raíz del pelo así en triángulo, supervampiríca.
CA: Tengo rasgos vampíricos y eso a Panero le encantaba.
XG: ¿Qué piensas de las películas de El desencanto y Después de tantos años?
CA: Conozco a una chica que se llama Elba, no recuerdo el apellido, que la conocí en un concierto que yo hice en Pamplona y ella había hecho una serie de entrevistas en video a Panero e incluso hizo arte con Panero, pero le di la cinta a Beut y la cinta se perdió. Lo que sí hay que decir es que si tomamos a El desencanto como una referencia en la sociedad española, luego de esta cinta, la sociedad española se aburguesó lentamente y ahora se está jodiendo viva.
“El desencanto me gusta mucho. La otra, lo peor que tiene es la música. Es una atrocidad y además que a mí el sentimentalismo no me gusta. Intentar regresar a la casa derruida de los Panero y eso. A nosotros en Astorga, que es el pueblo en donde nació Panero, nos ofrecieron hacer un concierto en la plaza del pueblo y todo el show montado y dije que no. A mí el sentimentalismo no me gusta. Eso es para viejos que no saben qué son. Y Después de tantos años es sentimentalismo, intentar ver a una persona que ha caído, vuelve a tu casa, llora un poquito. Nosotros tenemos imágenes con Jacobo Beut: Panero viendo El desencanto y yo no quise ponerlas en el documental. Tenemos mucho material de eso. Muchísimo”.
XG: Mariana, ¿y tú cómo llegaste a Leopoldo?
MA: Yo tuve a Panero muy presente en una época de mi vida. Tal vez ahora no estoy muy cercano a él, porque son épocas las que conectas con tal o cual persona. En su momento conecté con Panero. Antes le conocía un poco. Antes de Carlos, Bruno, Enrique, Ponce. Pero este disco hizo un clic con mucha gente que en ese momento estábamos viviendo un momento muy nuestro y su poesía viene de una forma externa y cada uno nos hace un clic. Un clic un poco oscuro, es cierto, pero a todos nos influenció de una forma distinta, muy personal. Fue un momento en la que muchísima gente joven conectó con eso, conectó con esa fuerza, con ese personaje, con ese hombre.
“El concierto que se hizo en el bar La Paloma en Barcelona fue algo mítico, algo mágico. Fue la primera vez que conocí a Carlos, la primera vez que le di la mano. También fue la primera que vi en directo a Bruno, a Enrique, a quienes los veía en otros asuntos que nada tenían que ver con sus carreras. Y era un momento en que todos nos desviábamos hacia un río que estaba fluyendo, un río como muy singular, pero todos caímos en ese río en ese momento y a todos nos ha alimentado ese río.
“Una noche increíble. Había mucha gente. Fuera del lugar había una cola grandísima. Fue un fenómeno underground de masas que no te lo puedes imaginar en Barcelona. Algo que si ahora mismo estuviera pasando sería un milagro. Era una época en que había muchísima curiosidad por diversas cosas, pero hasta que no se hizo no sabías que hubiera tanta curiosidad por algo tan poético, tan interesante como era Panero. Hermoso. Extraordinario vivir ese momento en La Paloma que es una sala de baile, con unas lámparas de cristal de lágrimas, es un teatro antiguo con una energía brutal. Es el lugar más bonito donde se podían reunir esos artistas tan dispares en ese momento, donde se podía homenajear a ese poeta tan fantástico y que él mismo pudiera venir en ese instante.
“Cuando hablo con amigos del día del concierto, al cabo de los años se ha convertido en un momento histórico en la ciudad de Barcelona. Yo recuerdo andar quince días antes por estas mismas calles para ir a ver a Bruno y me decía: ‘tienes que venir al recital’, y yo le contestaba: ‘sí, por supuesto, que ya me he enterado’, ‘¿pero cómo?’ Había cuatro carteles en cuatro bares muy underground. La información era mínima y aun así se vivió algo extraordinario y de multitudes. Todo el mundo luchando por entrar. Mucha gente se quedó fuera. Y fue un momento precioso, de llorar todo el concierto. De llorar de los poemas, de la actitud del mismo Panero, de la emoción de un personaje que vivía algo insospechado en su vida, como hacerle un homenaje en ese momento. Algo hermoso.
“A partir de ahí entré a La Legión Panero. Carlos me introdujo. Es algo muy pasional. Mi visión personal cuando en Panero fue muy pasional y luego toda le experiencia con él y su poesía que para mí es breve, pero muy intensa.
“Hemos hecho lecturas de la poesía de Panero. Hemos estado en México, en un festival de poesía que se hizo en La Casa del Lago, donde hicimos como una versión de la presentación del disco-libro de Panero. Estuvimos Carlos, Bruno Galindo, yo y todo un equipo de artistas visuales y músicos. Fue otra versión de lo que se hizo en Barcelona, otro punto de vista. También muy interesante. Es ahí cuando entro a este viaje, pues para mí es eso: un viaje. Una visita guiada también, hay que decirlo. Porque yo no hice el viaje que hizo Carlos, de estarse tres años leyendo la poesía de Panero”.
XG: ¿Cómo ha influido Panero en su obra?
MA: La vida artística, la creación, es un crecimiento. Panero marca una época que forma parte de mi crecimiento. Entendí una parte muy potente de mi lado oscuro. Tampoco es muy significante, pero tiene mucha influencia.
CA: Cuando empiezas a notar que el dolor tiene sabor, te gusta Panero, y ahí está mi obra. El dolor es una golosina.
Les hago saber del video de Mariona interpretando a José Alfredo entre la nieve catalana. La suavidad de su voz asegundo que
con la mitad del cariño que yo te tengo
podrán hacerte feliz
con la mitad de los besos que yo te daba
la vida entera podrias vivir
CA: Si José Alfredo estuviera vivo, ese video de Mariona, cantando “Con la mitad”, sería el que más le gustaría de su vida y lo sé de verdad.
“Nosotros hemos hecho un homenaje a México como ningún otro español jamás. Hemos hecho un disco como un tributo a José Alfredo Jiménez. La mitad del disco con artistas mexicanos y la otra mitad son artistas españoles, menos Calamaro, pero lo introducimos. José Alfredo es el más grande.
“Estuve actuando en Dolores, Hidalgo, cuna de José Alfredo y me pasaron algunos de sus textos inéditos para que los musicalice. Yo soy muy fan de José Alfredo. ¿Cómo no serlo? Él supo simplificar en cuatro palabras lo que más duele. Es el Rey”.
MA: Un ser con muchísima energía. Lo notas cuando escuchas e interpretas sus canciones, que es muy difícil de interpretar, pero cuando lo logras es una gran recompensa. Es un ser con muchísima luz.
XG: ¿Qué canción de José Alfredo les cala?
CA: “Mundo raro” que es una canción que, al igual que otras de José Alfredo, denota una mirada femenina. Yo se los dije en México: “Mundo raro” fue escrita por una mujer, porque José Alfredo tiene esa capacidad.
“El arte es femenino totalmente. Panero es muy femenino. Panero tiene la destrucción del hombre como en cierta manera como no reconocimiento al ser humano, pero sí que tiene una gran adoración hacia la feminidad y a su madre que es su diva, porque Panero está enamorado de su madre. Muchos de sus poemas están escritos bajo la pluma de una mujer. Mucha feminidad de sus versos y nadie escribe sobre esto.
“Mi familia está compuesta por dos hermanas mayores, mi madre, mi padre y yo. Somos dos contra tres. Por eso he desarrollado siempre con el lado femenino. Yo siempre veo dónde está la mujer, el hombre, en una película, en un verso, en cualquier cosa. Y Panero lo tiene igual que José Alfredo. Inequívoco que no lo veas.
XG: Y este lado destructivo y surrealista de Panero, ¿cómo lo han vivido?
CA: Cuando se iba a ir de la Paloma a Canarias, a Panero lo pusimos en un hotel. Le entró paranoia y se pensó que no lo íbamos a ir a recoger para llevarlo al aeropuerto. Llevaba mucho tiempo que no bebía alcohol. Esa noche le entró pánico y se bebió más de cuarenta cervezas. Destrozó totalmente la habitación del hotel. Le compramos muchos libros la noche anterior y los destrozó todos y estaba toda la habitación destrozada. Miles de papeles subrayados y luego destrozados. Libros del diablo que le habíamos tenido que comprar subrayados, rotos, inundando la habitación. Cuando lo fue a buscar Jacobo Beut y le dijo: “¿qué haces ahí?”, estaba en calzoncillos, completamente ebrio. Tenía miedo. Le tuvieron que dar como dieciséis cafés para recuperarlo y llevarlo al aeropuerto y lo tuvieron que acompañar. Entonces él dijo: “Quería ser como Edgar Allan Poe, una noche se tomó 127 cervezas”.
MA: A mí, Panero me decía que yo era una espía Rusa. Tenía paranoia de que yo lo fuera a delatar. En Sevilla yo era “La espía rusa”. Cada vez que me veía regresaba a lo mismo. A mí nunca me pidió que le comprara tabaco o le invitara una cocacola. Fui la única. Pero Panero es entrañablemente oscuro. Cuando más lo conoces, más entrañable y más oscuro se vuelve.
“En Sevilla, Panero estaba escribiendo un libro con un amigo suyo, paciente de otro manicomio. Y algo que a mí me consumía era esa forma de creación. Al parecer el otro tipo escribía lo que Panero le dictaba, pero el otro al parecer también era un gran poeta. Los dos eran muy grises, con la conciencia en las manos. Grises de sed, grises de pensamiento, oscuros”.
CA: En Sevilla llamaba a la habitación a las seis de la mañana: “Carlo Ann, ábreme la puerta, que te quiero mucho”. Por supuesto que yo no le abría.
“Fuimos a su habitación. Había humo. Era imposible ver a alguien ahí. Él y el poeta habían fumado durante seis y horas. Al abrir, salió tanto humo que no se veía nada. Recuerdo que Panero nos llevó al lavabo, al servicio, y nos dijo: ‘Aquí es el único sitio donde no hay humo’. No se veía nada. Eran conversaciones de humo”.
MA: En una entrevista que le hacían para Televisión Española en Sevilla, estábamos en un balcón con Bruno. Empezó la entrevista en el piso de abajo y los tres les tirábamos de todo: aviones de papel, cartones. Les caían en la cabeza a los entrevistadores. Cuando se giraban, no había nadie, nos escondíamos. Panero se dio cuenta. Lloraba de risa. Nosotros seguíamos tirándoles cosas. Cada vez más. Todo lo que había. El de la televisión quería acabar la entrevista, no sabía qué hacer. Y Panero lloraba de risa… lloraba de risa…
CA: Antes de empezar a recitar en Sevilla lo anuncian: “Ahora con ustedes Leopoldo María Panero”. Y Panero dice: “Necesito un cartón de tabaco grande”, antes de salir a recitar y se lo tuvieron que ir a comprar para que recitara. No salió en veinte minutos hasta que tuvo el tabaco. Es un chantaquista poético…
MA: Panero tiene una ternura de niebla. Es un seductor, un gran seductor.
CA: Yo a Panero lo veo muy atractivo. Tú te lo imaginas con treinta años.
MA: Tuvo que ser guapísimo. Además con un porte y un perfil de medallón. Un porte aristocrático.
XG: ¿Y sobre sus versos?
CA: Panero tiene grandes versos. “Heroína” es un poemazo. “Brillo en la mano” es un poemazo.
XG: Tú les has abierto la puerta a las nuevas generaciones para que conozcan a Panero.
CA: Yo estoy muy agradecido. Sé que a partir del disco mucha gente joven ha descubierto a Panero. Eso es mi verdadera recompensa. Yo creo que la poesía es lo más underground que existe. ¿Por qué? Porque Cocacola no ha entrado en la poesía. En el mundo que estamos, ¿a quién le interesa la poesía? A nadie, porque la poesía dice verdades. La poesía refresca. A partir de la poesía lo que hace el ser humano es encontrarse con su ser primigenio. Dentro del caos nace la belleza.
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XALBADOR GARCÍA (Cuernavaca, México, 1982) es Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y Maestro y Doctor en Literatura Hispanoamericana por El Colegio de San Luis (Colsan).
Es autor de Paredón Nocturno (UAEM, 2004) y La isla de Ulises (Porrúa, 2014), y coautor de El complot anticanónico. Ensayos sobre Rafael Bernal (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2015). Ha publicado las ediciones críticas de El campeón, de Antonio M. Abad (Instituto Cervantes, 2013); Los raros. 1896, de Rubén Darío (Colsan, 2013) y La bohemia de la muerte, de Julio Sesto (Colsan, 2015).
Realizó estancias de investigación en la Universidad de Texas, en Austin, Estados Unidos, y en la Universidad del Ateneo, en Manila, Filipinas, en la que también se desempeñó como catedrático. En 2009 fue becado por el Fondo Estatal pJara la CulturPoesía, ensayo y narrativa suya han aparecido en diversas revistas del mundo, como Letras Libres (México), La estafeta del viento (España), Cuaderno Rojo Estelar (Estados Unidos), Conseup (Ecuador) y Perro Berde (Filipinas). Fue editor de la revista generacional Los perros del alba y su columna cultural “Vientre de Cabra”, apareció en el diario La Jornada Morelos por diez años.
Actualmente es colaborador del Instituto Cervantes de España, en su filial de Manila y mantiene el blog: vientre de cabra.