LOS PADRES DE LOS NIÑOS MUERTOS
sentados en las piedras,
escuchábamos el silbido
que al principio pensamos
que eran cohetes
de la fiesta del pueblo.
Alguien dijo:
¡Shhhh!
Son almas que se escapan de la tierra.
Almas.
LOS NIÑOS MUERTOS JUGABAN AL JUEGO
de hacer ruidos de animales. Al principio es difícil, pero con el tiempo siempre lo logran. Al principio sólo les salen maullidos. Tiernos maullidos como de gatos recién nacidos que espantan a la gente que los llega a escuchar. Con el tiempo algunos perfeccionan el lamento gatuno y se aburren de ello. Luego ladran, como perros rabiosos, como perros peleando, como perros en brama, como perros siendo asesinados. Es el destino de los niños muertos. Con los años suenan como palomas, como cuervos, como búhos. Pasan la noche entera haciéndole saber a sus padres vivos que están bien, que están contentos en el otro mundo. ¿Por qué no se callan? Porque también piden venganza. Por eso las madres vivas en vela asoman por la ventana y lloran. Ay, mis hijos, dicen. Y el ruido de su lamento recorre las barrancas de la ciudad, flota sobre el agua y se eleva entre las raíces de los árboles. Entonces toca tierra y los vivos se empequeñecen, los gatos hacen voces de niños recién nacidos y los abuelos suspiran. Los muertos, por supuesto, sonríen.
EXTRACTO DE ENTRADA EN WIKIPEDIA
Gatonegro es un pueblo en la región central del país, que también es conocido como Pueblo del Bosque, Valle de la Luz y Camino de Barrancas. Fue fundado, se cree, por antiguos nómadas de los pueblos mexicas, totonacos y de migrantes tlahuicas. Su clima excelente se debe a la distribución geográfica entre valles, montañas y un extenso sistema de barrancas. Actualmente tiene una cantidad inexacta de habitantes, mermada por la continua guerra del señor Muerte en contra de la gente común y de la triste intención del gobierno municipal por detener al crimen organizado. Entre las curiosidades a destacar, Gatonegro es cuna de grandes leyendas de fantasmas y uno de los pocos municipios del país con gatos que hablan.
EL SEÑOR MUERTE SIENTE MELANCOLÍA OTRA VEZ MIENTRAS
aprieta el cuello de la niña viva, la que tiene corazón. Ahora, los latidos de la niña que tiene corazón suenan más débiles. El señor Muerte deja escurrir una lágrima. Se dice a sí mismo que no debe llorar. La niña viva ahora es una niña muerta que lo mira con enojo mientras el cadáver cae hacia el fondo de la barranca. La niña viva tenía un vestido rojo con lentejuelas brillantes que alguien le regaló. Caminaba por las calles del centro, sobre todo por aquella tan llena de piedras y bares con música y alegría. Recorría todo el pueblo vendiendo flores y sonrisas. Los zapatos que usaba estaban tan desgastados que los pies le dolían siempre al llegar a casa. Se los quitaba y se sentaba en su silla favorita para ver a través de la ventana. Hoy también sigue la misma rutina, sólo que lo hace como una niña muerta. Atraviesa la puerta de su casa y entra a su cuarto, se quita los zapatos y luego se asoma por la ventana. Afuera de su casa, en el jardín, están los otros niños muertos. Ella se asusta y les grita: YO NO SOY UN FANTASMA. VÁYANSE DE AQUÍ. Pero los niños muertos entienden su enojo, su confusión. Flotan hasta su ventana y entran al cuarto, la rodean, la abrazan, le limpian sus lágrimas de niña muerta. Luego, todos señalan el camino que siguió el señor Muerte.
ALERTA POLICIAL
Se solicita su ayuda para encontrar a la niña con corazón, tiene 8 años y fue vista por última vez en los alrededores del cementerio. Llevaba un vestido rojo con lentejuelas y una canasta de flores. Es de tez morena, pelo negro con trenzas y un lunar en forma de luna en la mano izquierda.
ACTUALIZACIÓN:
La niña con corazón fue hallada muerta en la orilla de la barranca. El hallazgo fue reportado por vecinos del lugar que vieron a un sujeto vestido de negro huir apresuradamente del lugar.
LA NIÑA MUERTA CON CORAZÓN MIRA A LAS ESTRELLAS
por primera vez con sus ojos muertos. Mira con tristeza toda la luz que se filtra a través de sus pupilas muertas. Es luz viva que le llena el cuerpo de una extraña sensación. Cuando era una niña viva le gustaba subir al techo de su casa para ver el cielo nocturno. A veces, si tenía suerte, veía pasar una estrella fugaz. Alguna vez le dijeron que era indispensable pedir un deseo en ese instante, así que apenas divisaba al meteoro, cerraba sus ojos vivos de niña viva y en su mente imaginaba con toda claridad lo que deseaba para el futuro. Casi siempre se veía a sí misma, tomando el desayuno en una gran casa con jardín, un perro, un gato, un loro, un elefante, un leopardo, un orangután, un dinosaurio, un camello, una jirafa bebé y al menos diecisiete palomas mensajeras para poder enviar correos a su familia y amigos. Con el tiempo, el sueño de la niña viva se transformaba un poco, a veces había menos palomas; a veces faltaba un elefante o un camello; otras el dinosaurio no estaba y en su lugar un tigre de bengala corría juguetón por la casa. Era un lindo sueño que siempre se opacaba al final por los entrometidos niños muertos, que siempre aparecían en la ventana con sus largas caras de niños muertos, tristes y pálidas caras que no sabían cómo sonreír. Por qué los niños muertos aparecían en los deseos y sueños de la niña viva era todo un misterio, que comprendería la noche que el señor Muerte le pusiera las manos en el cuello. El señor Muerte tenía un secreto que la niña viva descubrió aquel día. Cuando la niña viva se convirtió en una niña muerta, no tuvo más remedio que juntarse con sus nuevos amigos muertos y recorrer juntos el pueblo. Aprendió, entonces, que entre sus tareas diarias estaba ir a las casas de ciertos niños vivos y aparecerse en sus sueños o deseos, siempre en la ventana con su pálida y triste cara de niña muerta. Cansada de eso, decidió encontrar la forma de dejar esa rutina. Pensó que debía haber un modo de enfrentar la oscuridad. Necesitaría, para ese truco, al menos cinco gatos y un dinosaurio.
* Ilustrado por Daniele Serra; Colección Resonancias, Fondo de Cultura Económica, 2023.
©All rights reserved Efraím Blanco
Efraím Blanco (Jiutepec, Morelos, 1974). Egresado de la Escuela de Escritores “Ricardo Garibay” del estado de Morelos. Estudió Lengua y Literatura. Fundador y director de la editorial independiente Lengua de Diablo. Ha obtenido el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola, el Premio Bellas Artes de cuento infantil y juvenil Juan de la Cabada y el Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción. En 2023 es uno de los ganadores de la convocatoria para obra inédita “Máquina de futuros”, convocada por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, con el libro La máquina de sueños perfectos.