Café Teatro el Yunque
1220 SW 57th Ave,
West Miami, FL 33144-5124 Teléfono: (786) 443-6446
En la historia: dos hermanos gemelos acaban de heredar una gran fortuna que les ha dejado su padre en la Florida. Uno, Esmeraldo (Jorge Ovies), reside en Nueva York, por su condición de afeminado. El otro, Filiberto (Jorge Ovies) fiel como un perrito a su mentor y con dotes de donjuan, vive en Miami. Los dos se van a reencontrar en esta ciudad en casa de su tía, Doña Tula (Marisela Buitrago). La noticia es tan popular que se requiere el contacto con los medios de comunicación. Erasmo (Lucho Acosta) un sexy y atractivo periodista, acude a la residencia en busca de información. Allí, no sólo será el relator de lo sucedido, sino la presa eróticamente perseguida por su narradora, Doña Tula. No podía faltar un abogado, Agioste (Roberto Cruz), para “resolver los papeles” de la herencia. Un jurista que duda de su identidad sexual al principio, y que la resuelve, in situ, a partir de los nervios que le surgen cada vez que siente algo por alguien. Y en el cierre de este heptágono escénico, dos bellezas bajo dos personajes femeninos y contrastados de cualquier comedia mundana: la activa amante del difunto Nenita (Esmeralda Velazquez) que después pasará a ocupar el lugar que le requiere Filiberto, y una “virgen” pura y roja en sus prendas, Mariloli(Almarie Hernández), que competirá con quién se le ponga por delante con su inocencia perversa. A partir de aquí, la comedia esta servida a dos bandas: en el escenario y entre el público… que también es participe.
El sábado pasado, acudí y volví a revivir de la mano de un gran profesional del mundo del teatro y la radiodifusión, Mario Martin (Mi hijo no es lo que parece, otra comedia que se mantuvo cinco años en el Teatro Martí de La Pequeña Habana), el legado humanista y participativo de este género. Sus personajes se integran para provocar al público e interactuar con ellos “Uuuy con esta pluma que llevas, tu debes ser periodista ¿no?. Si sigo aquí, se te va acabar la tinta …mejor que me aleje” me dice Esmeraldo en una improvisación fruto de un gran profesional que sabe cómo inquirir a la platea.
Lo de menos, posiblemente, sea el desarrollo o el conflicto de la historia. Noto quizás que los actos deberían concluir con un poco más de aplomo, para que el público captara el cierre de la escena. Pero esto no niega los resultados de lo gags en el libreto: la carcajada está asegurada. Sin duda, cuando Jorge Ovies entra en escena. La transformación del actor es única y hermosamente subida en lo femenino. “La reina” entra en la platea; y uno nota cuando un actor “domina” por la manera de dirigirse a la audiencia. Cuando los tembleques del abogado indican un enamoramiento, Roberto Cruz saca lo mejor de su embrión. También lo hace Lucho Acosta cuando le echa flores ricamente a su “virgen” sexy, y bellamente espectacular, Almarie Hernández, cuyo principal papel, es la exhibición física como personaje. Y que conste que no es fácil hacerse “la tontita” en escena hasta el final. Acudir a la gran actriz y estrella en telenovelas, la venezolana Marisela Buitrago ( Cuando hay pasión, Gata salvaje…) esperando encender fogosidad cómica a quién acuda en sus brazos, es una decisión inteligente de la producción. Pero quiero destacar entre el elenco, la energía, soltura y ambición de Esmeralda Velázquez en el papel de Nenita. Su presencia y su potente voz contraponen al debilitado play boy Filiberto, que nada tiene que envidiar al fundador de la revista, donde se toma su nombre, Hugh Hefner.
El final -del cual suscribo todo su contenido- lo va a poner una amiga y actriz que me quiero mucho, Mabel Leyva. A la hora de valorar la obra, me dice en un correo lo siguiente. “Se acierta en la producción, con un elenco de lujo…¿Qué tienen en común todo este equipo?: representar sus países, incluyendo acentos y modismos; condición necesaria en el teatro actual de Miami, a parte de refrescarnos estas calurosas noches que padecemos”.
Hay dos bandos que no son gemelos que nos permite sacar el calor de este verano en el Café-Teatro El Yunque: degustar una cena a través del menú y las bebidas que ofrece el restaurante y, mentalmente, contemplando este divertido espectáculo desde una mesa reservada. ER