Hace unos días soñé con el hermano de un conocido en mi adolescencia, pero que más nunca volví a ver. En el sueño Pedro (nombre ficticio) me saludaba efusivamente, con ganas de empezar una conversación, que ahora no recuerdo de que trataba. Pedro murió hace algún tiempo y tampoco fuimos amigos, puesto que él era unos diez años mayor que yo.
El punto aquí, es que a veces soñamos algunas incongruencias, que pudieron ser una realidad, así como también tendemos a idealizar ciertos aspectos que además quisiéramos que no fueran una quimera. En esta serie pictórica también quedan entrelazadas la realidad y la fantasía de la mano del creador colombiano José Vivero.
Las piezas de esta serie son dibujos colmados de trazos diluidos que describen las figuras humanas en ciertos instantes y algunos apuntes personales del artista, que sirven como las reflexiones de la composición y que a menudo son rescates de la memoria y la vida pasada del artista. Sin embargo, lo que aparece en segundo plano son elementos intensamente distantes y a diferencia con el primer plano estas son acciones serenas.
La paleta de colores que utiliza el creador, que son en su mayoría de tonos ocres, todos mezclados y oscilando entre cálidos y fríos, recorren el fondo blanco, dando a la obra una apariencia anochecida. Esta expresión envejecida que el artista muestra en el lienzo robustece en cada pieza el paso del tiempo, como si tratara de contar una historia. Adicional a esto, los elementos de otra década como la capilla o caballos en un campo de batalla, a manera de vestigios de una vida anterior, vienen a reforzar el paso del tiempo en cada pieza surrealista, que es el método utilizado en estas obras.
Estos proyectos, cuya inclinación –como mencionamos– surrealista lúdica, se adueña de ciertos gestos faciales fácilmente detectables y aun cuando las fisonomías no estén del todo acabadas, podemos identificar la gestualidad y los temas que en ellos influye. La energía y el movimiento también se hacen presentes por medio de algunos elementos secundarios, narrando historias diferentes en cada lienzo.
El artista, a través de los pinceles y sus oleos, demuestra expertamente, la figuración y su audacia para compaginar en cada historia, el imaginario de sus pensamientos, en afinidad evocadora con alguna realidad de su memoria, forjando una relación íntima y seductora con el actor principal de la pieza y su entorno. Las escenas realizadas desde el interior: una butaca, un reclinable o una cama, aparecen desde la nada en ambientes exteriores, que podrían ser campos de batalla, praderas, caminos o veredas, sin que exista una limitación para cada proyecto y ofreciendo al público en cada composición una visión única del creador.
Estas poderosas imágenes, aparecen como viajes que revelan mucho sobre la elección de las tonalidades por parte del artista, quien cuida detalladamente los elementos que se acompañarán en cada pieza, así como el formato grande en el que desplaza el pincel. Explicativa y visualmente rica es la apreciación que ofrece el artista en cada una de sus obras.
En este proceso creativo del artista, notamos que el elemento principal o sujeto es solitario, meditativo y estas expresiones definidas, nos hace a nosotros cuestionar algunos pensamientos, como una realidad que éste se niega o una fantasía que desea. También nosotros, muchas veces alucinamos con aquellos deseos tan íntimos, que no somos capaces muchas veces ni de imaginar, para no pecar.
Gloria MiládelaRoca
Contacto con el artista:
José Vivero
+34611576898