A veces los títulos los pasamos por alto y olvidamos su razón. Si bien puede ser uno de los clásicos,”historia, memoria y silencios” ninguno mejor encontrado para presentarse a sí misma en Miami. La obra de Lorena Guillén Vaschetti, que expone en la galería Alma a lo largo de este verano, es un libro de hojas sueltas compendiados por poemas visuales sobre estos tres conceptos que cita el enunciado. Motivos de lugar no me han permitido comentarlo antes, pero motivos personales ligados a la emoción y al placer de “ver”, existen para hacerlo ahora.
De antemano tengo que decir que me aproximé a estas minúsculas fotos –diapositivas de bajo color tonal traspasadas a papel- de la mano de mi mujer, una feminista declarada que me ayudó a entender la sensibilidad que otra mujer utiliza para “querer decir lo que quiere decir”. Esto me hizo detener en aspectos que uno a veces no atina y que para una mujer son muy importantes. Y es que, ante todo, precisar que estas fotos no son directamente hechas por la artista, sino recuperadas, escogidas, y manipuladas por sí misma, antes que la madre de Guillén Vaschetti las lanzara a la basura. Vayamos por partes.
¿Por qué historia?. “Historia es lo que acordamos entre todos que ha pasado pero la memoria es una cosa orgánica” dice Lorena en su texto de presentación de la galería. Particularmente desconozco su relato y puedo deducir por los hechos visuales que observo dos cosas: una historia familiar y la historia de un país en una época. Descubrí el último por intuición: Argentina. Y mi fantasía me trasladó a los 70. Al azul algo canoso del tipo de película fotográfica – en mi país lo llamábamos color agfa para distinguirlo del kodak- y a los sujetos del relato familiar con sus trajes y automóviles americanos, y los incipientes rascacielos de algún lugar de veraneo del país. La historia familiar escogida es la personal e intransferible. Y quiero destacar en ello una que llegó a mis adentros (Untitled,3) Una foto de la calle tirada desde un cuarto o quinto piso donde sólo se ven una pareja mirando hacia arriba despidiéndose y un auto negro junto a un arbol. Un adiós tan natural que resume todo el episodio de complicidad de un clan compuesto por padres e hijos.
¿Por qué memoria? . La memoria de Lorena está clara, hay tantas memorias en la exposición como fotografías (27). Páginas quizás de algún “diario” como dice Fernando Castro in A Rhapsody of parts. Una memoria azul-grisácea a veces con unos blancos en “blurry” para acentuar sus personajes en oscuro. Otras con el propio movimiento crepitante de la espuma para decirnos lo divertido que es un domingo en la infancia mientras nos bañamos en el mar. Memorias sobre interiores aparentemente de un hotel que muestra la sobriedad de una mujer corriendo una cortina, mientras intenta ver qué pasa afuera (Untitled 21). Se escenifica como la estrofa de un poema de Pitzarnik hoy te miraste en el espejo (la cortina)/y te fue triste, estabas sola/ la luz rugía, el aire cantaba/ pero tu amado no volvió. Memorias de viaje. Memorias de montañas, paisajes y lagos pero sin prestarle mucha atención . Instantáneas para ser visionadas una tarde cualquiera de sábado con los amigos y decir: “estuvimos aquí”.
Por qué silencios?. Voy a hacer una réplica a este plural. Mi percepción del mismo aparece en cada foto, No voy a polemizar con la autora por el número. Yo me adhiero al singular: el silencio. En cada una de estas diapositivas está el silencio en mayúscula y a la vez un diálogo con la misma audición con el espectador. Incluso me atrevería a decir que está el silencio del autor/a del que dispara la máquina en aquella década. Aquel silencio fruto del arte de componer cuando hay que encuadrar lo perseguido en la mirilla a través de un ojo. Una experiencia hoy omitida en gran parte debido a la pantalla digital de las nuevas cámaras. Y para finalizar un silencio discreto proveniente de quien manipula –sin buscar menosprecio …al contrario- , la artista, que recurre a un marco negro acentuado, a la delicadeza en saber escoger las piezas y a re-componerlas según su proppia lectura. Una manera de destacar u omitir lo visto (…lo vivido quizás) para sí misma y ofrecerlo como un regalo para los demás.
Y ahora una fotografía actual y guardada adrede para este final que habla de quién es la autora: Lorena Guillén Vaschetti . Nació en Argentina en 1974 y estudió Antropología y Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Ha exhibido en varios países de Latinoamérica, Estados Unidos, y Europa y en museos como el Fotokunst de Odense en Dinamarca, en el Fotofest de Houston,Texas. El Southeast Museum of Photography de Daytona, la AA Gallery de London y reconocida por PDN y Photo España.
Amílcar Barca
Hasta el 1 de septiembre la pueden visitar en la galería Alma. 2242 NW 1 place. Miami, Fl, 33127.
Phone 305 5761150. Recomendaciones… eviten el famoso segundo sábado de cada mes condición indispensable para disfrutar del silencio.