Es tiempo de que te compadezcas del desasosiego
Tanto creer que se vivió
Cortezas de caracoles agazapadas
Suelas soberbias
en el quirófano de los deudores
La divisa del sol
cae gota por el dedal enjuto
y se colma el cero
de hipotecados amaneceres
Recibo gestos lúgubres de viejos conocidos
Los pulmones, mis pulmones,
se azulan en verano
Perplejidad al cortar camino:
Sombras y reflejos acuchillados como lunas
Qué más ofrecer del corazón
ahora que las manos llenas
y las tuyas con un ramo? Más alto es el aire
que la torre de la cruz
donde el gorrión acampa.
Hoy hubo eclipse y no me enteré
Mis huesos son oscuras esmeraldas
Plunged into the dark furrows
Of the sea again
– James Wright
La vista ojerosa de un paladar
saborea líquenes amargos
(solo el fuego estirando hacia la nada
sus colmilludas fauces).
Al ver una mano frotar la corteza del amor
la piel sueña con paredes lisas
-sus ramas ventilan risa-
Tu silencio apilaba montones de cal en mi lengua.
Y ácidos jugos
fermentaban la savia:
un beso que darnos
cuando no bastaran las palabras.
Domingo 13
Otoño amanece con éste día nublado.
Es un instante en que se tira a dormir la palidez.
La grisura de los confines se aquieta y revela desnuda.
Tomados en préstamo a la luna
retazos de fulgor
aros incandescentes
sortijas de zorros blancos
a tu luz debido el afán de mirarte
al bosque de mi diáfana ceguera
a la voz que prendía fuego a la flor.
Desde abajo, en tierra: nadie lo sabe.
Del bostezo, un ave negra – ola enrollándose – se deshila
– o la noche avisando su llegada.
Chapultepec
Me siento llevado por una corriente de agua que no es.
Llevado por miles de caricias.
–El río, la suavidad en suma de la marea,
al descender el tiempo sobre mis labios,
hilando parodias, antifaces de lagunas–
Flota un ramo de girasoles en la fuente.
Sereno, amarillo, sin pesar
más que una hoja
yo me hundo,
me convierto al amor.
A la fe del ramo.
Todo es confuso como un buque entre la niebla
Alguien que no logro ver
pulsa una guitarra en mis sueños.
Se mece una figura inmensa de naufragio en la boca.
Y nos saluda el tehuén a nosotros dos,
pasajeros del aire.
Tibieza de una leche puesta a enfriar:
se adivina por las nubes
que el cielo tiene espalda
y largas pestañas como ríos.
Tenme aquí, en tus manos, sol.
Guárdame de cerrar los ojos cuando anochezca.
© All rights reserved José María Flores
José María Flores, estudiante de Letras Hispánicas, es artista gráfico, traductor y poeta. Reside actualmente en la ciudad de Guadalajara, estado de Jalisco, México. Obras de su autoría han sido publicadas en medios nacionales e internacionales. Puede ser consultada su publicación más reciente en la revista digital Hipérbole Frontera, año 4, número 32, bajo el título “Ser de esperanza y vida” (p. 7). Para mayores consultas, su correo electrónico es: elhombreconlaguitarraazul@gmail.com