EQ
A
Comienzo a resplandecer en un laberinto lleno de puertas,
de entradas y salidas,
brillos y platas,
cerrojos y bienvenidas.
Comienzo a parecer
a reflejarme en agua, en hielo
en fustes de sombras, en vanos de luz
en cuentas afiladas que arden de lustre, de niebla
albor de tiniebla
nada más.
Comienzo a decir “no” a todo lo que falte de ti,
“no” a la penumbra y a la herida,
“no” a la voluntad de ser polvo
al arco y las larvas, al tálamo,
al fulgor,
al conjuro, al rocío, al temblor.
Comienzo a despertar de todo el ocaso
como la médula de la primera vez:
ciego de sorpresa
caliente de tu aliento,
encima de la pira,
partido, guarecido, abrasado;
escondido entre la plática de tu voz.
Soy distinto, único de saberte
justo, permitido, paseante, visitante,
creyente de día y de tu pensamiento.
B
Aunque tú no estés
yo te hablo como si me escucharas.
Me acerco a tu oído con regalos y palabras;
tú me oyes completo el alfabeto,
cada trino de mi voz es gala de pendientes, loa de joyerías.
Tienes el oro, las suaves piedras.
Junto en mi garganta todo lo bueno,
lo hermoso y lo magnífico que quiero para ti.
Te hablo
como si me escucharas;
aunque tú no estés
yo te hablo
como si me escucharas.
C
Nadie lo sabe.
Vengo a ponerme en tus manos, al sólido embrión;
vengo a sembrarme y bendecirme: en tu carne, en tu sangre,
en la pila de tu cuello.
No lo imaginan.
Vengo a prenderme de ti,
a morder y quedarme.
Vengo a estar entre tus ojos.
Nadie pregunta.
Voy otra vez
a buscarte en tu sexo.
Nada será.
Todo tenemos
ansioso y sin palabras.
Nadie lo piensa
siempre callamos uno sobre el otro,
hacemos un sepulcro menor, extendido, casi tibio, casi nuestro.
Por eso vuelvo,
regreso a meterme en tu retina;
andar en tu calor, crecer en tu humedad.
Contigo me veo y contigo soy
como un cadáver en su tierra,
como un secreto doblado en agua,
como un párpado lleno de aire,
como un milagro tirado al fuego.
D
Pasaré todo el día en el camino de los santos
en cada uno de sus hilos.
Pasaré en mí entre perfumes
en tu boca de puntas abiertas.
Pasaré en tu cabello como un nudo que me tuviera detrás de ti
como si fuera cierto amarrarme del frío y de las horas.
Pasaré del bocado, del ánima y el tesoro.
Es sencillo.
Me estoy haciendo el demonio que riega en tus oídos,
entretenido de hablar de todos los días
jadeante de palabras
momentáneo en el fulgor
que en un momento más lleva la pierna a tempo de agua.
Bienvenido sea
sea tan amable de pasar.
(De Inbox)
© All rights reserved José Luis Gutiérrez Rocha
José Luis Gutiérrez Rocha es poeta, músico y docente. Trabaja como profesor en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Su último poemario es “Inbox” (2015). @rochamarias