UNO]
Hola, Odalys. Gracias anticipadas por tu participación en este intercambio. Iniciemos un diálogo. Eres una poeta exquisita y te desenvuelves muy bien en las aguas tenebrosas de la crítica literaria. ¿Podrías hablarnos ampliamente de tu preparación y experiencia como escritora dentro y fuera de la isla?
Lo primero sería dejar en claro que más que crítica, lo que en verdad soy, es una lectora que se atreve a dejar la impresión que causa cierto autor o su obra. Me enamoré de los libros antes de comenzar a leer, luego fue aumentando esa pasión por la lectura y la escritura, pero fue después de la muerte de mi padre en el año 2000, mientras asistía a una terapia de psicología para superar el duelo, y después de leer algunos textos que escribí en ese período, que la psicóloga me animó a que no dejara de escribir, no solo por el carácter terapéutico que ofrece la escritura sino porque ella reconocía una habilidad para trasmitir emociones y por la manera en que llegaba al grupo y a ella en particular lo que yo escribía, desde entonces no he podido parar, me acompaña el hecho de vivir por y para la poesía, de encarar la escritura como una necesidad espiritual nunca satisfecha, más bien como una condición de vida, como algo ineludible y cotidiano.
DOS]
Desde tu perspectiva en particular, en términos generales ¿cuán fácil es la compra y venta de libros para lectores en Cuba?
En la isla era muy limitado el acceso a libros y autores importantes, es difícil encontrar libros de algunos autores cubanos; ni qué decir de los clásicos de la literatura universal o contemporánea. Por esto fue muy significativo para mí el diplomado sobre historia, teoría y práctica de la creación poética, impartido por Roberto Manzano, Jesús David Curbelo y su esposa Susana. El curso me abrió una puerta hacia un nuevo conocimiento. Debo contar también la experiencia adquirida en las largas conversaciones y ediciones de mis libros con el escritor David Mitrani, más los recuerdos del grupito de poetas que juntábamos las mesas del Copellia del Vedado para recitar poesía, (sobre todo la poesía de José Martí, que pocos conocían). Las lecturas inolvidables, bajo las arboledas en la finca Hemingway, las citas en la Casa de la poesía, y en el Centro Dulce María Loynaz, las tertulias del Cántaro azul donde nos atrevimos a leer nuestros poemas en público. Agrego recuerdos de sitios y personas, del grupito de tres que después de las clases del Diplomado nos desviábamos para visitar el Cementerio Colón, las peñas literarias, los talleres, la interacción con otros poetas. Todo ese tiempo enriqueció y favoreció de algún modo a la poeta que soy; dándome una cultura, y una amplia bibliografía que luego completaría a mi llegada a Miami. Pero, como dije en una entrevista: uno jamás se va de las cosas que ama. Uno siempre regresa, y si se es cubana la isla siempre te acompaña, no te desprendes de ella jamás. Entonces tienes dos visiones de la vida y la realidad, dos universos de reciprocidades llenando tu cabeza, la memoria del pasado y del presente, el diálogo con la realidad opuesta o semejante, sitios, gestos, costumbres que comienzan a integrarse desde una nueva transición, hasta hacerse sustancia propia, resistente. Y la poesía es un modo de vivir que vence sobre la desolación, la precariedad y la angustiante rememoración.
TRES:
Muy buena reflexión que, de alguna forma se conecta a la visión panóptica de cómo las circunstancias y experiencias del diario vivir tocan la sensibilidad de una mente creativa.
Efectivamente, el quehacer poético es un tránsito en la búsqueda de una verdad esencial, de la identidad y del conocimiento de sí mismo en una dimensión absoluta.
Pero también sé que nada de eso serviría de mucho si estuviera en mi país, que, aunque suele dar la impresión de que sí parece importar el arte y la literatura, sabemos que solo se reconoce a unos pocos privilegiados. Todo es limitado y complejo, no importa para nada el talento, ni lo que hagas para sobresalir, el poeta sufre de una inmovilidad impuesta, de una indiferencia. Si es cierto que obtuve algunos premios en concursos y hasta logré publicar un libro de poesía, cada vez se hacía más difícil concursar, y era nula la posibilidad de publicar en las editoriales más importantes, sumando todo esto a muchas otras dificultades y carencias.
Desde la llegada a este país, la tristeza y la nostalgia comenzaron a escribirse, la tristeza, luego la sensación de no pertenecer a ningún lugar, el desarraigo, lo que empezaba a significar estar lejos de todo lo que quieres: hijo, nieto, madre, hermanos, amigos. Tan solo me llevó tres meses escribir el libro Ese mar que me vence, un cuaderno de pérdidas y desgarres, de imposibilidades y abandono. La relación memoria-nostalgia es el asidero de todos los cubanos, los de aquí y los de allá. Para salvarse de la pérdida en nombrar descansa el prodigio. Si uno nombra lo ausente las cosas siguen estando ahí, y la poesía también es un modo de vencer las ausencias.
CUATRO]
De mi parte, mis primeros contactos contigo tuvieron que ver estrictamente con tus trabajos en el género de la poesía. En términos específicos, ¿nos dirías qué peculiaridades a principios de tu trayectoria te motivaron a escribirla? ¿Crees que hay un definido antes y un después en tu forma de acercarte a la actividad de la escritura?
Como he dicho antes, desde pequeña me impresionaron las palabras y los libros, descubrir que la poesía es el sitio donde está la vida. Ella crea lo permanente, reduce el tiempo y el espacio en un absoluto que salva de la muerte, un espacio de libertad anhelada, un sitio de revelación y de reconciliación, un ser que nos ayuda a superar la angustia, y la tristeza. Pero, sobre todo, el disfrute que trae el acto creador en sí, lo que consigue el poeta, el nombrar que “instauran” para que las cosas existan. Entender la poesía como acto de creación, y a la par como un medio de cognición del mundo y del ser, es ya demasiada motivación: crear, conocer, indagar, establecer diálogos, búsquedas, encontrarnos y encontrar a los otros.
Y claro, siempre hay un antes y un después en la manera de acercarse a la escritura. Si me tocara definirlo, el sitio o el lugar, sin duda sería la lectura, la riqueza espiritual, la riqueza de su cosmos poético y las nuevas circunstancias del poeta, lo que van a influir en su madurez y en que logre completarse una obra de plenitud.
CINCO]
En términos generales, creo que tu poesía con discreta asiduidad se manifiesta en un tono conversacional, con imágenes diáfanas y un salto metafórico cuya metamorfosis nunca resulta ser drástica, estéticamente violenta o radical. Como creadora, ¿te sientes cómoda cuando logras mezclar lo divino o espiritual con lo mundano, o es talvez un recurso sistémico que trata de trata de resaltar lo primero sobre lo segundo?
Es sabido que la inspiración llegó a mí, mediante la lectura de la Biblia, y es cierto que esos chispazos de sublimidad que destacan de mi escritura están asentados sin excepción, como diría José Hugo, «en mi índole de religiosa confesa y comprometida espiritualmente», y es lo que, según él, me permite ser orgánica a la hora de interpretar las sensaciones que el portento origina en mi interior, al tiempo que le confiere una sana autosuficiencia al discurso poético. Pero, lo que más le llama la atención es cómo consigo distanciarme del aire beatífico y potencialmente doctrinario que suelen trasudar las obras de quienes, por ser devotos se arrogan, sin más la tarea de servir como mensajeros permanentes del objeto de su devoción…
Me alegra saber que individuos de la talla de don Pepe Fernández compartan la misma opinión que he mantenido por años con respecto a la mayor fuente de inspiración de esta poeta singular. En la segunda parte de la entrevista, ahondaremos más sobre este y otros temas definidores.
FIN PARTE I
© All rights reserved Héctor Manuel Gutiérrez.
Héctor Manuel Gutiérrez,MA, Ph.D., es instructor de español avanzado y literatura hispana. Funge como Lector Oficial de Literatura y Cultura Hispánicas en el programa de evaluación superior Advanced Placement, College Board/ETS. Colaborador mensual de la revista musical «Latin Beat», Gardena, California. Miembro/fundador de la revista literaria «La huella azul», FIU, Miami, Florida. Editor de contribuciones, «Revista Poetas y Escritores Miami», Miami, Florida. Colaborador «Revista Suburbano», Miami, Florida. Colaborador/ columnista, «Nagari Magazine», Miami, Florida. Colaborador «Linden Lane Magazine», Fort Worth, Texas, Colaborador, «Insularis Magazine», Miami, Florida. Es autor de los libros: Cuarentenas, Cuarentenas: Segunda Edición, Cuando el viento es amigo, Dossier Homenaje a Lilliam Moro, De autoría: ensayos al reverso. Les da los toques finales a Encuentros a la carta: entrevistas en ciernes, a publicarse en 2025, La utopía interior: estudio analítico de la ensayística de Ernesto Sábato, a publicarse en 2026, y la novela El arrobo de la sospecha, a publicarse en 2026.